Dhamchoe Doma,
de 29 a�os (en
el momento del
relato), es una
antigua monja
del Convento
Shar Bumpa y
pas� seis a�os
en la Prisi�n
Drapchi por sus
actividades
pol�ticas en
Tibet. Cuando
escap� a la
India en 2004
testific� sobre
su activismo y
las atrocidades
de la c�rcel:
"En junio de
1998 la polic�a
convoc� a todas
las monjas para
aprender una
canci�n que
deb�a cantarse
para los l�deres
locales durante
su visita a
prisi�n o si no
se enfrentar�a
un castigo. Por
lo tanto, nos
hicieron parar
de pie bajo el
sol desde las
nueve hasta las
cinco con una
hora de descanso
al mediod�a.
Esa noche
alrededor de las
11 PM, cinco
oficiales de
prisi�n vinieron
a mi cuarto y me
llevaron a una
sala donde fui
interrogada
sobre por qu�
hab�a rehusado
aprender la
canci�n. No
contest�.
Entonces me
golpearon con
una picana
el�ctrica por
todo mi cuerpo
hasta que qued�
inconsciente.
Cuando recuper�
la consciencia,
nuevamente me
preguntaron si
ahora quer�a
aprender la
canci�n y
cantarla.
Respond�
negativamente y
me golpearon en
los talones con
la picana, y el
shock nuevamente
me hizo perder
la consciencia.
M�s tarde me
encontr� en el
ba�o de mi
celda. Hab�a
mojado y
ensuciado mis
pantalones. No
pod�a hablar
porque mi boca
estaba hinchada
y mi cara toda
magullada y
cortada. Me
mantuvieron en
el ba�o, en esta
condici�n, por
siete d�as.
Luego me
llevaron a una
celda de
confinamiento
solitario y me
daban una sola
comida al d�a
que consist�a en
un poco de arroz
y un cuenco de
agua. La comida
apenas alcanzaba
para mantenerme
viva. Los
oficiales de la
prisi�n tuvieron
cuidado de darme
suficiente para
que no muriese.
Estuve all� por
seis meses, al
fin de los
cuales regres� a
mi unidad
(prisi�n)".
Dos miembros del
Grupo de "14
Monjas Cantoras
de Drapchi",
Gyaltsen Dolkar,
de 33 a�os (en
el momento del
relato), y
Namdrol Lhamo,
de 40, llegaron
a Kathmand�,
Nepal, a fines
de octubre de
2004. Gyaltsen y
Namdol
compartieron sus
agotadoras
experiencias en
la c�rcel y la
particular
repulsi�n de los
oficiales contra
los prisioneros
pol�ticos.
Gyaltsen
testific�:
"En 1990,
durante el
Festival Shoton
(�pera), 13
monjas; cinco de
mi convento Gary
y ocho de
Michungri
levantaron
esl�ganes por la
"libertad en
Tibet" y "Larga
vida al Dalai
Lama" en la
calle Barkhor.
En poco tiempo
cerca de 30
oficiales PSB y
PAP llegaron al
punto. Los
oficiales nos
golpearon
severamente y
nos llevaron al
Centro de
Detenci�n Gutsa.
Cada una de
nosotras fue
llamada a
interrogatorio,
durante el cual
los oficiales
pegaban con
porras
el�ctricas en
nuestros cuellos
y otras partes
del cuerpo que
nos dejaban
inconscientes. A
algunas les
pusieron cables
y un oficial
giraba un
dispositivo que
generaba
descargas
el�ctricas. El
dolor era
insoportable.
Tambi�n soltaron
perros sobre
nosotras y en
ocasiones nos
colgaron del
techo e
insertaron
porras en
nuestra boca.
M�s tarde en la
noche fuimos
separadas en
celdas para
mujeres.
Los siguientes
d�as, dos o tres
oficiales nos
interrogaron a
diario
demandando
conocer al l�der
del grupo y
otras
actividades
"separatistas"
que hab�amos
hecho en el
pasado. Tortura
en varias formas
como
electrocuci�n,
golpes con
barras de hierro
y shocks
el�ctricos eran
una rutina en el
Centro de
Detenci�n Gutsa".
Despu�s de tres
meses de
riguroso
interrogatorio y
tortura, la
Corte Popular
Intermedia de
Lhasa las
sentenci� a
varias condenas,
entre tres y
siete a�os de
prisi�n.
Gyaltsen fue
sentenciada a
cuatro a�os de
encarcelamiento
en Drapchi. Ella
describi� su
juicio y la
tribulaci�n en
la C�rcel
Drapchi:
"Los prisioneros
reci�n llegados
no pod�an
interactuar con
los antiguos.
Los reclusos
hac�an ejercicio
en la ma�ana y
por dos semanas
tuvimos que
aprender las
reglas de la
prisi�n. Si
fall�bamos en
memorizar las
reglas, eramos
golpeados y nos
hac�an quedarnos
de pie bajo el
sol por m�s de
dos horas.
Tras dos meses
se nos asignaron
invernaderos
para cultivar
vegetales. Cada
invernadero
deb�a producir
vegetales por un
valor de diez
mil Yuan
anuales, y la
falla de esta
meta implicaba
que los
prisioneros eran
severamente
golpeados.
Aunque la
prisi�n tiene un
peque�o
dispensario, los
prisioneros
pol�ticos evitan
visitarlo porque
los doctores y
las enfermeras
no los tratan
apropiadamente.
Aunque se ha
estipulado en la
ley china que
todos los
prisioneros
deben ser
tratados de
igual forma, en
la pr�ctica hay
una enorme
discriminaci�n
contra los
prisioneros
pol�ticos. Ellos
son vigilados de
cerca y
golpeados, y las
visitas de
miembros de su
familia se les
niegan por la
menor causa. Los
prisioneros
criminales por
otro lado tienen
que hacer
trabajos m�s
livianos y
reciben
tratamiento
m�dico apropiado
incluso por
heridas menores".
Phuntsok Tsering,
de 29 a�os (en
el momento del
relato), un
fabricante de
estatuas de
metal de Kardze,
Provincia de
Sichuan, pas� un
a�o y medio
detenido por
oponerse al
arresto ilegal
de Geshe Sonam
Phuntsok.
Phuntsok
consigui�
exiliarse a la
India el 2 de
enero de 2003.
En la ma�ana del
26 de octubre de
1999, en su
camino desde el
trabajo Phuntsok
Tsering supo del
arresto de Geshe
Sonam Phuntsok
el d�a anterior.
Para mostrar su
apoyo a Geshe,
aproximadamente
300 personas se
reunieron frente
a la puerta de
la estaci�n de
polic�a del
Condado Kardze
rogando por su
liberaci�n.
Cuando la
respuesta
oficial se
endureci�, se
produjo una
conmoci�n entre
la multitud y la
polic�a.
Phuntsok
recuerda:
"Alrededor de
las 10:30 AM
aproximadamente
100 tropas
armadas
consistentes de
oficiales PAP y
PSB nos
rodearon. Los
oficiales
armados
comenzaron a
golpear a la
gente en la
multitud
indiscriminadamente.
Luego un oficial
PSB me golpe� en
la nariz con su
revolver. Sent�
el sabor de la
sangre en mi
boca y ca�
inconsciente. Mi
amigo tambi�n
fue golpeado.
Cuando recuper�
mis sentidos,
estaba cubierto
con sangre y me
hab�an
arrastrado
puertas adentro.
All� mi amigo y
yo recib� m�s
golpes como
perros. Cuando
terminaron con
nosotros, trat�
de levantarme
pero apenas
pod�a sostenerme
en pie.
Por cinco d�as y
noches nos
mantuvieron en
el Centro de
Detenci�n de la
PSB local.
Durante ese
tiempo, los
oficiales
tomaban turnos
para golpearnos
todo el tiempo y
sufrimos
incre�blemente.
Nos echaron agua
caliente en la
cara, nos
golpearon con
porras
el�ctricas, nos
pegaron con
culatas de
rifles y palos
gruesos de
madera. En
ocasiones los
oficiales usaron
una roca para
pegarnos en la
cabeza.
Despu�s de cinco
d�as fui
transferido a
una celda m�s
peque�a de
aproximadamente
3 m2. Por un d�a
estuve solo all�
pero al d�a
siguiente lleg�
m�s gente. Las
personas
adicionales
fueron todas
arrestadas en
conexi�n con su
disentimiento
por la detenci�n
de Geshe. En ese
peque�o espacio
�ramos unas 12
personas. Hab�a
tres personas
mayores. Yo era
el m�s joven del
grupo. Ten�a 25
a�os. Mi amigo y
yo fuimos
tratados peor
porque nos
arrestaron en el
punto de
manifestaci�n.
El resto fue
detenido en sus
casas despu�s de
que les
buscaran. La
mayor del grupo
era una mujer de
unos 55 a�os.
No se nos
permiti� hablar
entre nosotros
en absoluto pero
igual est�bamos
demasiado
cansados y
enfermos para
hacerlo. A
momentos todos
fuimos
encadenados unos
a otros, y en
otras ocasiones
nuestras manos
eran esposadas
en la espalda.
Por los dos
meses que estuve
detenido all�
fui llevado a
interrogatorio y
golpeado un
m�nimo de cuatro
o cinco veces al
d�a. Por un mes
y medio no me
dieron ninguna
comida. Algunos
de los reclusos
se las
arreglaron para
pasar de
contrabando unas
bolsas de tsampa
(harina de
cebada tostada
tibetana) y as�
fue como no me
he muerto de
hambre. Nos
confinaron a esa
celda todo el
tiempo y no se
nos permit�a
salir en
absoluto. El
cuarto no ten�a
luz natural y
ten�amos una
lata com�n
dentro del
cuarto para
defecar y
orinar. La
presencia de
mujeres en el
cuarto no
importaba a los
oficiales. De
hecho las
mujeres fueron
sometidas al
mismo tipo de
golpes que
nosotros. No
hab�a espacio
para que nos
acost�ramos y
adem�s el hecho
de que
estuvi�ramos
encadenados
entre nosotros
dificultaba
recostarse
relajadamente.
Por dos meses
soportamos las
severas
condiciones y el
hedor.
Cada vez que me
llevaban para
golpes e
interrogatorio,
el resto del
grupo tambi�n
recib�a alguna
forma de golpes
y
hostigamientos.
Las palizas
pod�an ser
conducidas por
10-15 oficiales
sobre una
persona. Todos
nosotros eramos
llamados al azar
a diferentes
horas para
recibir los
golpes. El
peque�o espacio
estaba cubierto
con marcas de
sangre por
doquier. Muchas
veces los
oficiales har�an
pis en la boca
de algunos
reclusos. Yo no
tuve que sufrir
era humillaci�n,
ni las mujeres
de la sala�.
Phuntsok tambi�n
cuenta que:
"Inicialmente
ocho de nosotros
fuimos
mantenidos en la
unidad donde
deb�amos
realizar
rigurosos
ejercicios de
estilo militar.
Esto comenzaba a
las cuatro de la
ma�ana y duraba
hasta las nueve
de la noche con
un receso de
diez minutos
para almorzar.
En la ma�ana a
veces ten�amos
que ver un video
de una hora
sobre la
grandeza de la
Rep�blica
Popular de
China.
Estuvimos
detenidos en esa
unidad por dos
meses. La comida
era indigesta y
escasa. La vida
era muy dif�cil.
Despu�s de dos
meses, nos
transfirieron a
la unidad de
trabajo n�mero 4
dentro de la
misma prisi�n.
La tarea all�
era hacer
ladrillos. La
condici�n era
espantosa porque
ten�amos que
trabajar con un
intenso calor
bajo el sol
abrasador. Era
dif�cil porque
ten�amos que
trabajar largas
horas con
insuficiente
comida. Como la
c�rcel estaba
lejos de
nuestros
hogares,
raramente
recib�amos
visitas.
La vida despu�s
de la liberaci�n
fue terrible. Yo
era hostigado
constantemente.
Un d�a en abril
de 2001, mi
bicicleta fue
confiscada por
"insuficientes
documentos". En
otra ocasi�n me
multaron por 400
Yuan sin ninguna
raz�n. Decid�
huir del Tibet
para escapar de
ese
hostigamiento".