Adem�s de los ataques
antirreligiosos, la poblaci�n
rural en general sufri�
fuertemente las atrocidades
cometidas por las fuerzas del
gobierno comunista. Las personas
que viv�an en �reas controladas
por Renamo acusaron a los
soldados del gobierno de cometer
la mayor parte de la violencia
dirigida a la poblaci�n local.
Los
campesinos que viv�an en �reas
de Mozambique central, que fue
recapturado por Frelimo, huyeron
al monte o a Malawi porque
tem�an que las tropas del
gobierno los mataran en
represalia por su supuesto apoyo
a Renamo.
Los soldados de gobierno que
acompa�aron convoys de
ciudadanos para protegerlos de
asaltos de Renamo simulaban
emboscadas para robarle a la
gente su propiedad. Para evitar
la p�rdida de bienes durante
tales viajes y asegurar una
llegada segura a su destino la
gente iba a las barracas antes
de la partida para sobornar al
comandante del convoy.
Cuando los soldados del gobierno
sorprend�an a las guerrillas
Renamo tampoco retornaban a sus
due�os los bienes robados que
hab�an recuperado sino que se
los quedaban para ellos.
Mucusete inform� desde Angoche
(Nampula) que cuando la
poblaci�n local trat� de huir
durante un ataque Renamo al
bosque encontraron los caminos
bloqueados por soldados de la
polic�a y el gobierno que los
golpearon y forzaron a regresar
a sus casas diciendo: ��Quieren
vernos morir solos?�. Mientras
hu�an a sus escondites durante
los ataques Renamo, los
militares con frecuencia tomaron
los bienes que los campesinos
trataban de rescatar.
En
lugar de defender a los locales,
muchas unidades de milicia
abusaron de su poder maltratando
a la poblaci�n en puestos de
control y durante patrullas
nocturnas. Sin recibir pagos
regulares, las milicias viv�an
de lo que hab�an confiscado de
los locales o recapturado de las
fuerzas Renamo.
La
situaci�n de las tropas
regulares no era mucho mejor.
Debido a los suministros
insuficientes causados por
deficiencias organizacionales y
log�stica militar desorganizada
- particularmente en zonas
remotas - las fuerzas del
gobierno sufr�an de falta
cr�nica de comida y municiones,
y les pagaban el salario con
meses de atraso.
La
moral se deterior� por completo
y los soldados coercionaban a la
poblaci�n local para que les
proveyera con mujeres y comida,
atacando casas y saqueando
villas. Adem�s desviaron ayudas
alimentarias de organizaciones
internacionales, dirigidas
originalmente a la poblaci�n
civil que mor�a de hambre. Los
soldados Frelimo en las ciudades
eran mucho menos dependientes de
recursos locales porque ten�an
acceso a suministros de comida
que pod�a usarse para permutar.
En
su estudio del distrito Erati en
la provincia Nampula, realizado
con autorizaci�n y apoyo de
altos oficiales Frelimo, el
antrop�logo franc�s Christian
Geffray encontr� que la
atrocidad de las mutilaciones
que tanto se ha puesto de
relieve respecto a Renamo, no
s�lo era cometida por ellos,
sino que FAM � Fuerzas Armadas
de Mozambique � tambi�n era
culpable de mutilar los cuerpos
de civiles que cre�a que
apoyaban a los rebeldes.
Geffray cita un mensaje del
Secretario del Grupo da
Vigilan�a Popular (GVP) al
director de distrito del
servicio de seguridad en Namapa,
el 12 de agosto de 1988:
�Regresando de una misi�n a
Napialo, Jos� dos Santos, un
miembro del GVP encontr� los
cuerpos de dos personas, uno de
una mujer cuya cabeza hab�a sido
rota y otra de un hombre cuyo
est�mago hab�a sido destripado.
Los soldados que lo hicieron
dijeron que esas dos personas
estaban informando a Renamo.
Cuando dos Santos pregunt� si
estaban armados, los soldados
respondieron que no. El hombre
estaba cazando una rata, y la
mujer estaba reuniendo
mandioca�.
Geffray tambi�n cita a un
cl�rigo que estaba en un convoy
que pas� a trav�s del �rea
Intuto describiendo una escena
en que un soldado FAM estaba
parado en el camino sosteniendo
la cabeza cortada de una mujer.
El
testimonio de una viuda y su
hija, sobrevivientes de la villa
Pandokani, Distrito Mutarrara,
Provincia Tete, Mozambique, dice
as�: �El 24 de julio de 1986,
Frelimo vino a nuestra villa y
desnud� a todos, hombres,
mujeres y ni�os. Desnudos, nos
llevaron al r�o y con pangas
comenzaron a matarnos. Mi hija y
yo escapamos por el r�o pero mi
marido fue asesinado, y tambi�n
el Sr. Nchawa, el Sr. Sandi, el
Sr. Nthengu, el Sr. Waide, el
Sr. Batista y muchos otros.
Frelimo luego quem� la villa.
Vimos las chozas ardiendo a la
distancia. Luego corrimos hacia
aqu�, donde los cristianos nos
dieron ropas y comida�.
Por otro lado, entrevistas de
Africa Watch e informes de
prensa en los medios
mozambique�os proveen evidencia
de significativos abusos a los
derechos humanos perpetrados por
la FAM. Esos abusos ocurrieron
primariamente durante
operaciones del ej�rcito en
zonas de los rebeldes, pero
tambi�n involucran ataques por
parte de soldados hambrientos
del gobierno, o incursiones
organizadas por oficiales
corruptos del ej�rcito a convoys
y almacenes de ayuda
internacional para civiles
desplazados por la guerra. Los
civiles de los que sospechaban
una colaboraci�n activa con
Renamo fueron sometidos a
grandes abusos.
Una mujer que viv�a con las
fuerzas Renamo en la base
Machavela cerca de Homoine en la
provincia Inhambane, en una
entrevista con Africa Watch,
describi� la escena cuando
soldados FAM atacaron en
diciembre de 1989:
�A
fines de noviembre yo so�� con
un gran ataque que ven�a de las
fuerzas Frelimo. Al d�a
siguiente les dije a mis vecinos
que pensaba que habr�a un gran
ataque. Unos pocos d�as despu�s,
Frelimo entr� en la zona. Corr�
de los disparos con muchos
otros. Pero nos dirigimos justo
hacia los soldados Frelimo. Las
tropas estaban llenas de furia.
Una de las esposas del
comandante de Renamo se
encontraba cerca de mi casa.
Cuando los veinte soldados
Frelimo llegaron encontraron a
un ni�o peque�o en esa casa.
Pensaron que era el hijo del
comandante. Un soldado tom� su
bayoneta y apu�al� al peque�o en
la nuca. Cre�mos que el ni�o
morir�a, pero un curandeiro lo
cur� poniendo hojas medicinales
alrededor de su cabeza�.
El
3 de febrero de 1991, el diario
�Domingo�, public� en sus
p�ginas centrales los resultados
de una investigaci�n sobre
asesinatos ejecutados por
soldados del gobierno a fines de
1990 en un puesto de control en
el puente sobre el r�o Matola, a
diez millas de la capital. Una
de las v�ctimas, Fernando Fumo,
fue disparado a muerte en el
puente en diciembre mientras
regresaba de Swazilandia. El
peri�dico cit� a un testigo del
asesinato:
�Vimos tropas, cinco, seis o
siete golpeando a un hombre y
arrastr�ndolo sobre el asfalto.
Parece que el sujeto trat� de
defenderse. Uno de los soldados
dispar� una r�faga a quemarropa,
hiri�ndolo mortalmente con tres
balas. Despu�s ellos [los
soldados] desaparecieron como si
nada hubiese ocurrido�.
El
diario cit� a otro residente que
dijo: �En el puesto de
control, cualquiera que no
muestre una guia da marcha puede
sufrir un severo castigo. Se les
ordena limpiar, acarrear agua o
cocinar para los soldados. Otras
personas fueron puestas en barro
o agua barrosa. Las chicas
fueron forzadas a tener
relaciones sexuales con los
jefes. Esto sigue ocurriendo.
Quien venga de Sud�frica o
Swazilandia y pueda pasar a
trav�s del control sin problemas
deber�a dar las gracias a Dios�.
Otro residente de la zona fue
citado en su penoso
reconocimiento: �No sab�amos
si deb�amos huir de nuestros
soldados o de Renamo�.
La
polic�a mozambique�a dispar� a
dos personas a muerte el 14 de
mayo de 1991, cuando abrieron
fuego en una multitud de 2.000
personas hambrientas que estaban
intentando saquear vagones
llenos de ma�z de Zimbabwe en la
estaci�n de trenes en Chokwe.
Los soldados de gobierno se han
quejado de que sus superiores
eran corruptos y no les prove�an
con raciones apropiadas de
comida y salarios. El
Lugarteniente Patricio Gimo de
Guardias de Frontera en la
provincia Manica, hablando en un
encuentro de las Fuerzas Armadas
en Maputo en junio de 1989 dijo:
�Muchos oficiales de alto rango
est�n ocupados con tratos de
negocios privados y van contra
los principios establecidos en
los estatutos y los programas de
partido de Frelimo. Como
resultado, hay una degradaci�n y
corrupci�n material en las
Fuerzas Armadas. Hay un abandono
del liderazgo de las tropas a
favor de negocios privados.
�C�mo puede un oficial que gasta
su tiempo inspeccionando el
pescado en el mercado tener
tiempo para liderar a sus
tropas?�.