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EL TERROR ROJO

 

 

INVESTIGACIONES | Alerta 360 Internacional

 

Trotsky: la verdad oculta
Por Cynthia Caden
�ltima modificaci�n: 27 de agosto de 2010 | Descargar completo en formato PDF

 

Tabla de contenidos
1. Pr�logo
2. Introducci�n / Historia conocida
3. Mucho menos conocido
4. La destrucci�n de Rusia
5. El verdadero Trotsky: el Ej�rcito Rojo
6. El Terror Rojo
7. Contra la religi�n
8. Conclusiones
9. Bibliograf�a relacionada

 
  1  2  3  4  5  6  7  8  9 

El Terror Rojo

Todo lo anterior es coherente con que, como el resto del liderazgo bolchevique[1], Trotsky estaba totalmente a favor de la implementaci�n del Terror Rojo. El uso del Terror ni empez� con Stalin ni fue un tr�gico accidente provocado por la intervenci�n extranjera o por el deseo de defender la revoluci�n. Mas bien se trat� de un elemento de gobierno concebido por Marx y ejecutado en la pr�ctica por Lenin y Trotsky. De hecho, �stos ya mencionaban la necesidad de utilizar el terror masivo y sistem�tico al menos desde 1908[2].

 

En una conversaci�n con su amigo Adoratsky en Ginebra Lenin expres� que el sistema consistir�a en fusilar a todos los que se manifestaran contrarios a su revoluci�n[3]. Trotsky transmiti� el testimonio de un enfrentamiento entre los eseristas de izquierda y Lenin con ocasi�n de la decisi�n bolchevique de que quien ayudase o alentase al enemigo ser�a fusilado en el acto. Al escuchar que los eseristas (socialistas moderados) encontraban intolerable esta medida, Lenin se�al�: "�Cre�is realmente que podemos salir victoriosos sin utilizar el Terror m�s despiadado?". Como el mismo Trotsky indica, muy de acuerdo por lo dem�s, aqu�lla era una �poca en la que Lenin no perd�a ocasi�n para inculcarles que la utilizaci�n del Terror era inevitable[4].

 

Por su propia parte nuestro �inofensivo intelectual� ensalz� el Terror en m�s de una ocasi�n como el �nico medio para conseguir los objetivos del comunismo. Llegando a decir, por ejemplo (y entre otras), que �cuando la fuerza es necesaria, debe aplicarse con valent�a, firmeza y completamente�[5], o "el hombre que reconoce la importancia hist�rica revolucionaria del hecho de la existencia del sistema sovi�tico debe tambi�n aprobar el Terror Rojo"[6] y tambi�n �en no m�s de un mes de tiempo el terror asumir� formas muy violentas, tras el ejemplo de la gran Revoluci�n Francesa; la guillotina... estar� lista para nuestros enemigos... esa notable invenci�n de la Revoluci�n Francesa que acorta al hombre por la cabeza�[7], adem�s de �el hombre que repudia el terrorismo en principio - i.e. repudia medidas de supresi�n e intimidaci�n contra los contra-revolucionarios - debe rechazar toda la idea de la supremac�a pol�tica de la clase obrera y su dictadura revolucionaria. El hombre que repudia la dictadura del proletariado repudia la revoluci�n socialista�[8]. Se entiende que esto �ltimo volv�a a dicho hombre un enemigo de clase, y por tanto era sujeto de eliminaci�n. Y agreguemos a todo esto que incluso escribi� una obra "Terrorismo y comunismo" para hablar sobre el uso del Terror Rojo[9].

 

No debe entonces sorprendernos esta orden del mismo Trotsky: �Erradiquen a los contrarrevolucionarios sin piedad, encierren a los personajes sospechosos en campos de concentraci�n...�[10]. Los campos de trabajo esclavo, tambi�n conocidos como "campos de concentraci�n", "campos de trabajo forzado" y "campos de re-educaci�n" jugaron un papel vital en los sistemas comunistas desde su mismo inicio, como ya hemos se�alado. La polic�a secreta de Lenin comenz� a establecer campos de concentraci�n en 1918. Trotsky formaba parte de la iniciativa: "Proponemos la creaci�n de un comando de trabajo penal para que trabajen desertores, y su internaci�n en campos de concentraci�n"[11] y la primera admisi�n oficial aparece hecha bajo su nombre, despu�s de que amenaz� a las fuerzas checas rebeldes con el confinamiento en campos de concentraci�n si se rehusaban a unirse al Ej�rcito Rojo[12].

 

Durante las primeras semanas de revoluci�n fue Trotsky quien hizo los "m�s militantes pronunciamientos"[13]. Inmediatamente despu�s de las escaramuzas armadas en la toma de Petrogrado, dijo que por cada obrero o soldado bolchevique capturado por el enemigo el nuevo gobierno "demandar� cinco de los cadetes (militares)... que mantenemos como prisioneros y herenes". De hecho, Trotsky ten�a el punto de vista de que "no debemos entrar en el reino del socialismo con guantes blancos en un suelo pulido"[14] y esto quer�a decir que estaba a favor de las pol�ticas sangrientas que se estaban llevando a cabo. Cuando las crueles medidas de seguridad fueron objetadas en el Ejecutivo Sovi�tico, Trotsky dijo que "las demandas por abstenerse de toda represi�n en tiempos de guerra civil eran demandas de abandonar la guerra civil", lo cual resultaba inaceptable. Habl� de la misma forma poco despu�s de la proscripci�n de los Kadet�s, a quienes caracteriz� como un "terror blando... contra nuestros enemigos de clase"[15].

 

Adem�s, mientras la tuvo disfrut� ejercer como "autoridad administrativa sin control" tanto como Stalin, a quien despu�s conden� por erigir una burocracia personal para gobernar sobre la URSS[16].

 

Ya dijimos que las pol�ticas militares de Trotsky inclu�an la imposici�n de pena de muerte por retirada y la ejecuci�n de prisioneros de guerra. De hecho Trotsky tuvo una estrecha relaci�n con la pena de muerte, que us� tanto entre los suyos como con tropas enemigas[17].

 

Estas acciones en sus propias filas quedan particularmente claras en sus propias palabras: "Mientras esos maliciosos monos sin cola que est�n tan orgullosos de sus logros t�cnicos - los animales que llamamos hombres - creen ej�rcitos y guerras, el comando siempre estar� obligado a poner a los soldados entre la posible muerte en el frente y la inevitable en la retaguardia"[18].

 

En marzo de 1920 Trotsky propuso en su campa�a para la militarizaci�n del trabajo[19] que "los desertores del trabajo" deb�an ser obligados a ir entrar en batallones de trabajo forzado o sentenciados a campos de trabajo forzado[20]. Al respecto dir�a: �La militarizaci�n es impensable sin militarizar a los sindicatos como tales, sin el establecimiento de un r�gimen en el que cada obrero se sienta soldado del trabajo, que no pueda disponer por s� mismo libremente; si se le da la orden de trasladarse, debe cumplirla; si no la cumple, ser� un desertor a quien se castiga. �Qui�n cuida de ello? El sindicato; �l crea el nuevo r�gimen. Esto es la militarizaci�n de la clase obrera�[21].

 

M�s adelante Trotsky no continu� abogando por la militarizaci�n del trabajo, pero presion� por una industrializaci�n planificada y una campa�a anti-kulak[22] que implementada en ese entonces y luego por Stalin terminar�a produciendo millones de muertes y deportaciones entre el campesinado. 

 

El Terror ya estaba en su apogeo. A la direcci�n de Lenin y Trotsky, las fuerzas de seguridad del Estado (la Cheka y el Ej�rcito Rojo) - m�s tarde renombradas el OGPU - dispararon, arrestaron, encarcelaron y ejecutaron a miles de personas, hubieran o no planificado realmente una rebeli�n contra el gobierno comunista. La mayor�a de los supervivientes ser�an deportados m�s tarde a campos de trabajo forzado en Siberia[23].

 

Pero expliquemos un poco mejor el Terror Rojo[24] acaecido bajo Lenin y Trotsky. En la pr�ctica fue una campa�a de arrestos masivos y ejecuciones conducido por el gobierno bolchevique, con cifras de v�ctimas tan altas como las ya mencionadas, rondando los 250.000 asesinatos directos y 400.000 m�s producidos en su mayor�a en centros de detenci�n de diversa categor�a.

 

En la historiograf�a sovi�tica, se dice que el Terror Rojo fue anunciado oficialmente el 2 de septiembre de 1918 por Yakov Sverdlov, y termin� alrededor de octubre de 1918. Sin embargo, muchos historiadores, comenzando con Sergei Melgunov, aplican este t�rmino a las represiones de todo el per�odo de la Guerra Civil Rusa, 1918-1922, ya que tales represiones masivas fueron conducidas sin proceso judicial por la polic�a secreta, la Cheka, junto con elementos de la agencia de inteligencia militar bolchevique, el GRU.

 

Por lo que se puede rastrear m�s all� de las declaraciones comunistas, el primer anuncio oficial del Terror Rojo, publicado en Izvestiya, "Llamamiento a la clase obrera", el 3 de septiembre de 1918, llamaba a los trabajadores a "aplastar la hidra de la contra-revoluci�n con terror masivo!... cualquiera que se atreva a propagar el m�s ligero rumor contra el r�gimen sovi�tico ser� arrestado inmediatamente y enviado a un campo de concentraci�n". Esto fue seguido por el decreto "Sobre el Terror Rojo", publicado el 5 de septiembre de 1918, por la Cheka.

 

Para tener una idea m�s clara de aquello a lo que nos referimos veremos algunas cuantas cifras[25] que se manejaban en el momento en que Trotsky era segundo a cargo de la Naci�n, y dirig�a al Ej�rcito Rojo en muchas de estas misiones:

 

31 de agosto-4 de septiembre de 1918: Chekistas masacraron a 1.300 "rehenes burgueses" mantenidos en prisiones de Petrogrado y Kronstadt.

 

500 "representantes de las clases derrotadas" fueron ejecutados inmediatamente por el gobierno bolchevique tras el asesinato de Uritsky.

 

Septiembre-Octubre de 1918: Ejecuciones masivas de "rehenes burgueses" en Mosc�, Petrogrado, Tver, Nijni-Novgorod, Viatka, Perm, Ivano-Voznessensk, Tula... etc. N�mero estimado de v�ctimas: 10.000 a 15.000[26] ejecutados sumariamente basados en las listas de ejecuciones sumarias publicadas en el diario "Semanario Cheka" y otra prensa oficial.

 

El 15 de octubre, el chekista Gleb Bokiy, resumiendo el oficialmente terminado Terror Rojo, inform� que en Petrogrado 800 supuestos enemigos hab�an sido disparados y otros 6.229 encarcelados.

 

En apenas unas semanas la Cheka, la polic�a pol�tica del nuevo gobierno, realiz� casi tres veces m�s ejecuciones que las que el r�gimen zarista hab�a pronunciado como sentencias de muerte en un per�odo de 92 a�os (1825-1917)[27]. Las condenas de muerte en el per�odo zarista relativas a materias pol�ticas s�lo fueron 6.321 en casi un siglo, con la mayor cifra de 1.310 en 1906, el a�o de la reacci�n contra la revoluci�n de 1905. Adem�s, las penas de muerte bajo el r�gimen zarista se pronunciaron siguiendo procedimientos legales (incluyendo cortes marciales) y con frecuencia fueron conmutadas con sentencias de c�rcel y trabajo forzado[28].

 

Cuando la guerra civil progresaba, significativos n�meros de prisioneros, sospechosos y rehenes fueron ejecutados en base de su pertenencia a las "clases pudientes" y tales n�meros se registraron en ciudades ocupadas por los Bolcheviques:

 

En Kharkiv hubo entre 2.000 y 3.000 ejecuciones en febrero-junio de 1919, y otras 1.000-2.000 cuando el pueblo fue nuevamente tomado en diciembre de ese a�o; en Rostov-on-Don, aproximadamente 1.000 en enero de 1920; en Odesa, 2.200 en mayo-agosto de 1919; luego 1.500-3.000 entre febrero de 1920 y febrero de 1921; en Kyiv, al menos 3.000 en febrero-agosto de 1919; en Ekaterinodar, al menos 3.000 entre agosto de 1920 y febrero de 1921; en Armavir, un peque�o pueblo en Kuvan, entre 2.000 y 3.000 en agosto-octubre de 1920. La lista podr�a seguir y seguir.

 

Febrero-marzo de 1919: Masacres masivas de "rehenes cosacos" por tropas regulares del Ej�rcito Rojo durante su progreso en la regi�n del Don. En pocas semanas ejecutaron a 8.000 cosacos[29].

 

12-14 de marzo de 1919: 2.000 a 4.000 huelguistas y amotinados del Regimiento de Infanter�a 45 en Astrakhan fueron ejecutados o ahogados, arrojados de barcas en la mitad del Volga con piedras al cuello. Desde el 15 de marzo en adelante la represi�n afect� a la "burgues�a" acusada de haber "inspirado al complot de la Guardia Blanca". Varios cientos de "burgueses" fueron asesinados[30].

 

El 16 de marzo de 1919, todos los destacamentos de la Cheka se combinaron en un solo cuerpo, las Tropas de Defensa Interna de la Rep�blica, con 200.000 miembros en 1921. Estas tropas vigilaban los campos de trabajo, dirig�an el sistema Gulag, conduc�an requisiciones de comida, aplastaban rebeliones campesinas y obreras, y los motines en el Ej�rcito Rojo, que como ya dijimos estaba plagado de descontento.

 

Durante la supresi�n de la Rebeli�n Tambov, desencadenada a causa de la recolecci�n forzosa de cosechas realizada por el gobierno sovi�tico, haciendo morir de hambre a los campesinos, los estimados sugieren que alrededor de 100.000 campesinos y sus familias, enfrentados al sistema por el hambre que estaban pasando, fueron encarcelados o deportados y alrededor de 15.000 ejecutados[31].

 

La insurrecci�n era de tal envergadura que el r�gimen envi� 30.000 soldados del Ej�rcito Rojo y efectivos de la Cheka para sofocarla. El ej�rcito emple� artiller�a pesada y trenes armados para combatir a los campesinos hambrientos. Incluso ha quedado consignado que en ocasiones se emplearon armas qu�micas contra las tropas campesinas, en base a arsenales sobrantes de la Primera Guerra Mundial. Adem�s, establecieron varios campos de concentraci�n, donde llevar�an a los familiares de los rebeldes en calidad de rehenes. El resultado de estas acciones fue el aplastamiento de la rebeli�n por parte del Ej�rcito Rojo a mediados de 1921. Se estima que las p�rdidas totales entre la poblaci�n de la regi�n de Tambov, debido a las ejecuciones, deportaciones y el encarcelamiento en campos de concentraci�n, es de aproximadamente unas 240.000 personas[32].

 

El Terror Rojo de hecho fue el que marc� el comienzo del Gulag, y algunos investigadores han estimado que 70.000 personas fueron encarceladas s�lo en septiembre de 1921. Las espantosas condiciones de los campos llevaron a altos niveles de mortalidad, y hubo repetidas masacres. La Cheka del campo Kholmogory, por ejemplo, adopt� la pr�ctica de ahogar prisioneros inmovilizados en el cercano r�o Dvina. Ocasionalmente, cuando iban perdiendo, prisiones enteras eran "vaciadas" de presos mediante ejecuciones masivas antes de abandonar el pueblo a las fuerzas Blancas.

 

El 16 de marzo de 1919, la Cheka asalt� la f�brica Putilov. M�s de 900 trabajadores que hab�an ido a huelga fueron arrestados. Fueron m�s de 200 los ejecutados sin juicio durante los siguientes d�as. Se sucedieron numerosas huelgas porque los obreros desfallec�an de hambre y esperaban conseguir raciones de comida de los soldados del Ej�rcito Rojo. Ped�an la eliminaci�n de privilegios para los comunistas, libertad de prensa y elecciones libres. Todas las huelgas terminaron siendo cruelmente suprimidas a trav�s de arrestos y ejecuciones.

 

En la ciudad de Astrakhan, por dar otro ejemplo, los huelguistas y los soldados del Ej�rcito Rojo que se les unieron fueron cargados en barcazas y arrojados por cientos en el Volga con piedras alrededor de sus cuellos. Entre 2.000 y 4.000 fueron disparados o ahogados el 12, 13 y 14 de marzo de 1919. Adem�s, la represi�n tom� las vidas de unos 600 a 1.000 �burgueses�.

 

Fines de octubre-comienzos de noviembre de 1920: Cinco stanitsy (grandes municipios) cosacos fueron vaciados de sus habitantes, a los que deportaron para enviarlos a minas a realizar trabajo forzado. El n�mero de deportados fue de alrededor de 17.000 personas[33].

 

A estas cifras podr�amos agregar los miles de "rehenes burgueses" muertos en Ucrania en 1918 (aprox. 6.000). O las ejecuciones masivas en Crimea (mediados de noviembre a fines de diciembre de 1920), cuando aproximadamente 50.000 personas fueron disparadas o colgadas, la mayor�a civiles, con frecuencia pertenecientes a la elite social[34].

 

Represiones como las mencionadas, asesinatos y deportaciones se convirtieron en moneda corriente en toda la Uni�n Sovi�tica. Muchos historiadores creen que el Terror Rojo era �necesario� para los Bolcheviques para seguir en el poder, debido a que a pesar de sus declaraciones no ten�an apoyo popular. �Y c�mo iban a tenerlo si hund�an al pa�s en la miseria y la represi�n?

 

Ya desde un principio los Bolcheviques recibieron menos de un cuarto de los votos en las elecciones que sostuvo la Asamblea Constituyente despu�s de la Revoluci�n de Octubre. Y como hemos visto, las huelgas masivas de obreros rusos � exhaustos, forzados y hambrientos - fueron inmisericordemente suprimidas durante el Terror Rojo.

 

Un ejemplo emblem�tico lo aporta la ya mencionada rebeli�n de Kronstadt. Se trat� de un levantamiento fracasado de parte de marineros, soldados y civiles sovi�ticos guiados por Stepan Petrichenko, contra el gobierno en 1921 durante ese per�odo de revueltas contra los Bolcheviques que resultaba de las condiciones mis�rrimas de vida y la represi�n que se estaban soportando desde su asunci�n al poder. La rebeli�n originada en Kronstadt, una fortaleza naval en la isla Kotlin y el golfo de Finlanda sirvi� de base a la Flota B�ltica Rusa y como un puesto de vigilancia de los accesos a San Petersburgo, el ex Petrogrado, a 55 kil�metros de distancia.

 

Al final de la Guerra Civil, la Rusia bolchevique estaba agotada y en ruinas. La hambruna del �ltimo a�o - en buena medida provocada a prop�sito para controlar a la poblaci�n - se agregaba al cap�tulo del desastre. En los a�os que siguieron a la revoluci�n de octubre, las epidemias, hambre, luchas, ejecuciones y quiebra econ�mica y social general hab�an tomado muchas vidas.

 

Los rebeldes - que lejos de ser parte del "complot de los Guardias Blancos" como se quiso hacer creer para proceder al aplastamiento, eran en realidad socialistas que ped�an, entre otras cosas, libertad de expresi�n, que las votaciones usaran votos secretos y derecho de asamblea, e incluso su solicitud de liberaci�n de presos ateni�ndose a aquellos que pertenec�an a las clases trabajadoras de la sociedad o que pertenec�an a los partidos socialistas y la reactivaci�n de los soviets sin injerencias del Partido. Pero no se aceptaron sus solicitudes y se inici� el aplastamiento de la revuelta. Sobra decir que los marinos claramente no eran contra-revolucionarios Blancos como se dijo, sino que cre�an que la revoluci�n dar�a libertad y democracia a Rusia. Pero eso no modific� el hecho de que Trotsky los tratar�a como si fuesen terroristas que quer�an destruir a la Madre Rusia, que los bolcheviques � por supuesto � representaban.

 

Con Trotsky a la cabeza, en marzo de 1921 se lanzaron 50.000 soldados del Ej�rcito Rojo contra los obreros de Kronstadt[35]. Kamenev escribi�: "Trotsky envi� otra demanda a Kronstadt para que se rindieran. La orden conten�a la amenaza: Les disparar� como a perdices"[36]. As�, los marinos de Kronstadt, proclamando su derecho a opinar por su cuenta sobre la Revoluci�n, fueron masacrados a su orden[37]. No debemos olvidar que se trataba de �h�roes� de la revoluci�n de 1917.

 

Aunque no hay cifras exactas sobre las p�rdidas, los historiadores s�lo han llegado a estimar que unas 2.200 personas fueron fusiladas en los d�as siguientes a la revuelta y que un n�mero similar fue encarcelado, muchos en el campo de prisioneros Solovki[38]. Las cifras sovi�ticas oficiales � siempre minimizadoras - indican que aproximadamente 1.000 rebeldes fueron asesinados, 2.000 resultaron heridos, entre 2.300 y 6.528 fueron capturados, mientras otros tantos huyeron a Finlandia.

 

En julio de 1921 se abrieron 7 campos de concentraci�n en la provincia Tambov para el internamiento de "familias de bandidos insurgentes", que era como se llamaba a cualquiera que se opusiese al sistema. Para el final de julio de 1922 estos campos ten�an aproximadamente 50.000 prisioneros, la mayor�a mujeres, ancianos y ni�os. El tifus, el c�lera y el hambre elevaron la mortalidad al 15 a 20% por mes en el oto�o de 1921[39].

 

El terror de 1917-21, adem�s de las acciones directas del Ej�rcito Rojo incluy� a su agencia ejecutiva en jefe: la ya mencionada Cheka. En principio la Cheka fue concebida como parte de un recurso provisional para la armadura rota - burocracia, judicial, polic�a, ej�rcito - del estado sovi�tico. La Cheka se expandi� de unos 2.000 hombres a mediados de 1918 a m�s de 35.000 seis meses m�s tarde y alrededor de 140.000 para el final de la guerra civil, sin contar a unas 100.000 tropas de frontera. Y a diferencia del gobierno zarista, en lugar de llevar a los criminales y sospechosos pol�ticos a los tribunales revolucionarios para juicio y sentencia, la Cheka generalmente ignoraba todo control judicial[40]. Por ese motivo, un gran n�mero de muertos permanecer� totalmente an�nimo y desconocido por el mundo moderno, a pesar de todas las investigaciones que han intentado esclarecer los tr�gicos sucesos de ese per�odo.

 

Debemos recordar esta informaci�n, donde cada n�mero representa a miles de v�ctimas del r�gimen - personas inocentes que s�lo quer�an vivir libremente en su tierra - al releer las declaraciones de Trotsky a favor del Terror Rojo. Y para terminar, una �ltima frase suya de su participaci�n e identificaci�n con las acciones emprendidas: "Estamos luchando. Estamos luchando una batalla de vida y muerte. La prensa es un arma no de una sociedad abstracta, sino de dos lados irreconciliables y en lucha. Estamos destruyendo la prensa de la contra-revoluci�n, as� como destruimos sus puestos fortificados, sus negocios, sus comunicaciones y su sistema de inteligencia"[41].

 

Por otra parte, Trotsky tambi�n fue el primer bolchevique prominente en abogar por la colectivizaci�n forzada de la agricultura, plan que Stalin ejecut� despu�s de desterrar a su rival a una isla turca. Mientras Trotsky formaba parte del liderazgo sovi�tico declar� numerosas veces su punto a favor de la violencia. Ya hemos mencionado varios, veamos ahora otro: "�Qu� penoso sinsentido son los discursos sobre la conquista pac�fica del poder por el proletariado por medios de parlamentarismo democr�tico!"[42], dir�a por ejemplo al socialista alem�n Karl Kautsky. Con esta mentalidad, algunos historiadores piensan que si Trotksy se hubiese convertido en el principal l�der sovi�tico, su incesante defensa de la "revoluci�n permanente" habr�a producido un "ba�o de sangre" europeo[43].

 

Como buen ejemplo de esta realidad a nivel internacional tenemos que ya desde el destierro - y como lineamientos para los espa�oles revolucionarios - Trotsky, en la isla de Prinkipo (Turqu�a) redact� los "10 mandamientos del comunista", de los cuales, resaltan los siguientes:

 

�I. Se debe procurar la detenci�n de los personajes mon�rquicos m�s significados, la confiscaci�n de los bienes de la monarqu�a y de la grandeza y el armamento del proletariado.

 

II. El Gobierno es un gobierno de explotadores. El proletariado deber� mantenerse en oposici�n irreconciliable.

 

III. Los choques violentos de los obreros con los jefes socialistas ir�n en aumento...

 

VII. Los comunistas lanzar�n las consignas m�s radicales: voto desde los dieciocho a�os, creaci�n de milicias, confiscaci�n de bienes, concesi�n de derechos pol�ticos a los soldados, separaci�n de la iglesia.

 

VIII. La consigna central es la del "Soviet" -desde Mosc�- , que debe ser popularizada mediante propaganda incansable...[44]


 

Notas:

[1] La seguridad de que clases enteras ten�an que ser asesinadas para dejar paso a los bolcheviques era un concepto com�n entre sus dirigentes que no ocultaban su disposici�n a asentar su dominio sobre millones de cad�veres. Al respecto resulta bien reveladora una declaraci�n de Grigori Zin�viev, realizada en septiembre de 1918: "Para deshacernos de nuestros enemigos debemos tener nuestro propio Terror socialista. Debemos atraer a nuestro lado digamos a noventa de los cien millones de habitantes de la Rusia sovi�tica. En cuanto a los otros, no tenemos nada que decirles. Deben ser aniquilados". (Severnaya Kommuna. nro. 109. 19 de septiembre de 1918. p�g. 2. Citado en G. Leggett: "La cheka". Londres. 1981. p�g. 114.)

[2] "Paracuellos-Katyn: un ensayo sobre el genocidio de la izquierda". Cesar Vidal. Madrid. Gr�ficas Varona. 2005.

[3] "Vospominaya o Lenine". V. Adoratsky. Mosc�. 1939. p�g. 66.

[4] "Lenin". Le�n Trotsky. Varias ediciones. p�g. 101.

[5] "�Qu� sigue?". Trotsky. 1932.

[6] "Terrorismo y comunismo". Trotsky. 1920. p�g. 61.

[7] "La Cheka: Polic�a Pol�tica de Lenin". George Leggett. Clarendon Press, 1981. p�g. 54. / "Una historia de la Revoluci�n Bolchevique: la revoluci�n bolchevique, 1917-1923, vol. 1". E. H. Carr. Londres: Macmillan. 1950. p�g. 165.

[8] "Las caracter�sticas distintivas de la represi�n en Estados Comunistas". Paul Hollander. / A este respecto, la te�rica marxista Rosa Luxemburg dir�a: "El remedio inventado por Lenin y Trotsky, la supresi�n general de la democracia, es peor que el mal que supuestamente cura".

[9] "Terrorismo y comunismo". Le�n Trotsky.

[10] "Trotsky: el eterno revolucionario". Dmitri Volkogonov. HarperCollins. 1996. p�g. 213

[11] "Le�n Trotsky la pol�tica de aislamiento econ�mico". Richard Day. Cambridge University Press. 1973. p�g. 29

[12] "Museo del Comunismo: preguntas y respuestas". Bryan Caplan. V. 1.3.

[13] "Una historia de la Revoluci�n Bolchevique: la revoluci�n bolchevique, 1917-1923, vol. 1". E. H. Carr. Londres: Macmillan. 1950. p�g. 165.

[14] "Las furias: violencia y terror en las revoluciones francesa y rusa". Arno J. Mayer. Princeton University Press. 2000.

[15] Ib�d.

[16] "La leyenda de Trotsky desmitificada". Michael Kazin.

[17] "Test sobre el holocausto comunista". Prof. Bryan Caplan. Departamento de Econom�a. Universidad George Mason.

[18] "Mi vida". Trotsky. Penguin, Harmondsworth. 1975. p�g. 427.

[19] �Reconocemos con ello fundamentalmente -no formalmente, sino fundamentalmente- el derecho del Estado de los obreros a enviar a todos los hombres y mujeres trabajadores al lugar donde son necesarios para el cumplimiento de las tareas econ�micas. Por tanto, reconocemos el derecho del Estado, el Estado de los obreros, a castigar al hombre o mujer trabajador que se niegue a cumplir sus �rdenes, que no subordine su voluntad a la de la clase trabajadora y a sus tareas econ�micas. La militarizaci�n de la mano de obra es el m�todo indispensable y b�sico para la organizaci�n de nuestras fuerzas laborales�. (Trotsky en: �El orden econ�mico, tambi�n en la serie La revoluci�n bolchevique 1917-1923� de E. H. Carr (Historia de la Rusia Sovi�tica) p�g. 228, tomo II.

[20] "El legado del bolchevismo". Nicolas Walter. New Statesman. 18 de noviembre de 1977.

[21] Trotsky en: �El orden econ�mico, tambi�n en la serie La revoluci�n bolchevique 1917-1923� de E. H. Carr (Historia de la Rusia Sovi�tica) p�g. 225, tomo II.

[22] "El experimento sovi�tico con el Comunismo Puro". Peter Boettke. George Mason University. 1988.

[23] "Interna sovi�tica y Seguridad del Estado".

[24] El t�rmino "Terror Rojo" fue usado originalmente para describir las �ltimas seis semanas del "Reino del Terror" de la Revoluci�n Francesa, terminando el 28 de julio de 1794 (ejecuci�n de Robespierre).

[25] Datos de "Historia Visual del Mundo". Las Guerras Mundiales y el per�odo entre guerras (1914-1945). Ref. a Le�n Trotsky.

[26] Ejenedelnik VCK, 6 Ediciones publicadas entre el 22 de septiembre de 1918 y el 27 de octubre de 1918 / "La Cheka: la polic�a secreta de Stalin". Leggett, G., 1981. Nueva York: Oxford University Press.

[27] "Cr�menes y violencia masiva de la guerra civil rusa (1918-1921)". Enciclopedia de violencia masiva. Abril de 2009. Nicolas Werth.

[28] "La revoluci�n rusa de febrero de 1917". Marc Ferro.Englewood Cliffs, N. J.: Prentice-Hall. 1972. p�g. 483.

[29] "Detr�s de las l�neas del frente de la Guerra Civil". Brovkin, V. 1994. Princeton University Press: 103-105 / "Raskazacivanie v Sovetsko� Rossii". Genis, V.L., 1994. En Voprosy Istorii 1994/1: 42-55 / "Conduciendo un despiadado terror masivo". Holquist. P, 1997. "Descosaquizaci�n del Don, 1919". En "Cuadernos del Mundo ruso". Monde russe, n� 38 (1-2): 127-162.

[30] "El terror rojo en Rusia, 1918-1924". Melgunov, S. 1927. Paris: Payot: 58-60 / �Astrakhanskie rasstrely". Silin, P. 1922, Chernov, V. (ed), Cheka. Berlin: Iz.TsKPSR. p�gs. 248-255.

[31] "Lenin, Stalin y Hitler: la era de la cat�strofe social". Gellately, Robert. 2007. Knopf. p�g. 75.

[32] "Rebeli�n de Tambov y liquidaci�n de campesinos en Rusia". B.V.Sennikov. Editor: Posev, 2004.

[33] "Un Estado contra su pueblo". Werth, N. 1997.

[34] "Cr�menes y violencia masiva de la guerra civil rusa (1918-1921)". Enciclopedia de violencia masiva. Abril de 2009. Nicolas Werth.

[35] "Trotsky no existe". Manuel M. Navarrete. 6-1-2010.

[36] "El mito bolchevique". Alazender Berkman.

[37] "�l era un asesino de masas, no un verdadero campe�n de la clase obrera". Por Clive James - 2 de abril de 2007. (Ensayo adaptado de "Amnesia cultural" de Clive James")

[38] "Una tragedia del pueblo: la revoluci�n rusa 1891-1924". Orlando Figes. Nueva York: Viking Press. 1997. p�g. 760.

[39] "Antonovschina, Tambov". Danilov V. Shanin, T. (ed), 1994.

[40] "Las furias: violencia y terror en las revoluciones francesa y rusa". Arno J. Mayer. Princeton University Press. 2000.

[41] "Terrorismo y comunismo". Trotsky. 1920. p�g. 58.

[42] "La leyenda de Trotsky desmitificada". Michael Kazin.

[43] Robert Service, Michael Kazin, Isaac Deutscher, etc.

[44] "La otra cara de la II Rep�blica". Fernando Gonz�lez Mel�ndez.
 

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