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GENERAL | por Alerta 360 Internacional

 

El flautista indignado
�ltima modificaci�n: 15 de agosto de 2011 | Descargar en formato PDF

 

Los �rboles no dejan ver el bosque. Mil �rboles en llamas no son mil casos aislados, sino el enorme incendio de un gran bosque. Un bosque mundial.

 

Las protestas globalizadas no son episodios aislados sino el s�ntoma de una revoluci�n mayor. Un movimiento prenunciado desde las bases mismas de sus promotores.

 

Los Indignados, �salvavidas de la revoluci�n?

 

Declarado - sin aviso - el fin de la guerra fr�a, se impuso el discurso del supuesto fin del comunismo y el triunfo del liberalismo econ�mico. Con esta idea se levantaron nuevos ej�rcitos en reemplazo del Ej�rcito Rojo uniformado.  Se compuso de intelectuales, periodistas, opin�logos, artistas y movimientos culturales. Todo lo que pudiese influir en la poblaci�n y crear opini�n p�blica, se puso al servicio de la �revoluci�n inconclusa�.

 

Bajo esta nueva forma de guerra, se impuso un discurso global anticapitalista, que reconoc�a la superioridad t�cnica del capitalismo en producir bienestar pero que �precisa� la �correcci�n� del socialismo. Como si la autoridad t�cnica estuviese en el liberalismo econ�mico y la autoridad moral estuviese en el socialismo.

 

Pero las cosas son m�s complejas que el discurso del pensamiento �nico que impuso la izquierda, contra el cual no se puede marchar, declarar ni protestar.

 

Sin explicaciones

 

Hacia fines de los a�os �80 el comunismo no pudo ocultar m�s lo que a ojos de Occidente era su colosal fracaso. Para la mirada de los socialistas, el estado en que se encontraban los pueblos sometidos, no era m�s que el cumplimiento sistem�tico de su programa revolucionario. Entonces optaron por desmantelarlo todo, cambiando las formas y conservando el fondo.

 

En algunos pa�ses el cambio fue s�lo cosm�tico. Un nuevo nombre para el partido, para la dictadura o algunas reformas que tranquilizaran a los periodistas occidentales. Asia Central, �frica, Asia o Am�rica Latina conservaron los mismos personajes o familias en el poder, los mismos reg�menes y m�todos. 

 

El mesianismo socialista no estaba para dar explicaciones. �Podr�an defender los derechos de los trabajadores cuando se hac�a cada vez m�s insostenible el brutal aparataje de represi�n a huelgas por las inhumanas condiciones laborales bajo el socialismo que llegan a verdadera esclavitud? �Pod�a el socialismo dar explicaciones por las hambrunas inauditas a las que someti� a extensas zonas de la tierra, una hambruna intencional y consentida, s�lo para someter a quienes se rebelaban a su dictadura? Hambrunas que dieron - y aun dan - muerte a m�s de 50 millones de personas en pa�ses como Angola, Camboya, China, Corea del Norte, Etiopia, Kazajst�n, Moldavia, Mozambique, Rusia, T�bet o el holomodor (hambruna) de Ucrania? �C�mo dar explicaciones de un sistema que controlaba a la poblaci�n mintiendo sistem�ticamente y manipulaba al pueblo fabricando una realidad donde ellos eran felices y afortunados y en el exterior, en el mundo libre, se viv�a en condiciones inhumanas?

 

�Podr�a dar explicaciones el socialismo por los maltratos sistem�ticos a la mujer, reduci�ndola a condici�n de unidad productiva, asesinando a sus hijos o viol�ndolas masivamente como se hizo contra dos millones de mujeres alemanas despu�s de la Segunda Guerra Mundial o se ha hecho y se practica en los sistema socialistas africanos?

 

�Podr�a, en fin, dar explicaciones por las inhumanas condiciones reales de salud, vivienda, transporte o educaci�n? Ca�dos los muros el mundo conoci� la realidad de sus hospitales y sistemas m�dicos, de la calidad de su educaci�n comparada con la del mundo libre, la calidad de sus viviendas y hacinamiento, la verdad de sus condiciones laborales y el desastre de los productos hechos bajo el socialismo.

 

�Podr�a dar explicaciones a una vida sometida a reg�menes militares policialescos, represivos hasta dirigir las conciencias y reprimir con presidio o exilio a quienes no se sometiesen a sus dict�menes? �C�mo podr�a dar explicaciones por sistemas tan dictatoriales que la libertad de expresi�n e informaci�n eran inexistentes, se persegu�a, reprim�a e infamaba a la disidencia y donde los medios de comunicaci�n eran controlados por el Estado socialista?

 

El socialismo no dio explicaciones. El socialismo no sinti� verg�enza. El socialismo s�lo tom� aire y arremeti� contra quien le pudiese criticar. Apenas cambi� el discurso para volverse dictatorial en su modelo �nico de ver la realidad.

 

Socialismo recargado

 

Pero el plan de llevar el socialismo hasta sus �ltimas consecuencias no hab�a concluido. El fin �ltimo es la autogesti�n, meta consagrada incluso en la Constituci�n sovi�tica. Una autogesti�n que lleva al socialismo hasta sus formas m�s radicales: anarquismo, tribalismo, etc.

 

�C�mo llevar los planes de la revoluci�n sin tener que dar explicaciones? �C�mo enfrentar a un proletariado que ahora, sin fronteras ni control de la informaci�n, abr�a los ojos a una realidad donde la libertad y el progreso s� eran posibles?

 

Por un lado, el descaro. Se re-elabor� el discurso revolucionario demonizando una vez m�s al enemigo, moviendo a la indignaci�n a la poblaci�n por situaciones que ellos llevaron a cabo a l�mites masivos y criminales y que jam�s pudieron resolver, porque no est� en su programa el bienestar sino el genocidio en nombre de la revoluci�n. Se demoniz� el consumo, la tecnolog�a, el progreso, la cultura del mundo libre y sus sistemas ideol�gicos y religiosos. Los intelectuales y creadores de informaci�n prepararon toneladas de material de guerra, cantando, escribiendo y declarando sobre esa bestia apocal�ptica que es el liberalismo, capitalismo y consumismo. Denunciaron lo que quisieron ver. Sin dar explicaciones, sin cuestionar la p�gina m�s negra de la historia de la humanidad. Sin criticar la vida, mentalidad, cultura y sistema de grandes extensiones del planeta que a�n hoy sufren los designios de la doctrina m�s perversa conocida por el hombre.

 

Y as�, rasgan vestiduras por �frica pero no anuncian la causa roja que la provoca. Protestan por condiciones laborales ciertamente mejorables, pero no se escandalizan por el trabajo esclavo de las naciones socialistas y sus condiciones de vida. Un descaro que nadie les cuestiona. Ellos tienen la �autoridad moral� si es posible aplicar ese t�rmino a personas sin �tica ni moral.

 

Por otro, el �proletariado�, los �oprimidos y marginados�, ya no se sumaban a la revoluci�n constante. Masivamente fueron aspirando a mejores condiciones de vida basados en una cultura del trabajo y nuevas aspiraciones.

 

El socialismo demoniz� tambi�n ese leg�timo sentido del esfuerzo, acus�ndole de nuevo �opio del pueblo� que adormece las conciencias e impide que se levanten en rebeli�n para imponer el socialismo en sus pa�ses.

 

Indignaos

 

�C�mo revivir un muerto colosal que no tiene esperanzas de vida en tanto vea la luz del sol?

 

Simplemente elaborando un nuevo discurso, un plan novedoso para el socialismo. Ese nuevo discurso toma causas nuevas que no recuerden su pasado de miseria, esclavitud y verg�enza.

 

�Y qu� puede ser m�s aceptable que lo innegable? Un sistema basado en libertades permite, por definici�n, que tengan lugar los vicios humanos como la codicia, la injusticia y mil puntos m�s. Es muy f�cil, por tanto, encontrar motivos innegables para indignarse. Y a eso se asuma la corrupci�n globalizada de reg�menes socialo-populistas y las herencias de estos a gobiernos enemigos del socialismo.

 

La revoluci�n no carece de inteligencia, astucia ni intelectualidad. Los nuevos discursos revolucionarios se basan en un lema que nadie, ni el enemigo, pueda negar abiertamente. La revoluci�n se hace as�, por primera vez, incontestable. Incontestable porque nadie cuestiona sus cr�menes e incuestionable porque lo que levantan como bandera de lucha es lugar com�n de todos y les indigna.

 

La corrupci�n de un gobierno, �Qui�n la defender�a? �Qui�n no se indignar�a si aparece m�s y m�s informaci�n met�dicamente esparcida a la poblaci�n a trav�s de redes sociales, medios de comunicaci�n y formadores de opini�n? Los abusos financieros, los costos de la educaci�n privada, la cuesti�n de la vivienda, la inseguridad ciudadana, las mafias organizadas o la corrupci�n gubernamental son causas incuestionables. Incluso, c�mo negarlo, las rebeliones contra reg�menes totalitarios en pa�ses �rabes o bajo el socialismo, como la misma China.

 

Globalizaci�n de la revoluci�n

 

El mundo arde y se expande la indignaci�n global. Las manifestaciones multitudinarias, organizadas y sincronizadas por las redes sociales, contagian pa�ses y suman solidaridades fuera de las fronteras.

 

El mundo arde y el socialismo, con su revoluci�n reescrita, domina el globo con un control, poder y despotismo que s�lo alcanz� en la d�cada de los a�os �30 bajo Stalin y su influencia mundial.

 

Hoy no son los proletarios oprimidos quienes componen sus filas. Son j�venes hiperconectados que sienten que pueden �cambiar el mundo� y �hacer historia�. Luchan contra causas concretas, llevados de las narices por los revolucionarios profesionales que, al modo del Flautista de Hamelin, saben tocar con maestr�a la m�sica que les hace salir de sus madrigueras y marchar por los campos y ciudades  hipnotizados por el fanatismo de las �peque�as causas�.

 

El socialismo al descubierto

 

La ideolog�a de los �indignados� del mundo, no debe buscarse en el discurso del activista de a pie, que frente a la c�mara omnipresente de la prensa repite las consignas del Flautista rojo.

 

El grito de rebeli�n dejo de ser �Proletarios del mundo, �un�os!�. Hoy la revoluci�n proclama a dos voces: �Indignados del mundo, �un�os!� y �Maltratados del mundo, �un�os!�.

 

El �nuevo proletariado� se compone de todos los marginados del sistema: inmigrantes, homosexuales, deudores, estudiantes, jubilados, prisioneros, y quien quiera sea marginado, todos en un mismo saco y para la misma utilidad. Indignar es la consigna.

 

Como las checas revolucionarias, forman turbas movilizadas y dirigidas por agitadores profesionales y organizados. Lo �nico que cambia hoy es que ante el descaro deben aparentar moderaci�n en la cabeza y mantener la agitaci�n en la cola.

 

Para que la jugada sea perfecta, se hace preciso diferenciar en prensa a los violentistas (�no somos nosotros�) y los moderados (�somos nosotros�). As� se descargan de responsabilidad manteniendo su legitimidad, muy pol�ticamente correcta con un discurso radical en las peticiones.

 

El mismo discurso antipolicial y antimilitarista de los a�os �20 lo vemos reeditado un siglo despu�s. Esta antigua t�cnica puede reconocerse en las movilizaciones masivas donde el acento se pondr� en la actuaci�n policial antivand�lica y se levantar�n rumores sobre el fantasma de una �intervenci�n militar�. Son los mismos mitos con las mismas funciones d�cadas despu�s de inventadas. Y como entonces, la prensa y los pol�ticos siguieron, siguen y seguir�n el juego de manipulaci�n.

 

Otro elemento que no ha cambiado es el discurso marxista de los Indignados, la revoluci�n recargada. Para el marxismo cl�sico, la delincuencia es un producto del sistema capitalista, hoy rebautizado como �neoliberalismo�. Para el socialismo la sociedad de consumo margina a muchos y la delincuencia es un producto del �sistema burgu�s�. Por eso sus simpat�as van con los delincuentes y presionan con teor�as para exculparles y liberarles tanto como se pueda. En cambio, los �criminales� son los �enemigos del pueblo�, esto es, empresarios, intelectuales, religiosos, uniformados y quienquiera preste alguna oposici�n a los fines de la revoluci�n.

 

Finalmente, visto el panorama desde la visi�n revolucionaria, s�lo queda observar el grado de involuci�n de las propuestas: estatizaci�n, confiscaci�n, lucha de clases o, como en los pa�ses �rabes, un giro hacia el fundamentalismo musulm�n, refrito de marxismo e Islam al modo de la �teolog�a de la liberaci�n� entre los cat�licos.

 

Indignaci�n e indignados

 

No es de extra�ar que la preparaci�n remota de los indignados fuese a trav�s de pel�culas y esc�ndalos de prensa, met�dicamente espaciados y popularizados luego por la hiperconectividad de las redes sociales.

 

Ni es de extra�ar que los intelectuales y formadores de opini�n se fascinen con los indignados, les promuevan y llamen a sumarse a los movimientos de rebeli�n global. Ni extra�a tampoco que la indignaci�n se dirija contra todos y todo lo que se oponga a sus planes revolucionarios.

 

Lo que s� es de extra�ar es que no se vea y no se quiera ver el triunfo global del comunismo. Un �xito inaudito, masivo y con capacidades inconcebibles de hacer met�stasis por todo el planeta, bajo cualquier excusa pero siempre bajo el mismo designio rojo.

 

 

 

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 Tomo n� 12 de la obra "El Terror Rojo": Escalofriante experiencia en una de las m�s atroces dictaduras militares comunistas. Laos - la tierra del mill�n de elefantes � fue sometida por Pathet Lao, con la ayuda de la URSS y Vietnam, al terror salvaje y criminal. Barbarie, pobreza, represi�n y genocidio marcan hasta hoy al pa�s con menor libertad econ�mica del mundo...

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Residentes de Minsk, "ajusticiados" con horca de parte de los comunistas por haber ayudado de alguna forma, aunque fuese insignificante, a los prisioneros de guerra. 1941.

 

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