Origen de la dictadura
de Obiang
Teodoro Obiang Nguema
fue nombrado jefe de la
Guardia Nacional en
1975, cuando el Teniente
Coronel Juan Manuel Tray
fue sometido a prisi�n
domiciliaria y confinado
en su aldea. Como
Viceministro de Defensa,
el sobrino del dictador
ten�a gran poder y
control en el pa�s.
Por otra parte, las
�rdenes de ejecuci�n
carcelaria en tiempos
del gobierno de Mac�as
Nguema proven�an de
Obiang, que en ese
entonces desempe�aba el
cargo de Jefe Supremo de
C�rceles.
Si Obiang Nguema Mbasogo
era el �Jefe de las
C�rceles� de Guinea
Ecuatorial, en cada una
de las prisiones del
pa�s hab�a,
naturalmente, un
�encargado�
correspondiente, bajo
obediencia absoluta a
las �rdenes del Jefe de
las C�rceles. Tal era el
caso del �destripador
Ondo Ela�, en el
infierno de Black-Beach,
� Ndong Ada en la
�C�rcel Modelo� de Bata,
por ejemplo[1].
Pero aunque fuesen
temibles, su crueldad
depend�a directamente de
las �rdenes del m�ximo
Jefe de las C�rceles, el
actual presidente del
pa�s: Teodoro Obiang
Nguema Mbasogo.
Como Jefe Supremo de las
c�rceles en aquel
entonces, s�lo Obiang
ten�a la facultad
completa, junto con el
presidente, de juzgar,
condenar y matar a las
personas que ca�an en la
desgracia de ir a la
c�rcel de Bata, o a
Black-Bach en Malabo,
acusadas de �ser unos
descontentos� con el
r�gimen de Mac�as, o por
�intento de golpe de
estado�; el mayor delito
falso que se puede
cometer contra el
r�gimen de los
dictadores de la familia
Nguema.
La �Oficina�, un oscuro
y estrecho rinc�n de la
c�rcel de Black�Beach,
era la infernal sala de
juicios donde cada media
noche, despu�s de una
nueva redada de
pol�ticos, aparec�a
Teodoro Obiang Nguema,
para interrogar y
decidir el destino
mortal de los �presos
pol�ticos�.
Los presos en ocasiones
- como ya dijimos - eran
enviados a trabajos
forzosos en las fincas
de cacao, aunque tambi�n
con frecuencia despu�s
del juicio nocturno en
la �Oficina�, muchos
eran condenados a
muerte. Estos castigos
se ejecutaban
normalmente durante los
trabajos dur�simos y
obligatorios a los que
los presos pol�ticos
eran mandados, con
frecuencia en el bosque.
Otra forma de ejecutarse
las sentencias de muerte
era, adem�s, un medio de
diversi�n para los
criminales carceleros:
organizar entre los
condenados una pelea
(del estilo de las ri�as
organizadas entre perros
o gallos) hasta que se
eliminaban unos a otros,
ante la mirada
aterrorizada y muda de
otros presos. El �ltimo
superviviente vencedor
no ten�a mayor suerte,
sin embargo, y era
liquidado por el militar
de turno.
Eran igualmente
frecuentes las �fiestas�
organizadas por el gran
�Jefe de C�rceles� en el
patio de la c�rcel de
Black-Beach. Este fue el
caso de lo que el propio
Obiang Nguema bautiz�
con el nombre de �Baile
de Mok�m�, el �ltimo
asesinato masivo que
precedi� a la
declaraci�n del golpe de
estado contra su t�o
Mac�as. En este �Baile�
se mataron entre s�
ilustres pol�ticos y
se�aladas personalidades
como el sacerdote Jos�
Esono Mitogo;
Buenaventura Ochaga
Ngomo; Jes�s Alfonso
Oyono Alogo; Pablo Nseng
Esono; Manuel Nzi Mba;
posteriormente, Job
Obiang Mba; etc.etc.
Eran, en realidad, el
�ltimo grupo de
pol�ticos y
personalidades que
todav�a pod�an
significar un obst�culo
en el camino de Obiang
Nguema, que estaba ya
dispuesto a heredar el
poder mediante un golpe
contra Mac�as. Los
cad�veres de estas
personas ilustres
aparecieron pocos d�as
despu�s, metidos en
sacos, en las orillas de
las playas de Camer�n.
Tras el golpe de estado
del 3 de Agosto de 1979,
la detenci�n de
Francisco Mac�as en las
espesuras de la selva
guineana, y el
trasladado a Malabo para
ser juzgado, el golpista
Teodoro Obiang, temiendo
verse involucrado en
dicho juicio, realiz�
una �ltima visita a su
t�o; y, entre s�plicas y
amenazas, prometi� a
Mac�as Nguema que si no
le citaba en el juicio,
le salvar�a de la
condena de muerte; pero
si su t�o le citaba en
el juicio, se ver�a
obligado a decretar su
condena a muerte.
��Recuerda que ahora yo
soy el Presidente!�-
le amenaz�[2].
Francisco Mac�as Nguema,
quien en sus vehementes
declaraciones en el
juicio reconoci� la
parte de responsabilidad
y culpabilidad que le
tocaba como Presidente
del pa�s, como que en
varias ocasiones dio
�rdenes directas y
personales del asesinato
de sus �enemigos�,
cometi� entonces un
�ltimo delito
imperdonable: encubrir a
su cercano colaborador
en la tragedia acaecida
a Guinea Ecuatorial, su
sobrino Teodoro Obiang
Nguema, facilitando as�
que el nuevo dictador
continuara impunemente
destruyendo a su pueblo.
Tras el golpe, a
mediados de agosto de
1979 Obiang ya sab�a
c�mo proteger sus
espaldas y derrochaba
optimismo. Pidi� al
pueblo que aguantara el
corto periodo de tiempo
que �l necesitaba para
arreglar la
"catastr�fica" situaci�n[3],
y asegur� que "en
menos de un a�o
transformaremos el pa�s".
Manifestaba que pod�an
regresar los exiliados
que lo desearan, pero
sin formar partidos
pol�ticos "para que
no se repitan los
errores del pasado".
Obiang era el nuevo
l�der de un pueblo
ilusionado, dispuesto a
olvidar su pasado para
comenzar la
reconstrucci�n. Todo
estaba en ruinas y hab�a
mucho trabajo por
delante. Malabo pareci�
a Manuel Lequineche
"una ciudad pocas horas
despu�s de haber sufrido
el paso de un severo
tornado. Techos
arrancados, paredes
despintadas con la
oxidaci�n, podredumbre,
la basura acumulada, la
ruina y el abandono por
doquier. Miseria y
plagas b�blicas, una
capital casi devorada
por la selva"[4].