Los "campos de seminario"
tambi�n llamados centros de
reeducaci�n, fueron una
pieza central de la pol�tica
del nuevo r�gimen hacia los
enemigos que hab�an vencido.
El dogma Marxista-Leninista
del PRPL no permite un
respiro en la lucha de
clases, y aquellos
identificados como sus
anteriores enemigos fueron
los presuntos saboteadores y
subversivos de la fase
socialista de la revoluci�n
que estaban llevando a cabo.
Tras su victoria, el r�gimen
juzg� que las personas no
aptas para el sistema deb�an
participar en la nueva
sociedad en su marco mental
actual. Para ello
construyeron una serie de
campos, conocidos s�lo por
sus n�meros. Estos inclu�an
el Campo 01 en Sop Hao; el
Campo 03 cerca de Na Kai,
que recibir�a tambi�n el
nombre Viangxai en Pali, que
significa "Pueblo
Victorioso"; el Campo 05
cerca de Muang Xamteu; y los
Campos 04 y 06 cerca de
Muang Et, todos en Houapahn.
Tambi�n se construy� un
campo en Muang Khoua en Nam
Ou, y otros fueron
construidos en el centro y
el sur. No hay cifras
oficiales del n�mero total
de personas enviadas a
reeducaci�n, porque la red
de campos era mantenida en
secreto para el mundo
exterior. La �nica
informaci�n fue tra�da
afuera por ex prisioneros y
sus familias. Varios
estimados publicados han
puesto el n�mero de reclusos
en 30.000, en 37.600 y en
50.000.
Esa cantidad de gente fue
confinada en campos de
trabajo forzado, viviendo
con raciones m�nimas de
comida y medicinas.
Los antiguos soldados eran
usados para trabajo pesado
como cortar madera y
construir canales, y la tasa
de mortalidad era
evidentemente alta.
En agosto y septiembre de
1977, un grupo de 26
funcionarios "reaccionarios"
de alto rango y oficiales
militares en el Campo 05
fueron acusados de tramar un
golpe de estado y los
arrestaron. Esas personas
fueron enviadas al Campo 01.
El grupo inclu�a a Pheng
Phongsavan, el ministro que
hab�a firmado el Acuerdo
Vientiane, Touby Lyfoung, el
lider Hmong, Soukhan
Vilaysan, otro de los
ministros de Souvanna Phouma
que hab�a estado con �l en
el Lao Issara y se hab�a
elevado para convertirse en
secretario general de los
Neutralistas; y los
Generales Bounphone
Maekthepharak y Ouan
Ratikoun. Todos murieron en
el Campo 01.
As�, aquellos que jugaron
alg�n papel de cierta
relevancia en la historia
moderna de Laos fueron
relegados por el r�gimen al
estatus de no-personas y su
destino puesto en las manos
de los guardias de prisi�n.
Otros, como Tiao Sisoumang
Sisaleumsak, un ministro del
gobierno de Souvanna Phouma
en la d�cada de 1960, el
General Sengsouvanh
Souvannarath, comandante de
las fuerzas Neutralistas,
Khamchan Pradith, un
intelectual y diplom�tico, e
incluso Sing Chanthakoummane,
un lugarteniente en el
Segundo Batall�n de
Paracaidistas en 1960,
fueron mantenidos en �campos
de seminario� por quince
a�os o m�s antes de
liberarlos.
Los informes, provistos
mayormente por entrevistas
de prisioneros que huyeron o
fueron liberados y por
cartas desde adentro de los
campos enviadas a familiares
en Laos, dec�an que los
campos difer�an mucho en sus
niveles de severidad.
Algunos de ellos en zonas
cercanas de la capital,
Vientiane, eran
aparentemente instalaciones
de reeducaci�n de corto
t�rmino para adoctrinar a
indeseables como prostitutas
y adolescentes rebeldes.
Esos campos han sido
visitados por diplom�ticos
extranjeros y periodistas.
Las condiciones m�s
represivas, de acuerdo a los
informes, eran en Pong Sali,
Samneua y Attapu, todas
fortalezas de larga data del
Pathet Lao, usadas para
internar a aquellos
funcionarios de alto rango y
militares del anterior
gobierno que no pudieron
escapar antes de la toma
comunista.
Las condiciones fueron
descritas como "brutales" y
hacinadas para prisioneros
pol�ticos en Samkhe, en la
Provincia Vientiane. Las
declaraciones indicaron que
los que intentaron escapar
de los campos o prisiones
eran ejecutados.
El comunismo llevaba s�lo
tres a�os en el poder,
cuando la revista Time
public� un art�culo que
retrata las condiciones
impuestas a los disidentes.
Dec�a as�:
�Durante siglos Laos fue un
pa�s tranquilo de campos de
arroz y un pueblo
notablemente pac�fico. Pero
dos d�cadas de guerra civil
y tres a�os de gobierno
comunista lo han cambiado.
Bajo la disciplina de Pathet
Lao, que tom� el control en
1975, la suave vida de los
laosianos ha entrado en una
dura transformaci�n.
Esto es particularmente
evidente en la remota
provincia Phong Sali. All�,
el Pathet Lao cre� campos de
prisiones para "enemigos del
estado". Las pesadas paredes
est�n cubiertas con alambre
de p�as y rodeadas con
estacas de bamb� afiladas.
M�s all� no hay nada m�s que
densa jungla y monta�as.
"Puedes tratar de escapar -
se mofan los guardias - pero
te tendremos aqu� dentro de
siete d�as".
Esa jungla es de m�xima
seguridad de un sistema de
detenci�n que podr�a dar a
Laos la triste distinci�n de
tener m�s prisioneros
pol�ticos per capita que
ning�n otro pa�s. Por el
c�lculo del mismo r�gimen
40.000 laosianos (de una
poblaci�n de 3,4 millones)
han sido llevados a "campos
de reeducaci�n".
La mayor�a de ellos son
antiguos oficiales del
ej�rcito y funcionarios
"derechistas" relacionados
con el anterior gobierno
favorable a Estados Unidos,
y al menos en teor�a, pueden
esperar su liberaci�n
despu�s de haber aprendido
sus lecciones.
Pero las cifras del r�gimen
no incluyen a los 12.000
desafortunados que fueron
enviados a Phong Saly sin
ninguna pretensi�n de
reeducarlos. Como cont� un
alto funcionario de Pathet
Lao al periodista
australiano John Everingham,
quien pas� ocho d�as en la
c�rcel de Lao el a�o
anterior: "Nadie nunca
regresa".
Aquellos que terminan en
Phong Saly son acusados de
cr�menes espec�ficos, aunque
los cargos pueden ser tan
vagos como ser "esp�a" o
"reaccionario", al habitual
estilo comunista. Como los
soldados del Pathet Lao han
recibido el permiso de
acusar a cualquiera y no son
necesarios los juicios,
muchos laosianos han
desaparecido en Phong Saly
por motivos peque�os o
inexistentes.
Entre otros enviados a los
campos se encoentraba Khong
Khetsakhorn, un operador de
maquinaria cuyo crimen fue
haber trabajado en proyectos
de construcci�n de USAID y
Ut Philaphan-deth, reto�o de
un importante negocio
familiar laosiano, que fue
acusado de albergar "un nido
de esp�as".
Los �nicos prisioneros que
se sabe que han salido de
Phong Sali son cinco de un
grupo de 15 nacionalistas
tailandeses liberados de las
c�rceles laosianas el �ltimo
mes como gesto de
reconciliaci�n. Cuentan que
all� hay trabajo forzado,
malnutrici�n y enfermedad.
Uno dijo: "est�bamos tan
flacos, tan hambrientos que
incluso tratamos de asar
sapos. Rogamos por
medicinas, pero el doctor no
pod�a darnos ninguna.
Cre�mos que �bamos a morir".
Otros hablaron de tres
prisioneros arrojados en
jaulas de tigres por haber
matado y comido al perro del
guardia. Un tailand�s dijo
que las enfermedades mataron
al menos al 10% de los
aproximadamente 600
prisioneros de su campo.
Los planes de Pathet Lao
para Phong Sali parecen
estar formados por lo que
los comunistas vietnamitas
eufem�sticamente llaman una
"nueva zona econ�mica", un
�rea remota donde la
agricultura primitiva pueda
absorber una gran poblaci�n
de exiliados pol�ticos que
permanecer�n all�. Las
esposas de algunos
prisioneros han sido
advertidas de que deben
empacar y unirse a sus
maridos si quieren volver a
verlos�.
A�n hoy las fuerzas de
seguridad abusan de los
prisioneros, particularmente
aquellos que disienten del
gobierno. El informe de
derechos humanos publicado
por el Departamento de
Estado en 2003 dijo: "los
prisioneros fueron en
ocasiones abusados y
torturados, las condiciones
carcelarias eran
extremadamente duras y
amenazantes contra la vida,
y el sistema judicial no
asegura el proceso debido a
los ciudadanos en el juicio".
En 1991, Laos aprob� una
Constituci�n que establece
el Estado de Derecho,
pero a�n no se ha
desarrollado el marco legal
necesario. El poder judicial
dispone de escasos recursos
y no est� plenamente
desarrollado; los tribunales
est�n bajo la influencia del
poder ejecutivo y del
Partido. El propio gobierno
admite numerosas
deficiencias, incluida
�la ausencia de uniformidad
y coherencia en la
aplicaci�n de la ley�,
la escasez de personal
cualificado y una difusi�n
ineficaz de las leyes � de
las que se imprime un n�mero
limitado de copias � a
escala nacional.
Durante a�os, organizaciones
de protecci�n de los
derechos humanos han
expresado su preocupaci�n
por los juicios injustos y
la ausencia de garant�as
relativas a juicios justos,
por los prejuicios pol�ticos
de los tribunales y por la
impunidad de la que
disfrutan quienes cometen
a�n las m�s graves
violaciones de derechos
humanos. Personas
consideradas como opositores
pol�ticos han sido
condenadas a largas penas de
c�rcel simplemente por haber
ejercido su derecho a la
libertad de expresi�n o de
reuni�n pac�fica; la tortura
y los malos tratos bajo
custodia contin�an.
Est� prohibido el acceso
desde el extranjero a los
organismos independientes de
vigilancia de los derechos
humanos.
�Y qu� ocurre con aquellas
personas que intentan salir
de la selva para
reintegrarse a la sociedad
pac�ficamente? Seg�n
informes facilitados a
Amnist�a Internacional, en
varios casos se ha
hostigado, detenido y
sometido a malos tratos a
los grupos que han decidido
dejar de vivir en la
clandestinidad.
El 4 de junio de 2005, un
grupo de 173 personas sali�
de la selva y, tras una
larga caminata, lleg� a la
localidad de Chong Thuang,
con la idea de �rendirse�.
La Fact Finding Commission (FFC),
grupo de presi�n hmong con
sede en Estados Unidos,
hab�a advertido a las
autoridades y a las
organizaciones
internacionales que un grupo
de 30 familias iba a salir
de la selva, e intent�
concertar la presencia de
organizaciones
internacionales con el fin
de observar su llegada y
garantizar su bienestar. Sin
embargo, no fue posible
contar con presencia
internacional, por lo que
s�lo acudieron tres miembros
de la Fact Finding
Commission.
�Nos ayudaron unos
estadounidenses que vinieron
a recogernos cuando salimos
del bosque para llevarnos a
Laos, donde nos
convertir�amos en ciudadanos
laosianos�,
relat� a Amnist�a
Internacional Chong Vang Lor,
miembro del grupo de 56 a�os
de edad, cuando la
organizaci�n se reuni� con
�l en Tailandia.
Las 30 familias hab�an
dejado atr�s una vida en la
clandestinidad en la zona
especial de Xaisomboune, a
cuatro d�as a pie del
distrito de Phoukout,
provincia de Xieng Khouang.
En primer lugar, un jefe de
la polic�a local coordin� la
ayuda que se les ofreci�.
�Luego vinieron los
soldados. Nos llevaron a una
prisi�n en un campamento del
ej�rcito, a las afueras de
la localidad de Phoukout.
Durante dos meses, nos
retuvieron en las celdas en
todo momento, unas 10
familias en cada una. Si
necesit�bamos ir al ba�o,
ten�amos que pedir permiso a
los guardias�,
recuerda Chong Vang Lor.
El edificio de la prisi�n
estaba en medio del
campamento, y las puertas
estaban cerradas con cadenas
y cerrojos. La comida era
muy escasa: dos raciones al
d�a consistentes en un
pu�ado de arroz cada una.
�Los guardias ten�an una
actitud muy intimidatoria,
en especial al principio:
por la noche disparaban por
encima del tejado del
edificio y gritaban u
hostigaban a los detenidos
desde fuera. Muchos de los
guardias, tanto militares
como polic�as, eran de etnia
hmong�. �No mataron a nadie,
pero dos ni�os murieron de
desnutrici�n��, afirma
Chong Vang Lor.
Tras dos meses, se permiti�
a las familias salir de la
celda por el d�a, aunque sin
traspasar el �rea del
campamento militar. Por la
noche, volv�an a
encerrarlos. La comida
durante ese periodo, que
dur� unos cuatro meses m�s,
segu�a siendo excesivamente
escasa. A pesar de que,
seg�n informes, las
autoridades hab�an recibido
provisiones internacionales
de alimentos, no hubo en
absoluto una mejora en las
raciones.
En total, permanecieron
recluidos unos seis meses,
hasta que se les orden�
irse, especificando que no
lo hicieran en grupos, sino
como familias individuales.
Temerosos, todos salieron a
la vez, por la noche, pero
en diferentes direcciones,
como se les hab�a ordenado.
Durante seis meses, se
retuvo a estas 173 personas
- incluidos ni�os - sin
cargos ni juicio, en
condiciones lamentables que
violan los derechos humanos
reconocidos como normas del
derecho internacional
consuetudinario vinculantes
para todos los Estados.
Varias de estas 173 personas
viven ahora como refugiadas
o solicitantes de asilo en
Tailandia. El gobierno
laosiano ha negado
p�blicamente toda la
informaci�n que se ha
difundido sobre sus
circunstancias.
Por su parte Kay Danes, que
sufri� cerca de un a�o en
una c�rcel laosiana, relat�
lo ocurrido en el gulag
comunista al Congreso de los
Estados Unidos.
Su marido, Kerry Danes, que
trabajaba en una compa��a de
seguridad con base en Hong
Kong llamada Securicor, fue
arrestado en diciembre de
2000 y acusado de robar
zafiros de la caja de
seguridad de una mina a la
que estaba proveyendo
seguridad.
La pareja neg� haber hecho
nada malo y fue liberada
diez meses despu�s tras la
intervenci�n del Primer
Ministro australiano John
Howard y el Ministro de
Exterior Alexander Downer.
"Me pidieron antes de dejar
el lugar que les hablara hoy
para que pudieran entender
un poco de la pesadilla",
dijo ella a un foro de
activistas de la oposici�n
laosiana y miembros
norteamericanos del
Congreso.
"Fuimos golpeados en una
habitaci�n oscura y
abandonados a morir. Cre�mos
que el mundo nunca conocer�a
nuestro sufrimiento. Cuando
nuestros cuerpos yac�an
rotos y sangrando sobre el
suelo fr�o y sucio de
concreto, rezamos para que
de alguna forma supieran que
ten�amos fr�o, miedo y
est�bamos muriendo".
Danes dijo que estaba
comprometida en exponer las
penas de sus compa�eros de
infortunios, encarcelados
por el gobierno comunista de
Laos por sus creencias
pol�ticas y otras
�transgresiones� semejantes.
Dijo que los prisioneros
estaban hacinados en celdas
diminutas, abusados y
golpeados, y forzados a
comer sopa hecha de pescado
encontrado en pozos de aguas
residuales.
Otro ejemplo actual lo dan
los ex funcionarios de
gobierno de alto rango que
fueron encarcelados por
expresar sus puntos de vista
pol�ticos disidentes. Fueron
muy publicitados por grupos
de derechos humanos y
finalmente los liberaron en
octubre de 2004, tras 14
a�os de prisi�n.
Ambos ten�an la salud muy
deteriorada.
Latsami Khamphoui fue
viceministro de econom�a y
planificaci�n, y Feng
Sakchittaphong ten�a un algo
rango en el Ministerio de
Justicia. Fueron arrestados
en 1990 por escribir cartas
a funcionarios del gobierno
donde expresaban su
preocupaci�n por las
actuales pol�ticas del
gobierno y abogaban por
reformas econ�micas y
pol�ticas pac�ficas. Tras un
juicio injusto, ellos y otro
ex funcionario de gobierno,
Thongsouk Sayshangkhi - ex
vice ministro de ciencia y
tecnolog�a - fueron
sentenciados a 14 a�os de
prisi�n.
Los tres fueron enviados a
una c�rcel remota, lejos de
sus hogares en la ciudad
capital de Vientiane y
detenidos all� bajo
condiciones de vida muy
duras. Fueron mantenidos en
la oscuridad la mayor parte
del tiempo, subsistieron con
una dieta exigua, raramente
les permitieron recibir
visitas familiares y les
negaron cuidado m�dico
adecuado. La salud de los
tres qued� fuertemente
deteriorada durante su
encarcelamiento. Thongsouk
sufri� de angina y muri� en
la c�rcel a mediados de
febrero de 1998 por falta de
atenci�n m�dica.
El embajador norteamericano
en Laos, Douglas Hartwick,
tras el foro sostenido en
mayo en la misma sala en que
apareci� Kay Danes, dijo que
las acciones del gobierno
eran imperdonables, y
agreg�: "Laos es un
estado autoritario de un
solo partido, donde la
disensi�n no est� permitida,
las libertades fundamentales
como la expresi�n religiosa
est�n restringidas y los
derechos humanos de su
poblaci�n son limitados".