El 11-S
norteamericano dej� en evidencia un mayor trasfondo ideol�gico que
religioso del ataque musulm�n, no s�lo en los festejos de las izquierdas
sino en su l�gica. Si se trataba de un problema moral se habr�a golpeado
a Hollywood o alg�n s�mbolo religioso. Pero se atac� el s�mbolo
financiero, el icono del capitalismo.
Del mismo modo que
el ataque a la Bastilla en 1789, el �pueblo hambriento� no atac� el
mercado y se llev� los alimentos. Atac� una c�rcel casi vac�a que
albergaba apenas a 7 prisioneros, pero que simbolizaba el poder del rey.
All� se hospedaba a personas de categor�a especial. Hasta pocos d�as
antes resid�a el Marqu�s de Sade, conocido por sus crueles perversiones
y ese d�a se encontraba el Conde de Solages a petici�n de su familia por
la inmoralidad de su vida, junto a 4 falsificadores y dos locos.
Las protestas de
los estudiantes chilenos, bajo el lema de mejorar la calidad de la
educaci�n, se dirigen a cambiar el sistema econ�mico y pol�tico de
Chile. Sus consignas llaman a acabar con �el lucro� y a derribar el
gobierno del centroderechista Sebasti�n Pi�era.
�Prep�rese para lo que viene�
La se�ora Miguelina
B. tiene 89 a�os pero no los aparenta. Luce fuerte aunque las arrugas y
su cabello blanco - que contrasta con una piel oscura tostada por el sol
- evidencian el paso de los a�os. Gana su vida vendiendo masas fritas
para los comerciantes de una zona popular del Gran Santiago. Sostiene a
tres nietas, herencia de su hija, abandonada por su conviviente. Le ha
tocado luchar duro por cada moneda que lleva d�a tras d�a a su hogar.
�Regresaba a mi casa�,
cuenta, �cuando unos universitarios que ven�an gritando en el bus se
pararon a mi lado. Les dije ��por qu� no se van a estudiar, mejor?�.
Los gestos de la anciana se tensan y endurecen con el recuerdo.
�Ellos se burlaron de mi, y me dijeron que mejor me quedara callada.
Sent� miedo, porque no respetaban nada. Uno de ellos, me dijo bien
amenazador: �mira vieja, mejor que vayas juntando tus cositas porque lo
que nosotros queremos es que este gobierno de m� caiga, �ok?�. La
mujer calla, respira y recuerda toda una vida de esfuerzos para sacar a
su familia adelante, con dos nietas en la universidad y una en un
colegio secundario.
Pero ella,
protesta, no cuenta en las estad�sticas de la prensa, como ninguno de
los peque�os comerciantes que piden protecci�n a los saqueos y actos
vand�licos de las manifestaciones.
No poco antes, un
violentista agred�a a la fuerza policial gritando en el que se
convertir�a luego en un video viral: "A este gobierno le quedan 2
a�os y luego �a Uds. les vamos a juzgar!"
La misma aprensi�n
se percibe en todos los sectores y condiciones de la poblaci�n. Hay
descontento, temor y un aburguesado temor a disentir p�blicamente con
las protestas. Pero en privado, en confianza, repudian y lamentan la
conducta �blanda� de un gobierno elegido por la mayor�a ciudadana.
Los neo-marchistas chilenos
Los cabecillas
nacieron e ingresaron al colegio bajo el primer gobierno de izquierda,
hace 20 a�os. Tras el gobierno democristiano de Patricio Aylwin,
comenzaron su educaci�n primaria bajo el mandato del centroizquierdista
Eduardo Frei. La corrupci�n de su administraci�n llev� al poder al
socialista Ricardo Lagos y continuaron su educaci�n secundaria. La
tambi�n socialista Michelle Bachellet les vio terminar sus estudios e
ingresar a la universidad. S�lo conocieron gobiernos de izquierda e
ignoran la historia anterior excepto la narrada por el sistema
ideol�gico impuesto por las administraciones de la Concertaci�n.
Para entonces la
ciudadan�a dio un vuelco electoral con la promesa de Pi�era de acabar
con la corrupci�n y el robo de los recursos p�blicos, y poner t�rmino a
la inoperancia de las administraciones previas con sus promesas
electorales incumplidas.
La izquierda jur�
recuperar el poder y no permitirle gobernar ni cumplir su programa de
gobierno.
Camila Vallejos y su verdad
Nieta
de militantes del terrorista Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR), hija de comunistas y militante activa de las Juventudes
Comunistas de Chile y tutelada por el dirigente comunista que preside el
Colegio de Profesores, Camila Vallejos es un producto de marketing
adolescente. Atractiva respecto al promedio nacional, de estilo simple,
habla con la dureza e implacabilidad de un Lenin y la estrategia de la
revoluci�n permanente de Trotsky.
La l�der del
movimiento estudiantil no estudia. Nada pierde con la prolongaci�n de la
suspensi�n de clases. Es fr�a e inquebrantable como el acero, dispuesta
a llevar a las �ltimas consecuencias y costos su rebeli�n, desprecia e
ignora a las autoridades, negando cualquier principio de acuerdo no por
impericia pol�tica sino por convicci�n ideol�gica.
Quienquiera que
conozca un m�nimo de historia del siglo XX ha visto funcionar antes su
particular metodolog�a y forma de acci�n. Los manuales de formaci�n para
dirigentes comunistas prescriben - ya desde principios del siglo pasado
- las formas y discursos que deben seguir sus agitadores.
A modo de ejemplo y
para constatar la poca originalidad de Vallejos y de cualquier agitador
del mundo moderno, se pueden reconocer b�sicamente sus dogmas de
manipulaci�n:
1)
Procurar �causas� sociales
unidireccionales, es decir, que fuercen a la opini�n p�blica a dar su
apoyo, so pena de aparecer injustos y criminales si se oponen. Tales
causas deben ser �reales�, de modo tal que el comunismo pueda apropiarse
de la bandera y sumar en su favor a toda la opini�n p�blica, que apoya
la idea pero no necesariamente al socialismo. De este modo figurar�n
mucho m�s poderosos y populares de lo que en realidad y concretamente
son.
2)
�Negacionismo� como
principio de negociaci�n. Jam�s se aceptar� ninguna oferta del gobierno
en tanto no sea en los t�rminos y condiciones comunistas. El socialismo
aspira a gobernar y dominar, por lo tanto, siempre debe imponer
demandas. En tanto el gobierno no se someta a los dict�menes de los
revolucionarios, deber� ser acusado de �obstaculizar� los acuerdos y
ser�, por consiguiente, responsable de los desmanes y castigos (paros,
revueltas, marchas, delincuencia, etc.) con que el �pueblo indignado�
manifiesta su rechazo a la �poca colaboraci�n� de la autoridad para
�solucionar los problemas�.
3)
La �revoluci�n constante�
es un principio de acci�n fundamentalista por el cual siempre deben
mantenerse fuegos encendidos en la vida nacional. Si una �causa de
lucha� comienza a debilitarse deben mantenerse otras a mano para volver
a los desmanes y protestas hasta alcanzar el poder absoluto. Por cierto,
ning�n gobierno socialista ya en el poder permite protestas,
disidencias, marchas o contradicciones. La metodolog�a de las protestas
es v�lida como medio para dominar una naci�n, y no una vez conseguido
ese objetivo. Los que las apliquen despu�s ser�n considerados algo as�
como burgueses saboteadores del gobierno del pueblo.
4)
Las consecuencias
desagradables �siempre� ser�n de otros: el gobierno, la polic�a,
infiltrados, etc. El socialismo debe mantener su imagen idealizada y
libre de acusaciones en su contra. Si fuese probada su autor�a, siempre
se ha de culpar a la autoridad por forzar esas medidas, que se
justifican por un estado constante de lucha contra las injusticias de
los �malvados�, encarnadas en la autoridad que hay que derribar.
5)
Las demandas deben ser
absolutas y perentorias. No se puede permitir alg�n tipo de acuerdo y
por lo tanto han de ser lo suficientemente ambiguas como para que sea
posible negar siempre las medidas de la autoridad. Y al ser perentorias,
se justifican las medidas extremas por ser urgentes. De este modo
aparecen comprometidos con soluciones inmediatas a problemas que hacen -
literalmente - arder la vida nacional. La ambig�edad permite, por lo
dem�s, sumar otras fuerzas y movimientos que adhieren sin comprender
bien las intenciones socialistas que les manipulan.
La doctrina de las etiquetas
Las protestas
estudiantiles en Chile se inspiran seg�n las propias declaraciones de su
dirigente en Salvador Allende. El ex presidente que llev� a la ruina a
su pa�s, proponiendo hacer de Chile una nueva Cuba, que import�
terroristas para controlar la naci�n, que someti� al pa�s al hambre,
censura y la represi�n violentista armada, quien se declar� hermano
menor de la Uni�n Sovi�tica, que ascendi� al poder mintiendo y firmando
garant�as constitucionales de las que se burl� por la ingenuidad de los
centristas apenas un par de d�as despu�s de poseer el poder: �l es su
modelo e ideal.
Sus declaraciones,
hechas a Prensa Chile, no podr�an ser m�s expl�citas: �Allende
representa el sentir de lo que hoy estamos exigiendo�.
Sin embargo, como
fiel militante comunista, maneja la ��doctrina de las etiquetas�. Tal
principio, oculto a la poblaci�n, dicta manipular a la opini�n p�blica a
trav�s de t�rminos imprecisos y aceptables que permiten doble
interpretaci�n: una conocida por todos y de consenso general, y una
segunda que en la ideolog�a marxista tiene otra significaci�n, como un
c�digo com�n que justifica sus acciones.
As�, �democracia�,
�libertad�, �pueblo� o �trabajadores� mantienen dos significados, uno
social y otro marxista. De esta manera, �democracia� viene a ser un
gobierno socialista, �libertad� es la exigencia de no represi�n a sus
actividades subversivas, o �pueblo� y �trabajadores� son los activistas
socialistas.
En las protestas
estudiantiles �calidad de educaci�n� no significa m�s horas de estudios,
con profesores que eleven los niveles a est�ndares de los pa�ses
desarrollados o un despertar el inter�s por el conocimiento, esfuerzo
por superarse y crecimiento de la cultura nacional.
Prueba de esto es
el fraudulento �Plebiscito por la educaci�n�, acto artesanal e irregular
donde el p�blico se ve contrastado a preguntas absurdas por su l�gica.
Si a usted le preguntan ��Est� de acuerdo con que mejore la calidad de
la educaci�n?� o ��Deben quedar los pobres fuera de la educaci�n porque
no pueden pagar sus estudios?�, evidentemente sus respuestas pasar�n a
engrosar una mentirosa aprobaci�n al movimiento violentista, pues nadie
se opondr�a a tan razonables postulados. Nadie estar�a de acuerdo, como
usted, en que se abuse de los intereses de los cr�ditos. �Nadie - una
vez m�s - negar�a lo mejor para todos! Pero no implica que se apoye a la
izquierda ni el fin �ltimo de las protestas. Hoy se manipula a trav�s de
medias verdades o mentiras completas.
Pero lo que se
evade es analizar los progresos de las �ltimas d�cadas en resultados
acad�micos, de incorporaci�n de los sectores de menores recursos a la
educaci�n superior (aspiraci�n de ascenso social que discrimina a los
que no tienen t�tulos universitarios), de oportunidades de estudio en el
sector privado, proporcionalmente muy superiores y m�s accesibles que
las del sector p�blico, o las formas de financiaci�n de un sistema en el
que ning�n estudiante pagar� porque pagar� toda la poblaci�n con
aumentos de impuestos.
Las etiquetas
impedir�n la reacci�n de la poblaci�n no alertada a la manipulaci�n de
que son v�ctimas por parte de los socialistas que anhelan regresar al
poder que retuvieron 20 a�os ininterrumpidos.
Como suele ocurrir
en los procesos de agitaci�n subversiva, los tontos �tiles y personas
ignorantes de buen coraz�n, prestar�n apoyo vital a las maniobras de
control del poder. Y otras, no informadas, adherir�n con entusiasmo a
las protestas. Agitaciones que, por cierto, tambi�n presentar�n dos
caras: una violenta e incendiaria, de mano de los �duros�, y otra amable
y sonriente, hecha de carnavales coloridos y gestos l�dicos y simb�licos
con escenarios familiares para contar con asistencia masiva televisada y
reproducida ad nauseam por la prensa nacional e internacional y a
trav�s de redes sociales.
Como en el viejo
truco policial de polic�as buenos y malos, dos caras de las protestas
llevar�n a presionar a la poblaci�n a negociar con los moderados,
descartando tanto a los activistas �duros� como al gobierno que �no
tiene voluntad de negociar�.
Vandalismo y represi�n
�El gobierno es
d�bil�, se grita a coro en todos los sectores. Sin embargo, se condena
al mismo tiempo la acci�n de prevenci�n de saqueos, vandalismo y
destrucci�n de la propiedad p�blica y privada, donde los grandes
damnificados son los peque�os comerciantes y la ciudadan�a promedio. Por
supuesto, tambi�n lo son todos los ciudadanos afectados en su seguridad,
derecho a la paz p�blica y da�os en sus propiedades. O los bienes
p�blicos arrasados al paso de las hordas violentistas.
Lo curioso y no
dicho es que tales v�ndalos que marchan, toman colegios destroz�ndolos
hasta lo inimaginable, robando o destruyendo de paso recursos para sus
estudios (laboratorios, equipos tecnol�gicos, libros, etc.) y les
convierten en centros resguardados de libertinaje, quienes fuerzan a
huelgas con da�os a la poblaci�n general, ninguno de ellos haya sido
condenado.
No es que no se
hayan detenido a violentistas y se les haya puesto a disposici�n de la
justicia, incluyendo a quienes agredieron salvajemente a la fuerza
policial, incendiaron o destruyeron propiedades, incluyendo un centenar
y medio de veh�culos de la polic�a. Ellos fueron ingresados pero
salieron tan r�pido como organizaron previamente sus delitos. A la
polic�a le resulta muy complejo aportar todas las pruebas requeridas
para cada delincuente en medio de actos masivos de vandalismo y
delincuencia.
La verdad de Chile
es que hay m�s de 600 polic�as heridos, muchos de gravedad. El pa�s ha
visto, impotente, c�mo un estudiante romp�a su dura patineta de skate
contra la cabeza y cuerpo de un polic�a. Y s�lo dos delincuentes han
sido detenidos: uno por lanzar una bomba contra un polic�a y el segundo
por las graves lesiones ocasionadas contra otro efectivo, y que sali�
libre apenas una semana despu�s. Pero la prensa curiosamente se
concentr� en la muerte de un joven en dudosas circunstancias.
Chile presume de
ser �la Inglaterra de Am�rica�. Sin embargo, lo anglosajones pusieron
casi un millar y medio de detenidos a disposici�n de la justicia en
protestas mucho menores y menos extendidas en el tiempo que las
chilenas. Los tribunales funcionaron con horas extraordinarias, llamando
a jueces retirados a reforzar las funciones judiciales. Un centenar y
medio de violentistas fueron condenados, casi un millar fue condenado a
trabajos comunitarios, adem�s de habilitar planes extraordinarios de
rehabilitaci�n. All� gobierno, justicia y oposici�n se aunaron en la
decisi�n de garantizar los derechos ciudadanos al bien com�n y la
condena a la delincuencia.
La polic�a en Chile
goza de prestigio por su seriedad y esp�ritu de servicio. Sin embargo,
la tensi�n y malestar no sufre mucho maltrato m�s. Ellos y sus familias
viven con temor cuando deben salir a las calles a recibir golpes y a
detener a quienes saldr�n libres sin remedio. O temen ser procesados -
ellos s� - y castigados por denuncias de delincuentes sobre malos tratos
en medio de las jornadas de violencia y destrucci�n.
La otra cara de
Chile, la que no se cuenta, la que no lleva el rostro y discurso
rob�tico de la dirigente comunista, producto del marketing socialista,
es la que est� indignada con la impunidad para cometer delitos, con la
complicidad de los jueces y de quienes crean opini�n p�blica, como la
prensa y dirigentes sociales ideologizados.
Se llega al absurdo
de un pa�s manipulado, idiotizado por el canto de tambores de protesta y
de guerra, con una prensa que no muestra su independencia a las
presiones manipuladoras de la izquierda, instituciones religiosas que
justifican los desmanes y, para mayor tragedia, con un gobierno que se
revela inepto para controlar la situaci�n y con instituciones que operan
a favor de los delincuentes respaldadas por sectores pol�ticos que
alientan el vandalismo con oscuras maniobras para alcanzar el poder. Y
como si eso no fuese poco, quienes deber�an hacer respetar el orden
p�blico y proteger a la poblaci�n, se ven debilitados por las
instituciones y justicia, ofreciendo su carne para ser maltratada por
malhechores y su honra destruida por la prensa y actores sociales,
dejando impotente y expuesta a la poblaci�n honesta que en verdad desea
estudiar, o bien trabajar y legar a sus hijos una vida mejor y de
calidad.