El
presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, recibe a la
organizaci�n terrorista �Hermanos Musulmanes� en la Casa Blanca como
parte de su �compromiso para incluir a los nuevos y emergentes actores y
partidos pol�ticos�. Conocidos por su fundamentalismo e intento de
asesinato al presidente egipcio Nasser en los a�os �50, recibieron su
�legitimidad� de manos de los funcionarios de la casa de gobierno
norteamericana. La Hermandad Musulmana es la madre, entre otros grupos
terroristas, de Al Qaeda o Ham�s.
En tanto,
como otros dirigentes que representan organizaciones terroristas en
pa�ses latinoamericanos, europeos o asi�ticos, la dirigente violentista
Camila Vallejos dej� caer la m�scara en Cuba y manifest� su apoyo al
dictador cubano, en coherencia con sus afirmaciones previas donde
admiraba las dictaduras comunistas en la historia.
ETA, IRA,
OLP, y tantas siglas de grupos activos en el terrorismo o de ONGs
simpatizantes y defensoras de la v�a armada de las izquierdas o el islam,
acceden a espacios cada vez mayores en la vida pol�tica y en la prensa,
recibiendo apoyos de gobiernos, instituciones internacionales,
indignados o las infaltables muestras de simpat�a de artistas de toda
especie, que avalan con su fama estas pretensiones criminales.
El
problema en la mira
Los
observadores suelen apuntar a los or�genes e ideolog�a de quienes apoyan
y defienden el terrorismo. Pero sin citar la doctrina militarizada de
imposici�n comunista nacional e internacional de Fidel Castro o, por
ejemplo, el origen musulm�n del presidente dem�crata norteamericano.
Poco
importa si el padre de Barack Hussein Obama era keniano musulm�n o si su
madre fue atea blanca casada, tras su divorcio, con un radical isl�mico
de indonesia que inscribiese al futuro presidente de Estados Unidos �
paralelamente a una escuela cristiana con registro �musulm�n� en la
profesi�n de fe � en una escuela Wahabi en Jakarta. Como se recordar�,
el Wahasbismo es el dogma m�s radical que siguen los terroristas
musulmanes que est�n envueltos en la Yihad anti-occidental. El problema
estar�a, en este caso, en que para los musulmanes la �apostas�a� es un
crimen penado con la muerte. Sin embargo la inscripci�n de Obama como
�cristiano� no levant� penas ni condenas por parte del Islam. �Qu�
respuestas podr�an aparecer de una investigaci�n a fondo?
Manteniendo
la misma l�nea de pensamiento profundo, �c�mo explicar los silencios
locales e internacionales ante el apoyo a terroristas o a organizaciones
con expedientes criminales, directos o indirectos, con violencia directa
o a trav�s de sus ramificaciones?
�Ignora la
Casa Blanca que la Hermandad Musulmana niega a los cristianos � inmensa
mayor�a de los norteamericanos � incluso la representaci�n parlamentaria
por ser �infieles?
�Desconocen
artistas, pol�ticos y l�deres internacionales los apoyos, simpat�as,
expedientes o alianzas de quienes apoyan?
El mundo
tras el 11-S
El mayor
problema de los analistas geopol�ticos es que provienen de formaciones
universitarias que forman a sus egresados en modelos caducos de
interpretaci�n de la realidad, o bien, con esquemas incompletos de
an�lisis. El islam moderno, por ejemplo, no es s�lo un problema de
origen econ�mico (interpretaci�n marxista de la historia), geogr�fico o
racial. Se trata ante todo de un problema de origen religioso con
adoctrinamiento socialista.
O los
movimientos de indignados, como el caso chileno, norteamericano o
espa�ol, que han demostrado ser los nuevos brazos del comunismo
internacional para revivir a trav�s de nuevas �bases combativas�. Y esto
se comprueba en los indignados isl�micos, cuya evoluci�n siempre dar� en
movimientos radicales pro marxistas.
El
pasado rojo y verde
Los
movimientos revolucionarios que abrieron el siglo XX no se redujeron
s�lo a la primera agresi�n roja en Europa, rechazada por la poblaci�n
contra las masacres socialistas en sus pa�ses (i.e. Rumania, Hungr�a,
Ucrania, etc.) para luego ser impuesta con las dictaduras militares
socialistas que alcanzaron triste fama. Sus escaladas sanguinarias
redoblaron su crueldad y se exportaron desde centros de criminalidad
como la Checoslovaquia de Tito o la Cuba de Castro.
El
comunismo ateo combati� toda manifestaci�n religiosa. Con el Islam no
fue menor la persecuci�n y censura, particularmente en Asia Central y
Extremo Oriente.
Sin
embargo, con el proceso de avance y mutaci�n de las estructuras
comunistas, la religi�n �re-reescrita� en clave marxista fue la nueva
base de lucha y el mundo musulm�n � en paralelo al cristianismo �de
liberaci�n� � y se extendi� como reguero de p�lvora por oriente y
occidente.
En este
programa de agitaci�n revolucionaria, los intentos golpistas comunistas
a trav�s de los t�teres musulmanes tuvieron su papel privilegiado en la
d�cada de los �60, cuando el mao�smo comenzaba a predicar su revoluci�n
cultural y los pa�ses asi�ticos ca�an ante la mirada impotente de
occidente.
Rusia
financi�, apoy� y entren� al terrorismo. Medio Oriente, adoctrinado por
el socialismo decimon�nico bajo el pretexto independentista fue el campo
predilecto para el imperialismo sovi�tico.
El
terrorismo marxista se expandi� m�s all� de estas fronteras, iniciando
su rastro de sangre por Am�rica Latina bajo figuras tan siniestras como
el Che Guevara, un Castro exportador de milicias criminales, el
sandinismo, montoneros y otros grupos asesinos en Chile, Brasil,
Colombia o Venezuela.
Yemen,
Libia e incluso Jap�n (Ej�rcito Rojo Japon�s) se convirtieron en campos
de combate terrorista, campo de entrenamiento o �zonas seguras� para
criminales, bajo la instrucci�n y protecci�n sovi�tica. Expertos
asesinos de la KGB, Stasi, StB checoslovaca, y otras checas se daban la
mano con las ra�ces de ETA, IRA, y terroristas latinoamericanos,
africanos, �rabes y asi�ticos.
La Yihad,
sin embargo, fue el campo de cultivo del terrorismo y agitaci�n que
prolongar�a la ideolog�a marxista una vez mutada su estructura a fines
de los a�os �80. Hermanos Musulmanes dieron origen a Hamas o Al Qaeda,
como ya dijimos, y otros yihadistas dieron a luz a grupos como OLP o
Hezbollah.
El af�n
imperialista rojo convoc� a los asesinos a luchar a favor de la invasi�n
y genocidio en Afganist�n en tanto el mundo libre preparaba a la
poblaci�n resistente con m�todos armados para resistir al invasor. El
�xito de la resistencia patriota de grupos como Al Qaeda (antisovi�tico
en su origen) dio pie a la teor�a occidental de enfrentar fuego con
fuego, cooperando con la expulsi�n de los imperialistas sovi�ticos de
las naciones que pretend�an colonizar.
El colapso
programado de la URSS revel� el nefasto optimismo occidental, dando por
supuesto que finalizado el enemigo evidente el terrorismo desaparecer�a.
Y baj� los brazos.
No vio ni
quiso ver que la ideolog�a separatista del marxismo no se detendr�a. De
hecho, el caos previsible fue el pasto seco sobre el cual el socialismo
encendi� fuego. El socialismo nacional fue, m�s que nunca, el brazo
operante del comunismo internacional. De hecho, el blanco predilecto del
terrorismo, m�s all� de la poblaci�n civil inocente (espacios p�blicos,
escuelas, hospitales, etc.) son precisamente los s�mbolos del poder
pol�tico y econ�mico. Preferentemente econ�mico, en tanto representa la
ideolog�a odiada: el capitalismo.
No es de
extra�ar, en consecuencia, que sean embajadas y particularmente centros
comerciales, bancos o �conos de �capitalismo�, los blancos preferentes
para sus cr�menes. Jam�s sus aliados, por sangrientos que sean sus
oscuros expedientes.
El golpe
tuvo que ser recibido en las entra�as de occidente para que el mundo
libre reaccionase. Y fue all�, precisamente, donde se evidenci� la
�marca de origen� del terrorismo. No fue un atentado de origen
religioso, como podr�a suponerse, donde se castigase la inmoralidad o
alg�n aspecto de condena moral lanzada desde los religiosos musulmanes.
Tampoco se golpe� un s�mbolo de poder pol�tico, si se trataba de simple
nacionalismo. Se atent� contra el �cono del capitalismo, un centro de
negocios, el emblema del sistema econ�mico que sin importar su
procedencia, unificaba el odio de los socialistas del mundo entero,
incluso de los nacionalistas socialistas anticomunistas.
Aqu�
comienza el caos de los analistas. Sin comprender que la guerra se trata
de un asunto ideol�gico � esencialmente comunismo y anticomunismo �
dieron las teor�as absurdas hasta lo conspiranoico. Si Occidente apoy�
reg�menes o movimientos �rabes como Irak, talibanes o Al Qaeda fue en
cuanto significaban muros de contenci�n ante el imperialismo sovi�tico o
bien implicaban un apoyo a la libertad de esa naci�n.
Entonces
invirti� y apoy� la resistencia al comunismo, pero no se supo ver la
proyecci�n de estos movimientos en un mundo donde el marxismo careciese
de un n�cleo aglutinador, un Mal evidente como fue la Rusia sovi�tica.
Y, del mismo modo, tampoco supo prever que el terrorismo tomar�a el
mismo modelo del que naci�. El terrorismo, poco a poco, abandon� el
modelo central para dar paso a un terrorismo atomizado hasta lo
individual, como evidencian los �ltimos cr�menes en Europa.
En
consecuencia, si bien el fin de Osama Bin Laden o del maestro terrorista
Gadafi supuso un traspi� al terrorismo de su l�nea, nada hizo contra los
m�ltiples grupos terroristas yihadistas, enfrentados unos contra otros
pero con el mismo enemigo en com�n: Occidente. Lejos de concluir, el
terrorismo est� eclosionando en un proceso de cr�menes novedoso y m�s
global. Estamos en presencia de un nuevo escenario geopol�tico para el
cual muchos no est�n preparados.
Terrorismo en foco
El
terrorismo � gen�ricamente � es una acci�n deliberada destinada a
producir temor en la poblaci�n ante actos violentos sin motivaci�n
aparente. Atentar contra un Presidente es magnicidio, pero no
terrorismo. Detonar una bomba en una escuela o un bus s� es terrorismo.
Se trata de una presi�n psicol�gica para someter a la poblaci�n a
obedecer sus designios ideol�gicos, convirtiendo a cualquier persona en
una v�ctima potencial del crimen. Las muertes de pol�ticos o militares
se enmarcan dentro de un acto de guerra irregular, pero no terrorismo en
estricto rigor. El factor ideol�gico es el segundo aspecto, el �marco�,
que define una acci�n terrorista.
El
terrorismo, por tanto, es tanto la imposici�n del Ku Klux Klan del siglo
XIX como los atentados argelinos de los �60, el terrorismo norcoreano o
la amenaza nuclear iran�.
No es, como
se ense�� en las escuelas geopol�ticas del siglo XX, el medio d�bil de
acceder al poder, cuando se carece de presencia pol�tica como para
adquirir el dominio de una naci�n. Se trata de un medio privilegiado de
la izquierda para imponer sus designios
Y
destacamos el aspecto predilecto en tanto hace posible dos v�as de
poder. La primera, evidente, al debilitar la credibilidad de una
autoridad que aparece impotente ante el crimen que no logra controlar.
Un descr�dito deliberado a trav�s de grupos de presi�n aliados a los
terroristas, que tanto ridiculizan al gobierno (que combaten desde una
postura pretendidamente �ciudadana� e �imparcial�) como por parte de los
grupos activistas asociados que condenar�n sistem�ticamente � incluso
por v�as legales que desprecian para condenar al terrorismo � la acci�n
protectora del orden nacional.
La segunda
via de poder se hace efectiva a trav�s del m�todo trostkista de la
opci�n alternativa. Consiste en presentar dos alternativas para forzar a
la poblaci�n a adoptar la segunda. El terrorismo sanguinario y
descontrolado es el fantasma de pesadilla con que atemorizan a los
ciudadanos para proponer su versi�n �light� que naturalmente fue y es
rechazada por la ciudadan�a, pero que ante el primer monstruo aparenta
ser la �nica alternativa posible para detener a los �m�s malos�.
Tampoco se
trata de un medio �blando� para �d�biles�. Los Estados tambi�n pueden
hacer terrorismo, como Corea del Norte o Ir�n. No se trata m�s que de la
intenci�n de imponer una ideolog�a con medios convencionales o no, a
trav�s del temor de la poblaci�n y la comunidad internacional.
Los
atentados ind�genas contra la poblaci�n local, sea en �frica o Am�rica,
pretenden imponer una ideolog�a tanto como el socialismo yihadista lo
intenta a su modo, manipulando la imaginaci�n de los ciudadanos y
analistas con sus peores pesadillas.
Visto as�,
el terrorismo est� pasando por su mejor per�odo, con la simpat�a de los
movimientos internacionales de occupies e indignados, organismos de
derechos humanos � siempre �tuertos� � y el acceso a materiales de
guerra f�cilmente movilizables por peque�os grupos o simples personas
�particulares�.
En esta
nueva fase, los Gobiernos y grupos de poder como en Europa o la ONU dan
tribuna y foco a los terroristas y simpatizantes, legitimando y
respaldando sus acciones criminales y dando pie a la confusi�n impotente
de las v�ctimas y el lucro pol�tico de sus promulgadores.