
El
problema de Corea ha sido habitualmente subestimado bajo el filtro
auto-complaciente del tipo: �no es un problema real, no tienen armas
suficientemente poderosas como para alcanzar objetivos intercontinentales, s�lo
pretenden hacerse respetar e influir en la zona�. Otros filtros, emitidos
por la izquierda, proponen a Corea del Norte como un s�mbolo de v�ctimas del
�cruel sistema capitalista� que �margina a los pobres oblig�ndolos al uso de la
fuerza para sobrevivir�. Es el slogan oficial para defender el terrorismo
isl�mico, el separatismo y cualquier acci�n que podr�a alertar o enfurecer al
mundo libre.
Esto
deja fuera el problema central de Pyongyang: la ideolog�a. En el gran orden de
las cosas no son siempre criterios pr�cticos o comerciales, m�s cercanos a las
decisiones de un almacenero. Los grandes asuntos de la historia, las causas de
guerras, formaci�n y desaparici�n de naciones, revoluciones que marcaron el
destino de los pueblos y culturas, tuvieron su origen en ideas y su forma
social, las ideolog�as.
Corea
del Norte, como muchas dictaduras socialistas, no presenta una unidad �pura� de
estilos previos de tiran�a roja. No es estalinismo, mao�smo o trotskismo en su
estado puro. Al modo de la barbarie africana, se trata de personalismos
nacional socialistas.
El
culto a la personalidad, idolatr�a a una la gloria nacional idealizada y
despreciativa de las dem�s, la enemistad con los vecinos inmediatos y ruptura
con los grandes sistemas, a�n afines ideol�gicos, el empobrecimiento voluntario
de su poblaci�n, la censura y represi�n sistem�tica, control de los medios
econ�micos y de comunicaci�n, permanente estado de guerra y una pol�tica de
victimizaci�n que fundamente un permanente estado de alerta, uni�n, control y
movilizaci�n nacional, son, entre otros, caracter�sticas propias del socialismo
due�o del poder.
Corea
del Norte representa un ejemplo de enervaci�n en una red sensible de socialismos
internacionales. Como Siria, Venezuela, Ir�n o Palestina, Corea del Norte
levanta simpat�as y apoyos abiertos y ocultos.
La
Rusia de Put�n, la China capitalizada, el Islam radical o los nacional
socialismos latinoamericanos como el de Argentina, Venezuela, Bolivia o Ecuador,
dejan de lado sus diferencias internas para auxiliarse entre camaradas.
Asistencias econ�micas, presiones pol�ticas, amenazas militares o geopol�ticas,
bloqueos a sanciones internacionales, agitaciones internas dentro de los pa�ses
que pueden intervenir en una soluci�n libertaria, o desprestigio de la
intelectualidad libre a trav�s de ataques, acusaciones de rutina (pago de la
CIA, intereses econ�micos, filiaci�n con multinacionales etc.) son armas de
guerra usuales en la defensa de sus camaradas ideol�gicos.
El
poder de Corea del Norte no es un asunto b�lico como en las generaciones
anteriores de guerra (ver:
Guerra: Ganar
mentes y corazones).
Se trata de guerra de �ltima generaci�n, librada en las redes sociales y medios
de comunicaci�n y alianzas que escapan a las escuelas tradicionales de las
universidades y periodismo cl�sico.
Pyongyang cuenta con el respaldo de los grandes poderes socialistas, lleven o no
su etiqueta en el nombre oficial.
Cuenta
con las alianzas ideol�gicas del fundamentalismo isl�mico, profundamente
socialista en su ideario pol�tico y conceptual. Una observaci�n a�n superficial
a sus m�todos, discursos y objetivos criminales arroja un resultado evidente
respecto a sus simpat�as y alianzas . (cfr:
Reporte Global
Yihad 2004-2011
y
posteriores)
Cuenta, adem�s, con el apoyo t�ctico de la industria del entretenimiento y la
intelectualidad roja formadora de opini�n p�blica, de los grandes medios de
comunicaci�n siempre ansiosos de procurar un �punto medio� en toda situaci�n,
malignizando a unos y maquillando a otros, sin permitir que la opini�n p�blica
forme realmente una opini�n clara que le permita reaccionar. La izquierda en
todas sus formas siempre ser� leal a s� misma y liberar� una batalla abierta, en
todas sus tonalidades y formas de discurso, a favor de los suyos (ver:
40 grandes
mentiras que la izquierda desea imponer).
Pero
cuenta sobre todo con el menos importante factor de las simpat�as de los
nacionalismos �anticomunistas� por su oposici�n a algunos aspectos e historial
del socialismo internacional, pero sin embargo son socialistas en su sentir
�anti-imperialistas� y por consecuencia aliados de las otras formas de
izquierda, econ�micamente simpatizantes de medidas anticapitalistas y
antiliberales y por sobretodo �tiles a los fines y estrategias de las izquierdas
m�s consecuentes con su ideario original.
A esto
se suman todas las �quintas columnas� afines a las izquierdas, verdaderos
�compa�eros de ruta� de la izquierda internacional, h�biles en anular
reacciones, sensibilizar en los discursos socialistas, condenar a los que se le
oponen e indultar a las verdaderas amenazas del progreso, bienestar y libertad
de los pueblos.
Corea
del Norte ofrece un ejemplo de impunidad a cr�menes salvajes, un aliado que,
como Ir�n, se convierten en �conos de amenaza nuclear y un salvavidas para las
izquierdas debilitadas tras la mutaci�n del socialismo despu�s del paso dado con
el derrumbe del Muro de Berl�n. Pyongyang, actuando como el �mat�n� del grupo,
protege a los criminales terroristas, a�n cuando sea proporcionalmente m�s d�bil
que los grandes del grupo que se le opone, amordazados por mil consideraciones y
controlados por leyes que est�n dispuestos a cumplir a diferencia del crimen
organizado que act�a sin atender a �rdenes o leyes al respecto. Si el �enemigo�
trasgrede alguna, saltar�n millones a condenarlo. Su los criminales act�an, la
impunidad, simpat�a y defensa ser�n el coro que elevar�n juntos, pero con
distintas letras y tonos.