Los
�rboles no dejan ver el bosque. Mil �rboles en llamas no son mil casos aislados,
sino el enorme incendio de un gran bosque. Un bosque mundial.
Las
protestas globalizadas no son episodios aislados sino el s�ntoma de una
revoluci�n mayor. Un movimiento prenunciado desde las bases mismas de sus
promotores.
Los
Indignados, �salvavidas de la revoluci�n?
Declarado
- sin aviso - el fin de la guerra fr�a, se impuso el discurso del supuesto fin
del comunismo y el triunfo del liberalismo econ�mico. Con esta idea se
levantaron nuevos ej�rcitos en reemplazo del Ej�rcito Rojo uniformado. Se
compuso de intelectuales, periodistas, opin�logos, artistas y movimientos
culturales. Todo lo que pudiese influir en la poblaci�n y crear opini�n p�blica,
se puso al servicio de la �revoluci�n inconclusa�.
Bajo esta
nueva forma de guerra, se impuso un discurso global anticapitalista, que
reconoc�a la superioridad t�cnica del capitalismo en producir bienestar pero que
�precisa� la �correcci�n� del socialismo. Como si la autoridad t�cnica estuviese
en el liberalismo econ�mico y la autoridad moral estuviese en el socialismo.
Pero las
cosas son m�s complejas que el discurso del pensamiento �nico que impuso la
izquierda, contra el cual no se puede marchar, declarar ni protestar.
Sin
explicaciones
Hacia
fines de los a�os �80 el comunismo no pudo ocultar m�s lo que a ojos de
Occidente era su colosal fracaso. Para la mirada de los socialistas, el estado
en que se encontraban los pueblos sometidos, no era m�s que el cumplimiento
sistem�tico de su programa revolucionario. Entonces optaron por desmantelarlo
todo, cambiando las formas y conservando el fondo.
En
algunos pa�ses el cambio fue s�lo cosm�tico. Un nuevo nombre para el partido,
para la dictadura o algunas reformas que tranquilizaran a los periodistas
occidentales. Asia Central, �frica, Asia o Am�rica Latina conservaron los mismos
personajes o familias en el poder, los mismos reg�menes y m�todos.
El
mesianismo socialista no estaba para dar explicaciones. �Podr�an defender los
derechos de los trabajadores cuando se hac�a cada vez m�s insostenible el brutal
aparataje de represi�n a huelgas por las inhumanas condiciones laborales bajo el
socialismo que llegan a verdadera esclavitud? �Pod�a el socialismo dar
explicaciones por las hambrunas inauditas a las que someti� a extensas zonas de
la tierra, una hambruna intencional y consentida, s�lo para someter a quienes se
rebelaban a su dictadura? Hambrunas que dieron - y aun dan - muerte a m�s de 50
millones de personas en pa�ses como Angola, Camboya, China, Corea del Norte,
Etiopia, Kazajst�n, Moldavia, Mozambique, Rusia, T�bet o el holomodor
(hambruna) de Ucrania? �C�mo dar explicaciones de un sistema que controlaba
a la poblaci�n mintiendo sistem�ticamente y manipulaba al pueblo fabricando una
realidad donde ellos eran felices y afortunados y en el exterior, en el mundo
libre, se viv�a en condiciones inhumanas?
�Podr�a
dar explicaciones el socialismo por los maltratos sistem�ticos a la mujer,
reduci�ndola a condici�n de unidad productiva, asesinando a sus hijos o
viol�ndolas masivamente como se hizo contra dos millones de mujeres alemanas
despu�s de la Segunda Guerra Mundial o se ha hecho y se practica en los sistema
socialistas africanos?
�Podr�a,
en fin, dar explicaciones por las inhumanas condiciones reales de salud,
vivienda, transporte o educaci�n? Ca�dos los muros el mundo conoci� la realidad
de sus hospitales y sistemas m�dicos, de la calidad de su educaci�n comparada
con la del mundo libre, la calidad de sus viviendas y hacinamiento, la verdad de
sus condiciones laborales y el desastre de los productos hechos bajo el
socialismo.
�Podr�a
dar explicaciones a una vida sometida a reg�menes militares policialescos,
represivos hasta dirigir las conciencias y reprimir con presidio o exilio a
quienes no se sometiesen a sus dict�menes? �C�mo podr�a dar explicaciones por
sistemas tan dictatoriales que la libertad de expresi�n e informaci�n eran
inexistentes, se persegu�a, reprim�a e infamaba a la disidencia y donde los
medios de comunicaci�n eran controlados por el Estado socialista?
El
socialismo no dio explicaciones. El socialismo no sinti� verg�enza. El
socialismo s�lo tom� aire y arremeti� contra quien le pudiese criticar. Apenas
cambi� el discurso para volverse dictatorial en su modelo �nico de ver la
realidad.
Socialismo recargado
Pero el
plan de llevar el socialismo hasta sus �ltimas consecuencias no hab�a concluido.
El fin �ltimo es la autogesti�n, meta consagrada incluso en la Constituci�n
sovi�tica. Una autogesti�n que lleva al socialismo hasta sus formas m�s
radicales: anarquismo, tribalismo, etc.
�C�mo
llevar los planes de la revoluci�n sin tener que dar explicaciones? �C�mo
enfrentar a un proletariado que ahora, sin fronteras ni control de la
informaci�n, abr�a los ojos a una realidad donde la libertad y el progreso s�
eran posibles?
Por un
lado, el descaro. Se re-elabor� el discurso revolucionario demonizando una vez
m�s al enemigo, moviendo a la indignaci�n a la poblaci�n por situaciones que
ellos llevaron a cabo a l�mites masivos y criminales y que jam�s pudieron
resolver, porque no est� en su programa el bienestar sino el genocidio en nombre
de la revoluci�n. Se demoniz� el consumo, la tecnolog�a, el progreso, la cultura
del mundo libre y sus sistemas ideol�gicos y religiosos. Los intelectuales y
creadores de informaci�n prepararon toneladas de material de guerra, cantando,
escribiendo y declarando sobre esa bestia apocal�ptica que es el liberalismo,
capitalismo y consumismo. Denunciaron lo que quisieron ver. Sin dar
explicaciones, sin cuestionar la p�gina m�s negra de la historia de la
humanidad. Sin criticar la vida, mentalidad, cultura y sistema de grandes
extensiones del planeta que a�n hoy sufren los designios de la doctrina m�s
perversa conocida por el hombre.
Y as�,
rasgan vestiduras por �frica pero no anuncian la causa roja que la provoca.
Protestan por condiciones laborales ciertamente mejorables, pero no se
escandalizan por el trabajo esclavo de las naciones socialistas y sus
condiciones de vida. Un descaro que nadie les cuestiona. Ellos tienen la
�autoridad moral� si es posible aplicar ese t�rmino a personas sin �tica ni
moral.
Por otro,
el �proletariado�, los �oprimidos y marginados�, ya no se sumaban a la
revoluci�n constante. Masivamente fueron aspirando a mejores condiciones de vida
basados en una cultura del trabajo y nuevas aspiraciones.
El
socialismo demoniz� tambi�n ese leg�timo sentido del esfuerzo, acus�ndole de
nuevo �opio del pueblo� que adormece las conciencias e impide que se levanten en
rebeli�n para imponer el socialismo en sus pa�ses.
Indignaos
�C�mo
revivir un muerto colosal que no tiene esperanzas de vida en tanto vea la luz
del sol?
Simplemente elaborando un nuevo discurso, un plan novedoso para el socialismo.
Ese nuevo discurso toma causas nuevas que no recuerden su pasado de miseria,
esclavitud y verg�enza.
�Y qu�
puede ser m�s aceptable que lo innegable? Un sistema basado en libertades
permite, por definici�n, que tengan lugar los vicios humanos como la codicia, la
injusticia y mil puntos m�s. Es muy f�cil, por tanto, encontrar motivos
innegables para indignarse. Y a eso se asuma la corrupci�n globalizada de
reg�menes socialo-populistas y las herencias de estos a gobiernos enemigos del
socialismo.
La
revoluci�n no carece de inteligencia, astucia ni intelectualidad. Los nuevos
discursos revolucionarios se basan en un lema que nadie, ni el enemigo, pueda
negar abiertamente. La revoluci�n se hace as�, por primera vez, incontestable.
Incontestable porque nadie cuestiona sus cr�menes e incuestionable porque lo que
levantan como bandera de lucha es lugar com�n de todos y les indigna.
La
corrupci�n de un gobierno, �Qui�n la defender�a? �Qui�n no se indignar�a si
aparece m�s y m�s informaci�n met�dicamente esparcida a la poblaci�n a trav�s de
redes sociales, medios de comunicaci�n y formadores de opini�n? Los abusos
financieros, los costos de la educaci�n privada, la cuesti�n de la vivienda, la
inseguridad ciudadana, las mafias organizadas o la corrupci�n gubernamental son
causas incuestionables. Incluso, c�mo negarlo, las rebeliones contra reg�menes
totalitarios en pa�ses �rabes o bajo el socialismo, como la misma China.
Globalizaci�n de la revoluci�n
El mundo
arde y se expande la indignaci�n global. Las manifestaciones multitudinarias,
organizadas y sincronizadas por las redes sociales, contagian pa�ses y suman
solidaridades fuera de las fronteras.
El mundo
arde y el socialismo, con su revoluci�n reescrita, domina el globo con un
control, poder y despotismo que s�lo alcanz� en la d�cada de los a�os �30 bajo
Stalin y su influencia mundial.
Hoy no
son los proletarios oprimidos quienes componen sus filas. Son j�venes
hiperconectados que sienten que pueden �cambiar el mundo� y �hacer historia�.
Luchan contra causas concretas, llevados de las narices por los revolucionarios
profesionales que, al modo del Flautista de Hamelin, saben tocar con maestr�a la
m�sica que les hace salir de sus madrigueras y marchar por los campos y
ciudades hipnotizados por el fanatismo de las �peque�as causas�.
El
socialismo al descubierto
La
ideolog�a de los �indignados� del mundo, no debe buscarse en el discurso del
activista de a pie, que frente a la c�mara omnipresente de la prensa repite las
consignas del Flautista rojo.
El grito
de rebeli�n dejo de ser �Proletarios del mundo, �un�os!�. Hoy la
revoluci�n proclama a dos voces: �Indignados del mundo, �un�os!� y
�Maltratados del mundo, �un�os!�.
El �nuevo
proletariado� se compone de todos los marginados del sistema: inmigrantes,
homosexuales, deudores, estudiantes, jubilados, prisioneros, y quien quiera sea
marginado, todos en un mismo saco y para la misma utilidad. Indignar es la
consigna.
Como las
checas revolucionarias, forman turbas movilizadas y dirigidas por agitadores
profesionales y organizados. Lo �nico que cambia hoy es que ante el descaro
deben aparentar moderaci�n en la cabeza y mantener la agitaci�n en la cola.
Para que
la jugada sea perfecta, se hace preciso diferenciar en prensa a los violentistas
(�no somos nosotros�) y los moderados (�somos nosotros�). As� se descargan de
responsabilidad manteniendo su legitimidad, muy pol�ticamente correcta con un
discurso radical en las peticiones.
El mismo
discurso antipolicial y antimilitarista de los a�os �20 lo vemos reeditado un
siglo despu�s. Esta antigua t�cnica puede reconocerse en las movilizaciones
masivas donde el acento se pondr� en la actuaci�n policial antivand�lica y se
levantar�n rumores sobre el fantasma de una �intervenci�n militar�. Son los
mismos mitos con las mismas funciones d�cadas despu�s de inventadas. Y como
entonces, la prensa y los pol�ticos siguieron, siguen y seguir�n el juego de
manipulaci�n.
Otro
elemento que no ha cambiado es el discurso marxista de los Indignados, la
revoluci�n recargada. Para el marxismo cl�sico, la delincuencia es un producto
del sistema capitalista, hoy rebautizado como �neoliberalismo�. Para el
socialismo la sociedad de consumo margina a muchos y la delincuencia es un
producto del �sistema burgu�s�. Por eso sus simpat�as van con los delincuentes y
presionan con teor�as para exculparles y liberarles tanto como se pueda. En
cambio, los �criminales� son los �enemigos del pueblo�, esto es, empresarios,
intelectuales, religiosos, uniformados y quienquiera preste alguna oposici�n a
los fines de la revoluci�n.
Finalmente, visto el panorama desde la visi�n revolucionaria, s�lo queda
observar el grado de involuci�n de las propuestas: estatizaci�n, confiscaci�n,
lucha de clases o, como en los pa�ses �rabes, un giro hacia el fundamentalismo
musulm�n, refrito de marxismo e Islam al modo de la �teolog�a de la liberaci�n�
entre los cat�licos.
Indignaci�n e indignados
No es de
extra�ar que la preparaci�n remota de los indignados fuese a trav�s de pel�culas
y esc�ndalos de prensa, met�dicamente espaciados y popularizados luego por la
hiperconectividad de las redes sociales.
Ni es de
extra�ar que los intelectuales y formadores de opini�n se fascinen con los
indignados, les promuevan y llamen a sumarse a los movimientos de rebeli�n
global. Ni extra�a tampoco que la indignaci�n se dirija contra todos y todo lo
que se oponga a sus planes revolucionarios.
Lo que s�
es de extra�ar es que no se vea y no se quiera ver el triunfo global del
comunismo. Un �xito inaudito, masivo y con capacidades inconcebibles de hacer
met�stasis por todo el planeta, bajo cualquier excusa pero siempre bajo el mismo
designio rojo.