Se termin� el silencio
Por Cynthia Caden
�ltima modificaci�n: 11 de diciembre
de 2009 |
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Como el lector sabr�, la idea de una
obra puede tener tantos or�genes
como fines o motivaciones. La que
hoy presento a su consideraci�n se
gest� a trav�s de una pol�mica que
inicialmente no guardaba relaci�n
directa con las tem�ticas aqu�
tratadas. Me encontr� ante la
rotunda y convencida declaraci�n de
que Marx y Lenin eran los "Padres de
la humanidad", a lo que en su
momento respond� con el conocimiento
general con que contaba. Esto llev�
a la solicitud formal de que
demostrase mi postura, y comenc� a
interesarme a partir de all� en una
realidad que - como luego podr�a
comprender cabalmente - apenas hab�a
rozado con la punta de los dedos
hasta entonces.
Durante a�os consider�, como
probablemente muchas de las personas
que pasar�n por estas p�ginas, que
la pol�tica era del inter�s de unos
pocos, fascinados con los juegos del
poder y una mayor o menor - pero
existente al fin - propensi�n a la
corrupci�n. Mi mentalidad era, pues,
el resultado del conocimiento
ideol�gico junto a un barniz general
respecto a los principales
movimientos e hitos, con una
definici�n personal basada en esa
formaci�n y las noticias que con
frecuencia aparecen en los medios de
comunicaci�n.
Podr�a decir, por lo tanto, que de
la noche a la ma�ana me encontr�
sumergida en un mundo totalmente
extra�o para m�, en el cual ten�a
primero que encarnar y comprender yo
misma c�mo su base de ideas - que
conoc�a mejor - hab�a llevado a sus
diversos procesos, metodolog�as,
resultados, y cu�les hab�an sido
�stos espec�ficamente, porque lo
ignoraba en su gran mayor�a. Pensaba
realizar una peque�a obra en la que
expondr�a lo mencionado, en una
visi�n general del conjunto de
naciones que vivieron bajo gobiernos
comunistas. Jam�s habr�a podido
imaginar, en ese momento, lo que iba
a encontrar en el camino...
Una hermosa pel�cula oriental de
fantas�a puede ejemplificar mejor lo
sucedido. En ella una ni�a, que se
ve obligada a trabajar temporalmente
en una casa de ba�os termales para
dioses, recibe la orden de hacerse
cargo de la limpieza de un cliente
particularmente espantoso, repelente
y enorme, del que todos los de mayor
experiencia se quieren
desentender. Al descubrir que el
extra�o ser en cuesti�n tiene algo
clavado en un costado, tira con
fuerza de aquello con ayuda de una
cuerda, para encontrarse al
retirarlo con que empieza a fluir
una cantidad incre�ble de basura y
suciedades que todo lo inundan,
liberando finalmente al personaje
m�tico de su inmunda carga.
De esta aventura me acordaba yo a
medida que tiraba de la cuerda de la
investigaci�n, con el generoso y
oportuno aporte de grandes expertos
y colaboradores. Lo primero que
llamar�a mi atenci�n es la inmensa
cantidad de informaci�n a la que
puede acceder quien en verdad se
interesa por este tema, y lo poco
que en general la gente hace uso de
esa oportunidad extraordinaria que
concede la era informativa en que
vivimos, para conocer lo sucedido y
as� evitar que siga ocurriendo o
vuelva a pasar alguna vez. Pero
comprendo que yo no he sido la �nica
negligente en algo tan serio y grave
como lo que aqu� podr�n todos
descubrir, y por ello deseo invitar
al lector renuente a interesarse en
asuntos que realmente le
sorprender�n por su importancia y
trascendencia.
Y es que si algo he aprendido en el
per�odo que ha tomado el desarrollo
de esta investigaci�n, es que la
pol�tica no se trata de una serie de
leyes fr�as e ideas descarnadas,
personificadas en gente m�s o menos
inescrupulosa. Sin pretender
erigirme como experta en un tema tan
complejo, dir� que lo que he ido
descubriendo a mi modesta escala es
que se trata, en realidad - y dicho
de forma muy sencilla, como siempre
he querido que fuese la impronta de
este trabajo que a m� misma me ha
repercutido tanto - de la base de
ideas que producir�n resultados
concretos en la vida de quienes
est�n bajo su gobierno. Si las
pol�ticas est�n viciadas por el
error o tienen un origen desp�tico y
criminal, veremos c�mo se deterioran
r�pidamente todos los aspectos de la
existencia de las personas. No se
trata, por tanto, de un tema de
menor importancia, ni tampoco de
meros hechos del pasado sin
trascendencia actual. Hemos querido,
la mayor�a de nosotros, vivir en un
mundo cada vez m�s gobernado por
ideas que no nos interesan, mientras
todo se trastoca por esta causa sin
que siquiera nos enteremos, hasta
que es demasiado tarde...
Demasiado tarde ha sido ya para
millones de personas, cuando de un
momento a otro se encontraron bajo
el yugo de un r�gimen totalitario,
violento e invasivo, que trastocar�a
la configuraci�n de sus naciones, de
sus familias, econom�as, creencias y
vidas, en definitiva, para siempre.
Much�simos de ellos morir�an de
formas espantosas por esta raz�n,
convirtiendo al comunismo en la
ideolog�a m�s despiadada, asesina y
extensiva de la historia de la
humanidad. Otros, con algo m�s de
"suerte", conservar�an la vida para
presenciar otra clase de estragos a
su alrededor, desde la persecuci�n y
muerte de sus seres queridos, hasta
el exilio, la confiscaci�n, el da�o
ambiental, la tortura, el
encarcelamiento o la represi�n,
entre muchas otras.
Al buscar informaci�n espec�fica de
cada uno de los pa�ses que quer�a
abarcar someramente en un comienzo,
fui descubriendo tantas cosas que se
hizo absolutamente imposible
incluirlas en un s�lo resumen
general, por largo que fuese. Se
hac�a necesario, entonces, dedicar
un espacio especial a toda naci�n
que haya sufrido estas lacras (o las
est� sufriendo hoy), cada cual a su
manera. Y es que debido a la
idiosincrasia local - y a pesar de
que muchos fueron gobernados desde
"afuera" como una suerte de
marionetas de otra mentalidad y
otros objetivos diferentes a los
suyos propios - cada lugar ha
sufrido de una forma singular y
�nica. Todos los pa�ses - y eso
puedo asegurarlo sin temor a
equivocarme despu�s de haber
realizado ya toda la base de esta
obra - han sufrido muy duramente
bajo el r�gimen rojo. Pero cada cual
lo ha hecho a su manera, m�s
represiva en unos casos, genocida en
otros, particularmente
antirreligioso en unos, o aislados y
silenciados en otros, y as� por
delante. Por ese motivo he decidido
ocuparme de cada caso, para que el
lector pueda tener una peque�a base
hist�rica del proceso ocurrido all�,
para luego pasar a comprender los
engranajes que movieron a la
maquinaria aniquiladora, y qu�
ocurri� espec�ficamente en cada pa�s
del mundo que ha tenido la desgracia
de tener ese tipo de gobierno.
Esta aseveraci�n que ahora puede
parecer extrema al ojo inocente de
los lectores, ir� quedando m�s y m�s
probada a medida que avancen a
nuestro lado en el descubrimiento de
esta inimaginable realidad,
extra�amente oculta a pesar de su
colosal envergadura. Y se
preguntar�n con nosotros... �c�mo es
posible que nadie diga nada? �C�mo
puede suceder que s�lo se culpe a
unos criminales, mientras se hace
caso omiso o incluso se justifica a
otros iguales - sino peores - que
a�n hoy tienen el poder y dominio
absoluto sobre incontables millones
de vidas alrededor del vasto mundo?
Me tienta adelantar algunos de los
hallazgos m�s impresionantes, pero
no ceder� al impulso para permitir
que usted pueda, como yo, irse
imbuyendo en este terreno casi
desconocido de forma gradual, como
gradualmente tambi�n nos
adentraremos en los cr�menes
acontecidos.
Puedo mencionar, sin embargo, las
violaciones masivas de alemanas, el
genocidio camboyano, la implacable
persecuci�n polaca, la deliberada
hambruna ucraniana, las matanzas
africanas, el exterminio �tnico
laosiano, las deformaciones
post-nucleares kazajas, la di�spora
rusa, los experimentos coreanos con
seres humanos, la deportaci�n total
chechena, y muchos, much�simos temas
m�s que hoy no se mencionan casi en
ninguna parte, aunque sean
incre�blemente remecedores y
extensivos o incluso � en algunos
casos graves � sumamente actuales.
Lo dicho no es m�s que un brev�simo
ejemplo de los temas que se
desarrollan en este trabajo.
Para que la introducci�n a todas
estas realidades impactantes sea
progresiva, hemos decidido iniciar
la exposici�n de esta obra de una
forma que a muchos podr� extra�ar.
La publicaci�n fraccionada de la
investigaci�n y en este orden
espec�fico se debe, en primer lugar,
a que no quisi�ramos atosigar al
lector con miles de p�ginas de
informaci�n dif�cil de asimilar, no
por su dificultad de comprensi�n
sino por el peso terrible que puede
tener sobre una persona normal el
conocimiento de tales tragedias. Por
lo dem�s, este trabajo - a
diferencia de todos sus predecesores
- aprovechar� los beneficios que
otorga la era digital de
comunicaciones para profundizar,
ampliar y mejorar la informaci�n de
cada tomo siempre que sea necesario.
De esa manera queremos ofrecer a los
lectores del mundo su participaci�n
en este esfuerzo conjunto, con la
intenci�n de crear un basti�n de
informaci�n y de objetividad. Todos
los aportes son, por tanto,
bienvenidos. Y ser�n incluidos en la
obra - con su referencia
correspondiente - si as� lo
ameritan.
He de reconocer tambi�n que es esta
la forma en que hemos decidido
enfrentar a la campa�a internacional
de silenciamiento y coerci�n que los
lectores se sorprender�n tal vez al
descubrir en toda la fuerza y
virulencia que tiene en la
actualidad. Esperamos que as�, una
publicaci�n constante y concienzuda
de todos, absolutamente todos los
pa�ses bajo el comunismo, pueda
obtener la atenci�n p�blica y su
consiguiente reacci�n. Una que no se
ha producido en la forma debida a
sus v�ctimas - pasadas y presentes -
en los m�s de 90 a�os que lleva
existiendo este flagelo casi
enteramente impune.
Por lo dem�s, junto a la
investigaci�n relatada y detallada
de estos pa�ses y de muchos temas
relacionados a los cr�menes de las
ideolog�as de corte socialista,
hemos desarrollado unos cuadros de
cifras de damnificados por distintos
tipos de desgracias que han afectado
gravemente sus vidas. Despu�s de
todo, aunque no siempre ha sido
mortal, hay marcas que duran para
siempre, como las vejaciones, los
denigrantes encarcelamientos
injustos, el despojo de todo hasta
en lo m�s b�sico para la
subsistencia, las guerras, las
torturas y un sinf�n de otros
sufrimientos. Estos datos que hemos
ido colectando cuidadosamente a lo
largo del estudio de los casos, han
arrojado cifras sorprendentes que
iremos publicando junto a cada
trabajo presentado. Y por otra
parte, me otorgaron as� el orden con
que he deseado introducir al lector
en estos hechos. Si comienza usted
por el primer pa�s - que ha sido
Mongolia en esta decisi�n editorial
- ha de recordar que aunque
encuentre incre�ble el nivel de
sadismo y maldad perpetrado en
aquella poco poblada naci�n, s�lo
est� descubriendo la punta del
iceberg rojo que poco a poco iremos
develando para usted, con temas que
posiblemente jam�s imagin� siquiera
relacionados al comunismo mundial.
Para que el criterio fuese lo m�s
objetivo posible, el trabajo se ha
basado principalmente en los
derechos humanos, que como pronto
podr�n ver han sido vulnerados por
completo en cada lugar donde se
instaur� un gobierno rojo. Nada ha
evitado, hasta hoy, el horror que
han enfrentado personas desvalidas
de toda edad y condici�n, por el
s�lo hecho de tener la desgracia de
vivir en determinado pa�s y bajo sus
pol�ticas criminales. Esto que fue
silenciado por d�cadas, hoy sale a
la luz en un conjunto completo hasta
ahora nunca realizado. Quieran los
hombres y mujeres de buena voluntad
contribuir para que la verdad surja
m�s y m�s de los oscuros rincones a
los que la confinaron a trav�s del
miedo, el ocultamiento y el enga�o,
para que en adelante todos podamos
conocer la situaci�n real y sus
consecuencias si no se hace nada,
como hasta ahora.
No ha sido mi intenci�n - y quiero
aclararlo antes de llegar al final
de estas palabras - crear esta obra
como un regodeo en cr�menes,
sufrimientos y devastaci�n, aunque
por desgracia hay mucho de esos
horrores en sus p�ginas, que
intentan reflejar hechos verdaderos
de los que no se habla. El hombre es
capaz de grandes males, como quedar�
clar�simo hasta al m�s indulgente de
los lectores, pero no se trata de
una exposici�n sin sentido, para
macabro entretenimiento y alimento
de morbosidades. El sentido, al
menos en nuestra pretensi�n como
investigadores e histori�grafos, es
mirar al fin al mal a los ojos,
reconociendo qui�n es y c�mo act�a,
para reparar el pasado, trabajar
mejorando el presente y evitar el
triste futuro que nos quieren
imponer. Nadie podr� decir, despu�s
de leer esta obra, que se trata de
"una buena ideolog�a que se aplic�
mal en algunos lugares". Quedar�
claro que no importa d�nde ha
existido, ha sido siempre desastrosa
para todo aquel que no tuviese el
poder y la intenci�n de hundir a los
dem�s.
Este gran trabajo que decidimos
emprender (y mantener), con el
tiempo y esfuerzo que nos ha tomado,
tanto a m� como en particular a
todas las personas de excelente
disposici�n que han querido
colaborar con sus conocimientos y
aportes para contribuir a la obra de
esclarecimiento, es absolutamente
gratuito. A pesar de haber recibido
diversas propuestas para
comercializarlo y obtener
beneficios, hemos querido mantenerlo
as�. El motivo de esta decisi�n que
muchos podr�n encontrar poco com�n
es que deseamos con todo el coraz�n
que la informaci�n sea
verdaderamente de acceso p�blico,
garantizando as� que quienquiera se
interese en estos temas de vital
importancia podr� informarse sobre
ellos sin ning�n tipo de dificultad
o impedimento. En conjunto nuestro
equipo ha concordado en que
infinitamente m�s importante que el
beneficio personal es la justicia
que la historia y el presente han
visto hasta ahora brillar por su
ausencia.
Sin embargo, si hemos solicitado
donaciones de tiempo y dinero en
nuestra plataforma de trabajo es
justamente porque esperamos que
aquellos que no tengan carencia de
estos medios colaboren con el
proyecto/misi�n de educaci�n y
b�squeda de cambios sustanciales,
con la intenci�n de que as� puedan
continuar realiz�ndose y
manteni�ndose estos proyectos y
otros futuros. En verdad deseamos
que esta obra exista para instruir,
para esclarecer, para lograr mejoras
y para que nunca m�s se vuelva a
repetir, de ser posible, que
personas preparadas e inteligentes
caigan en el triste error de creer -
como en el caso que he relatado -
que el comunismo ha producido padres
para la humanidad.
S�lo me resta, para despedirme,
unirme a la magistral frase del
reconocido autor ruso Alexander
Solzhenitsyn, quien hablando de su
gran obra "La rueda roja" (centrada
en la Revoluci�n Bolchevique), dijo
lo que comparto con �l en concepto y
con ustedes en hallazgo:
"Prohibi�ndonos todo vuelo de la
imaginaci�n, dado que es posible
reunir y conocer los hechos con
exactitud, y prefiriendo la compa��a
de los historiadores a la de los
novelistas, alcemos los brazos al
cielo y digamos de una vez por todas
que no nos habr�amos atrevido a
pintar las cosas de un color tan
uniformemente negro si las
hubi�ramos inventado".