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Miedo en el bosque
�ltima modificaci�n: 26 de mayo de 2010 | Descargar en formato PDF

 

(Testimonio e informaci�n obtenidos en su mayor parte de la investigaci�n realizada en
"Guerra en los bosques: la lucha de Estonia por la supervivencia, 1944-1956".
Por M. Laar. The Compass Press. 1992)
 

Para comprender este relato debemos primero saber qui�nes eran los Hermanos del Bosque a los que aqu� nos referimos: Se trataba de partisanos[1] estonios, letones y lituanos que libraron una guerra de guerrilla contra el gobierno sovi�tico cuando tuvo lugar la invasi�n y ocupaci�n sovi�tica a los tres estados B�lticos antes, en parte durante y por largo tiempo despu�s de la Segunda Guerra Mundial.

 

Las unidades de resistencia variaban en tama�o y composici�n, desde guerrilleros que operaban de forma individual, armados primariamente para auto-defensa, hasta grupos grandes y bien organizados capaces de involucrar a un nuevo significativo de soldados sovi�ticos en batalla. En Estonia alrededor de 14.000/15.000 hombres participaron de la batalla entre 1944 y 1953, hasta que fueron definitivamente destruidos por las fuerzas de ocupaci�n[2].

 

Antes de ese triste fin - mientras la resistencia se prolongaba - ocultarse se iba volviendo m�s y m�s dif�cil. La vida era dura en los bosques y los pantanos. Muchos de los hombres que hab�an luchado en batallas de la Segunda Guerra Mundial y hab�an tenido que esconderse en los bosques despu�s para evitar ser encarcelados, deportados o asesinados por los sovi�ticos, dec�an que un a�o en los bosques ten�a tantas privaciones y sufrimientos como tres a�os en el frente de batalla.

 

Estudiando la vida y tiempos de la gente que se escond�a en los bosques y pantanos durante los a�os posguerra, emerge el hecho de que los fugitivos no siempre eran hombres, sino familias enteras que eran forzadas a ocultarse. Algunos se llevaron con ellos a sus animales de granja. Varios levantaron viviendas resistentes y graneros, que usualmente se constru�an bajo tierra y se camuflaban. Algunos claros del bosque ten�an primitivos campos para mantener cultivos. Los grupos de Hermanos del Bosque inclu�an, por tanto, un n�mero significativo de mujeres y en ocasiones tambi�n ni�os.

 

Naturalmente, el coraz�n materno con frecuencia se lamentaba por sus hijos, creando una situaci�n peligrosa tanto para la madre como para el ni�o. El peligro inherente de tales arreglos est� ilustrado en la siguiente historia.

 

Por muchos a�os, una mujer llamada "Madonna" se escondi� con los Hermanos del Bosque del Condado Vorumaa. Ella y sus hijos escaparon y regresaron a Estonia despu�s de haber sido deportados a Siberia. El Hermano del Bosque Alfred K��rman recuerda:

 

"Ella vivi� as� como por un par de a�os, segando heno para su vaca en el verano y haciendo trabajos en secreto para sus familiares mientras los ni�os iban al colegio. Dorm�a donde pod�a. El comienzo de las deportaciones hab�a asustado a la gente y nadie se atrev�a a protegerla m�s. Y as� la trajeron hasta m�, porque su madre me hab�a albergado una vez cuando yo estaba herido. Mi �nica condici�n fue esta: "No dar� un paso fuera de nuestro bunker sin mi permiso". Ella estuvo de acuerdo.

 

La noche del 28 de marzo ella se sinti� terriblemente urgida por visitar a sus hijos en la villa y pasar la noche en casa, si parec�a seguro. Discutimos. No pude convencerla de que olvidara ese viaje sin sentido. Finalmente jug� su carta triunfal diciendo: "Usted no tiene hijos; no puede imaginar lo sentimientos en un coraz�n materno". No pude decir nada excepto: "Vaya, pero no traiga a ning�n chekista a respirarme en la nuca". Se fue. Todo estaba tranquilo cuando yo me acost� para dormir, completamente vestido.

 

Alrededor de las tres de la ma�ana, el rugido de un motor sacudi� mi bunker subterr�neo. Salt� fuera sosteniendo mi autom�tica. Escuch� detenerse a un cami�n y alguien grit�: "El camino a la villa va para la izquierda". Comenz� el retumbar de muchas pesadas botas rusas hacia la villa, un retumbar horrible...  y los perros del pueblo no escucharon nada. No sonaron la alarma hasta que los soldados comenzaron a golpear las puertas. Escuch� gritos: "Atkorite" (�Abran!); luego el chirrido de una puerta, despu�s "Stoi! Stoi! Stoi!" ("Pare! Pare! Pare!"). Era el retumbar de armas de fuego autom�ticas y muchos bramidos en ruso. Regres� al bunker, tom� mi mochila, una manta, alguna comida, calcetines secos y todas mis armas y fui a esconderme cerca de la salida del pueblo por el camino.

 

Volvieron, maldiciendo mientras se sub�an al auto y manejaban pas�ndome a m� y al bunker sin detenerse. Esper� otra media hora hasta que el retumbar de la m�quina fue tragado por el silencio de la noche. Luego regres� al bunker silenciosamente para ver qu� har�a despu�s. Encend� mi l�mpara y vi a Madonna sentada en mi cama s�lo con una camiseta, descalza, sin su ropa exterior encima del regazo. Me recompuse y le dije enojado: "Voy a cortarla en pedazos. Maldita sea". Ella respondi� llorosa: "Primero s�lo m�reme los pies". Y entonces qued� mudo. Los dedos y las plantas de ambos pies de Madonna eran una masa de carne sangrienta. Ella dijo:

 

�Cuando golpearon la puerta, no tuve tiempo de vestirme o encontrar mis zapatos, agarr� mis ropas de la silla. Como los rusos rompieron una puerta, escap� a trav�s de la otra y corr� a trav�s del campo. Me dispararon. Las balas erraron, pero la tierra helada me rompi� las plantas de los pies�. No puedo ni siquiera describir las semanas que le tom� sanar.

 

Esa misma ma�ana al amanecer qued� horrorizado al notar sus huellas sangrientas en la nieve. R�pidamente busqu� un saco vac�o, una pala y mis armas y segu� las huellas por el camino que hab�an hecho. Recog� la nieve sanguinolenta en el saco de ambos lados para que no fuese visible desde el camino. Eso no nos habr�a salvado de los verdaderos cazadores. Afortunadamente, nadie vino a los alrededores al d�a siguiente para buscarnos. Vivimos por varias semanas en constante estado de alerta, mirando el camino a la villa desde un �rbol todo el d�a hasta que la nieve se derriti� y sus pies se curaron. Esa vez hab�amos tenido suerte.

 

En octubre de 1950, Madonna fue entregada por familiares de su marido y sus hijos fueron sacados de su colegio. Los caminos se separaron, con la madre yendo a prisi�n y los hijos al exilio".
 

Notas:

[1] Grupos similares de resistencia anti-sovi�tica lucharon contra el gobierno comunista y sovi�tico en Bulgaria, Polonia, Rumania y Ucrania occidental.

[2] August Sabbe, por ejemplo, fue uno de los �ltimos supervivientes de los Hermanos del Bosque de Estonia. Agentes de la KGB lo descubrieron en 1978, disfrazado de pescador. En lugar de rendirse y correr el riesgo de prolongadas torturas, �l salt� a la corriente y se ahog�. Aunque para ser fieles a la verdad, lo cierto es que la KGB insisti� en que Sabbe se hab�a ahogado mientras intentaba escapar, pero esta teor�a no tuvo mucho cr�dito en su momento dada la poca agua, y de escasa profundidad en la zona.
 

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