Inicio

Acerca de AI

Art�culos

Investigaciones

Multimedia

Donaciones

 

 

 

 

 

AI | Alerta 360 Internacional

LUCHANDO CONTRA LA DESINFORMACI�N

 

 

 

 

 

 

 
 

 NUESTRAMISI�N >

� Luchar contra la total impunidad que otorga la desinformaci�n.

� Promover debates positivos.

� Alertar crisis.

ALERTAOBRAS >

 

 El Terror Rojo

La mayor investigaci�n sobre cr�menes del comunismo en el mundo. Entrega fascicular.
 

�ltimas publicaciones:

�  Mozambique | (1975-1994)
�  Corea del Norte | (1949-hoy)
�
  Letonia | (1940-1991)
�  Nicaragua | (1979-1990)

 

 ALERTAMUNDO >

 

� Europa

� Asia

� �frica

� Am�rica

 ALERTAINTERNACIONAL >

 

� Investigaciones

� Testimonios y relatos

� Biograf�as

� Art�culos

� Citas

� Glosario
� Lecturas

� Multimedia

  ALERTACONTACTO >

 

� �nase a AI360 hoy

 
� Escr�banos
 

� Mapa del sitio

 

� S�ganos en:

 

Facebook

Twitter

 
ALERTAIDEA

DONACIONES

Su aporte en dinero, trabajo o contactos es FUNDAMENTAL para continuar luchando.

Toda cooperaci�n es �til.

   

Aporte ahora

   

 

myspace live counter
 

 

 
   
   
 

 

DEBATE

 

 

INVESTIGACIONES | Alerta Internacional

 

40 grandes mentiras que la izquierda desea imponer
�ltima modificaci�n: 05 de enero de 2012 | Descargar completo en formato PDF

 

Primeros 10 puntos

Introducci�n
1. El comunismo ha muerto� �viva el comunismo?

2. C�mo justificar genocidios y holocaustos

3. El mismo lobo, otros apellidos, otras pieles

4. �Asesinos?�Jam�s! O c�mo lavar de sangre de manos

5. "�Qui�n? �Yo? Yo no fui. Fue �l"

6. �Todo lo que se diga ser� usado en su contra�

7. ��Genocidio? No. S�lo decenas de millones de muertos�

8. Libertad � la manera de la izquierda

9. Reducir hasta el absurdo

10. La pobre Primera Gran V�ctima

Ver Siguientes 10

 
  1  2  3  4 


 

Introducci�n

 

Es muy elocuente que despu�s de declaraciones que demuestran que el comunismo ha creado, contribuido y avalado dictaduras sanguinarias a lo largo de toda su historia - y desde el mismo inicio de su existencia - ha comenzado a circular un documento antes mucho menos difundido que pretende, en tono de burla, desacreditar a quienes se�alan el peligro que significa militar o prestar apoyo al mencionado Partido.

 

Bajo el titulo �Las 40 reglas b�sicas del anticomunismo�, de J. Slavyanski (Instituto de Estudios Marxista-Leninista), se articula un documento acusatorio y tergiversador, que en definitiva nada argumenta a favor de la verdadera postura de la base ideol�gica de sus filas. Intenta, simplemente, desviar la atenci�n de los lectores mediante el uso de artificios supuestamente l�gicos (sofismas, falacias ad hominem y errores semejantes), que sin embargo no confunden a quien conoce la verdad de los hechos.

 

A pesar de que esta peque�a �obra� de camuflaje y silencio no responde en absoluto a las serias acusaciones que el comunismo tiene en su contra, consideramos que es importante aprender a desmontar los esl�ganes habituales con los que intentan confundir a la gente alertada, para que podamos pronto volver a concentrarnos en lo que corresponde. Mientras tanto, esperamos que este peque�o trabajo ayude a aprender un poco mejor sobre aquellos de los que se habla mucho m�s de lo que se les conoce.

 

Comencemos, entonces, a desmenuzar cada punto de este documento sin mayores dilaciones:

 

Cap�tulo 1

El comunismo ha muerto... �viva el comunismo?

 

 

Insistir constantemente en que el marxismo est� desacreditado, obsoleto y totalmente muerto y enterrado. Entonces prosiga en la construcci�n de una lucrativa carrera para superar esta teor�a supuestamente �muerta� durante el resto de su vida laboral.

 

 

El marxismo no ha muerto ni est� enterrado. El mundo de hoy vive bajo sus consignas, ya sea abiertamente y bajo el titulo directo de �comunismo�, ya seg�n sus mil variantes socialistas, que suscriben en buena medida a sus postulados e intentan implementarlos en la pr�ctica. Vemos esto actualmente en el estallido de �indignados�, �ocuppies�, �primaveras �rabes�, �marchas estudiantiles� y la consolidaci�n de gobiernos que aplican esta ideolog�a en sus pol�ticas. En el caso de Am�rica Latina, estamos hablando de casi todos los pa�ses actuales en mayor o menor medida. Esto mismo sucede en grandes porciones de Asia, �frica y no falta en Europa y Oriente Medio, a pesar de que puedan tener otros elementos varios que no permiten utilizar la etiqueta cl�sica. Pero una etiqueta no es m�s que eso, y no debemos tener tanto miedo de desentra�ar el verdadero contenido.

 

Por lo tanto, jam�s dir�amos que se trata de un movimiento �muerto y enterrado�. Desacreditado, en cambio, s� lo est�. Pero  el fuerte apoyo de la poderosa intelectualidad izquierdista se ha encargado de disfrazar esto en un principio, para luego desviar la atenci�n � como lo hace la serie de consignas que ahora nos ocupan, por ejemplo � y finalmente enterrar � esta vez s� � la memoria de quienes vivieron los horrores directa o indirectamente a trav�s de la represi�n comunista.

 

Sin embargo, literalmente miles de libros de todas partes del mundo testimonian esa realidad que cualquiera con deseos de conocer puede encontrar y estudiar en detalle, y con profusa documentaci�n para asegurarse de que lo all� dicho tiene una base hist�rica real. Eso es lo que AI360 hace desde el inicio de sus actividades: demostrar con pruebas contundentes que el comunismo es una amenaza real, cuyo pasado �olvidado� puede ense�arnos lo que debe evitarse en el futuro. Es necesario que la gente aprenda de la historia � lo que no siempre sucede � para no volver a caer una vez m�s con la misma peligrosa piedra.

 

Cap�tulo 2

C�mo justificar genocidios y holocaustos

 

 

Recuerde, cualquier muerte no natural que ocurra bajo un r�gimen �comunista� es atribuible exclusivamente a los l�deres de Estado, tambi�n lo es al marxismo como ideolog�a. Ignore las muertes ocurridas por la misma raz�n en Estados no socialistas.

 

 

Evidentemente cualquier naci�n puede tener el flagelo de la criminalidad domestica, que podr�a producir cierta cantidad de muertes no naturales. Tambi�n es cierto que corresponde a las pol�ticas de cada lugar el esforzarse por erradicar ese mal, o permitir que campee por doquier.

 

Sin embargo, estos casos nada tienen que restar su �m�rito� a los aut�nticos genocidios perpetrados por la estructura completa de un gobierno, cuando esa es su intenci�n. Nada puede competir con el poder que despliega un sistema dirigido por quienes no pueden ser juzgados ni controlados de ninguna manera. Y es por eso que se observan los da�os producidos a trav�s de los gobiernos mediante el estudio de sus declaraciones, documentos, ordenes de reclusi�n y/ ejecuci�n, etc.

 

En el caso de los estados autoritarios, no es sino a los dirigentes a quienes se atribuir�n los cr�menes, como sucede con los l�deres de un ej�rcito cuando hay cr�menes de guerra. A m�s autoritario y represivo el r�gimen, mayor la responsabilidad de sus gobernantes por lo que ocurre en sus tierras.

 

Est� claro que en lugares donde el aparato de control se introduce por completo en las vidas de los habitantes, y donde el solo hecho de disentir es un crimen punible con la muerte, no es de esperar que las decisiones de matar a otros pasen desapercibidas a las autoridades. Veremos algunos ejemplos de esto en un punto que viene al caso m�s adelante en este trabajo.

 

Baste decir por ahora que de la misma forma ha de ser medida toda represi�n y muerte acaecida en cualquier gobierno que controle a la poblaci�n dictatorialmente, haci�ndose as� responsable de todo lo que puede o no hacer, para bien y para mal. Pero no olvidemos que el hecho de que pudiera haber otros sistemas represores asesinos no hace menos grave lo que sucede en el caso de los pa�ses sometidos a gobiernos comunistas.

 

Cap�tulo 3

El mismo lobo, otros apellidos, otras pieles

 

 

Comunismo y marxismo son lo que usted quiera que sea. Si�ntase con la voluntad para etiquetar pa�ses, movimientos y reg�menes de �comunistas� independientemente de sus objetivos reales, ideolog�a adoptada, relaciones diplom�ticas, pol�ticas econ�micas o relaciones de propiedad.

 

 

Los socialistas extremos gustan de diferenciarse, acus�ndose unos a otros de �desviados� cuando no concuerdan en alg�n aspecto de su ideario revolucionario, hasta llegar a perpetrar verdaderas cacer�as de brujas dentro de los mismos Partidos. De esta manera ha habido divisiones en su seno desde mucho antes ya de que el comunismo bolchevique llegara al poder en la Rusia de 1917.

 

Lo importante al tratar con ideolog�as, una vez m�s lo decimos, no es la etiqueta que cada quien quiera ponerle a sus peque�as variantes. Poco importa, a estos efectos, que una facci�n piense que es mejor crear una potencia comunista antes de aplicarla en el extranjero, y otros crean que es preferible atacar el frente internacional para fortalecer as� las pol�ticas internas. Da lo mismo, a estos efectos, si unos se centran en el l�der local con sus inclinaciones particulares o rinden culto a otro hist�rico. Es insignificante, en este sentido, que unos deseen un estado superpoderoso hasta alcanzar finalmente la �utop�a popular� y otros desean el descabezamiento total desde un principio. O que unos prefieran la masiva industrializaci�n y otros el �nfasis rural.

 

Las etiquetas no producen sino confusi�n. Es como llamarse �democr�ticos� cuando se mantiene un sistema totalmente represor en donde el pueblo no tiene ninguna posibilidad de escoger a quien quiere que le gobierne.

 

Para evitar este problema, es en los principios b�sicos en donde hay que concentrarse. �Hacia d�nde apunta determinado r�gimen? �Lucha de clases, abolici�n de la propiedad privada, dictadura del proletariado, reforma agraria, colectivizaci�n, en definitiva lo primordial del ideario marxista? Si es as�, es verdad que tal vez el t�rmino correcto geopol�ticamente no sea �comunista� en todos los casos, pero podemos decir que comparten el mismo origen, mantienen una base similar, utilizan metodolog�as semejantes y llevan hacia el mismo desastre. 

 

Nos concentramos en el comunismo como principal instigador y propalador de estos errores, y como el titiritero que ha movido los hilos de muchos movimientos con otros nombres y supuesta divergencia de objetivos. Y una vez atentos a la base, podemos identificar las distintas cabezas de la hidra, que comparten el ponzo�oso tronco.

 

Es la peligrosa base ideol�gica nacida ya en la revoluci�n francesa � tan alabada y copiada por Trotsky, como base de la revoluci�n rusa de octubre en ideas y m�todos �, y luego sostenida y aumentada por Marx y Engels, la que debe preocupar al lector, fuera del t�tulo que cada uno de los personajes quieran ponerle a las acciones y movimientos revolucionarios inspirados por ella. Sin olvidar nunca, eso s�, que el comunismo es el �actor� que representa m�s claramente el papel que denunciamos, como resultado de la evoluci�n de una p�sima idea, que tanta muerte y horrores ha suscitado en la historia humana, como iremos probando a lo largo de este trabajo.

 

Cap�tulo 4

�Asesinos?�Jam�s! O c�mo lavar de sangre las manos

 

 

Si hubiese un conflicto en el que se viesen envueltos los comunistas, todos los muertos y consecuencias posteriores al enfrentamiento ser�n culpa de los comunistas. Tenga cuidado al aplicar esto a la Segunda Guerra Mundial. Movimientos fascistas que lucharon contra los sovi�ticos o partisanos comunistas fueron buenos, pero trate de no alabar abiertamente a la Alemania nazi. Deje esto para conversaciones particulares si lo desea.

 

 

En una guerra hay dos formas de definir culpables: los que la iniciaron por causas injustas, y los cr�menes de guerra, a�n si fueron perpetrados con la �buena intenci�n� de solucionar el conflicto.

 

La Segunda Guerra Mundial fue iniciada por la ambici�n imperialista (nunca mejor dicho) cuyas intenciones comenzaron a delinearse tomando forma y fuerza con la repartici�n de tierras entre la Alemania Nazi y los comunistas sovi�ticos.  La cifra de muertos, por tanto, corresponde en buena medida a los movimientos que esos dos poderes hicieron para producir el horror que vendr�a a continuaci�n.

 

Pero por otra parte hay cr�menes de guerra contra civiles inocentes, y estos n�meros sin duda han de ser compartidos por todos los que los perpetraron.

 

La lucha contra la instauraci�n de los reg�menes nazi y comunista que tomar�an millones de vida tanto en sus propias tierras como en las que invadieron sin duda era necesaria, aun cuando desgraciadamente en el caso sovi�tico no se pudo detener su avance, y el inteligente movimiento de aunarse en contra del sanguinario nazismo permiti� a los comunistas quedar como los �buenos� cuando sus pol�ticas de exterminio de la poblaci�n eran iguales a las que combat�an mas por intereses pol�ticos y estrat�gicos que por el �horror� que les produjeran tales cr�menes.

 

Fueron los comunistas quienes invadieron Polonia pocos d�as despu�s que los nazis, reforzando por el este la ola de terror que los polacos empezaban a sufrir en manos de los primeros desde el oeste. Fueron tambi�n los comunistas quienes obligaron a millones de hombres de sus naciones subyugadas a ir a la guerra y morir en su nombre para destruir al enemigo que en ese momento pod�a arrebatarle el poder�o no compartido que deseaba tener en Europa. Fueron tambi�n los sovi�ticos quienes tras la guerra echaron violentamente a toda persona inocente de sus pa�ses anexados por el solo hecho de pertenecer a la etnia alemana aunque fuera en una lejana ascendencia, produciendo un �xodo forzado de 12 millones de personas, de las cuales por las brutales condiciones al menos murieron 2 millones, mientras otro tanto de mujeres alemanas fueron violadas repetidamente y muchas tambi�n asesinadas por el Ej�rcito Rojo victorioso[1] .

 

Winston Churchill, entre muchos otros, reconoc�a la gravedad de la situaci�n en que seguir�a Europa tras la ca�da de Hitler gracias al �aliado� rojo. Ya en el temprano 1920 hab�a dicho: "Mi odio al bolchevismo y los bolcheviques no est� basado en su tonto sistema econ�mico o su absurda doctrina de una igualdad imposible. Surge debido al terrorismo sangriento y devastador que practican en cada tierra que han quebrantado, y s�lo mediante el cual su r�gimen criminal puede mantenerse" [2].

 

Pero �qui�n habla hoy de todo esto? El mundo se horroriza - y con raz�n - por los cr�menes cometidos por los nazis, pero mientras tanto ignora flagrantemente los del mismo tenor y mayor extensi�n perpetrados por sus antiguos socios comunistas.

 

Cap�tulo 5

��Qui�n? �Yo? Yo no fui. Fue �l.�

 

 

Usted decide lo que el marxismo �realmente significa� y qui�nes fueron los verdaderos representantes del comunismo. Simule inter�s por Trotski por perder, de alguna manera, el poder en manos de Stalin, aunque usted lo odie tambi�n.

 

 

El comunismo ha sido representado de una manera u otra por todos sus l�deres, pudieran estos conservar el poder m�s o menos tiempo, como en el ejemplo citado de Trotsky y Stalin. Lo cierto es que en el caso del primero no dudamos un momento al afirmar que de haber adquirido el poder m�ximo, habr�a sido tan sanguinario como su enemigo pol�tico. AI360 ha realizado una investigaci�n para demostrar este punto [3]. Trotsky estaba lejos de ser un simple �intelectual idealista�, y en su posici�n de comisario de guerra cometi� muchos cr�menes sin que le temblara la mano ni flaqueara su determinaci�n. Defendi� el terrorismo, aprob� fusilamientos masivos, destruy� a todo el que disintiera del ideario comunista. En definitiva, fue igualmente monstruoso, pero con menos posibilidades de llevar a cabo sus designios que la contraparte.

 

Lo mismo se aplica al resto de la dirigencia y cabecillas revolucionarios. Si hablamos de Mao, del Che Guevara, de Pol Pot, de Ho Chi Min, Lenin, Tito, Ceacescu, Bela Kun, Choibalsan, Castro, Ortega, Mengistu, Macias Ngema, Honecker, etc., todos han seguido coherentemente el camino de la represi�n violenta extrema. Esto puede probarse detalladamente si as� se desea.

 

Cap�tulo 6

�Todo lo que se diga ser� usado en su contra�

 

 

Hable constantemente de George Orwell. Cite obras como Rebeli�n en la Granja y 1984. No se preocupe por el hecho de no haber pisado nunca la URSS y los dos libros ser�n mucho m�s veraces.

 

 

Cuando la bibliograf�a que trata un hecho es tan extensa como en el caso de la cr�tica fundamentada contra el comunismo, es irrelevante si se ha estado en la Uni�n Sovi�tica para poder conocer las problem�ticas de un r�gimen y los cr�menes cometidos all�. Si as� fuera, la geopol�tica no existir�a exceptuando aquellas obras cuyos autores estuvieron en los lugares de los cuales hablan y presenciaron personalmente cada hecho que relatan. De este modo tampoco podr�amos hacer ning�n tipo de revisi�n hist�rica que nos permitiera declarar como err�neos y da�inos algunos pasos que dio la humanidad, con sus consiguientes consecuencias.

 

En tal caso, ser�a absolutamente imposible hablar de los males producidos por la Alemania Nazi si no vivimos bajo su sistema, o del fascismo italiano, y as� por delante, toda la largu�sima serie de gobiernos, movimientos, guerras y sucesos hist�ricos y actuales que no hemos presenciado personalmente. �No es eso absurdo? �O acaso los autores de estos puntos han sido testigos directos de todo lo que critican?

 

Para poder hablar de un hecho es necesario estar bien informados, contrastando los datos recibidos, verificando su procedencia, estudiando las posibles coincidencias y/o contradicciones, etc., y esto nos permitir� avalar o rechazar una declaraci�n, ya sea de alg�n evento pasado como presente. Por eso mismo es posible opinar con buena base sobre la realidad de lugares y sucesos que no se han presenciado directamente.

Eso es lo que alguien como Orwell hizo en su momento, muy bien fundamentado en la informaci�n catastr�fica que sal�a de atr�s de la cortina de hierro en el tiempo en que escribi� la obra citada, durante la Segunda Guerra Mundial.

 

Como �l, otros autores denunciaron a su manera lo que ve�an que estaba ocurriendo. Unos desde afuera, como es su caso, otros desde adentro, como en el caso de Solzhenitsyn por citar a un autor conocido entre muchos, y una mir�ada de investigadores que durante y despu�s del per�odo sovi�tico se han ocupado de averiguar y verificar informaci�n confiable � que no es precisamente la que entregaba el gobierno en su momento � para darla a conocer a la desinformada poblaci�n exterior.

 

Sin duda los autores de los 40 puntos � y sus m�s leales seguidores � buscar�n la forma de desprestigiarlos a todos ellos, asegurando que eran saboteadores, enemigos del pueblo, generadores de desinformaci�n, amigos de la CIA (acusaci�n omnipresente) o de los intereses norteamericanos, etc. Esto aplica indistintamente a quien sea que descubriese, no estuviera de acuerdo o quisiera relatar lo que ocurri� bajo su gobierno. As� actuaron en la pr�ctica sus �padres�, persigui�ndolos, incrimin�ndolos y elimin�ndolos siempre que estuvo en su poder hacerlo.

 

Por lo dem�s, no es dif�cil verificar la ferocidad de lo que estaba ocurriendo al ver el destino que tuvieron sus mismos exponentes de mayor prominencia. En la Uni�n Sovi�tica, ya que hablamos de ella, tenemos los casos de Trotsky, Bujarin, Rakovsky, Zinoviev, Radek, Rikov y Beria, por nombrar solamente un pu�ado de nombres de la misma dirigencia que fueron primero asesinos y luego asesinados por el mismo sistema que hab�an ayudado a crear, y que el documento al que ahora respondemos defiende sin ninguna verg�enza.

 

Cap�tulo 7

�Genocidio? No. S�lo decenas de millones de muertos

 

 

Cite n�meros de muertes masivas sin tener en cuenta la demograf�a o la coherencia. �Tres millones de muertos por el hambre? �7 millones? �10 millones? �100 millones de muertos en total? Usted no precisa comparar su trabajo con nadie, lo que es bueno, ya que probablemente usted tampoco comprob� dato alguno.

 

 

La historia de la investigaci�n de cifras de v�ctimas de diversas categor�as bajo reg�menes totalitarios ha sido dificultosa debido a que normalmente estos gobiernos ocultan la informaci�n, neg�ndola, minimiz�ndola o deform�ndola. Por este motivo hay varianza en los estimados de n�meros para cada categor�a (muertos, encarcelados, deportados, hambrunas, etc.).

 

Sin embargo, es bas�ndose justamente tanto en la estad�stica demogr�fica como en testimonios fidedignos, documentos desclasificados despu�s de la ca�da de tales sistemas, informaci�n cruzada, evidencia como tumbas colectivas y otros datos hist�ricos como se han podido determinar con cierto rango de error aceptable de qu� cantidades estamos hablando en cada caso.

 

Uno de los pioneros en este trabajo respecto a la Uni�n Sovi�tica en particular fue Robert Conquest � quien obviamente y como era de esperar ha sufrido el desprestigio de las izquierdas � seguido por numerosos investigadores, historiadores, compiladores y testigos que dieron sus estimados dentro de lo que se pod�a extraer de territorios totalmente sellados, en que la gente no pod�a hablar, escapar ni siempre eran registrados sus sufrimientos. Oficialmente, muchas v�ctimas no han figurado en ninguna parte debido a ejecuciones sumarias y violencias de toda �ndole no contabilizadas en ning�n registro. Por lo dem�s, muchos otros registros que s� existieron fueron destruidos antes de la ca�da del r�gimen dictatorial que los hab�a reunido.

 

Cuando la informaci�n disponible es parcial por la represi�n, silenciamiento y censura, se utiliza una metodolog�a estad�stica mediante la cual se llega a una aproximaci�n razonable, que involucra el rango de estimados hasta lo que es aceptable bas�ndose en toda la informaci�n disponible, y se define dentro de ese rango una cifra prudente que refleja la clave estad�stica buscada.

 

Se calculan entonces sub-estimados bajos y altos para cada caso dentro de lo m�s probable. Evidentemente, las cifras se encuentran muy probablemente entre estas dos cantidades y por ello suele sacarse un promedio con la variable de error posible entre menor y mayor.

 

Sin embargo, justamente por el dedicado estudio de aplicados investigadores hoy podemos tener una idea bastante clara del impacto que esos gobiernos tuvieron sobre sus pueblos. Personas como el mencionado Conquest: Rummel, Pipes, Figes, Solzhenitsyn, Adler, entre muchos otros, han dedicado a�os de su vida a un pormenorizado esfuerzo por desentra�ar el manto de silencio impuesto sobre los pa�ses asolados por el comunismo.

 

Lo que m�s importa a estos efectos es que, como declar� la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 "genocidio es la negaci�n del derecho de existencia de grupos enteros de seres humanos, como el homicidio es la negaci�n del derecho de los seres humanos individuales... Han ocurrido muchas instancias de tales cr�menes de genocidio, cuando grupos raciales, religiosos, pol�ticos y otros han sido destruidos, enteramente o en parte". Y este es el caso que enfrentamos  cuando hablamos de los cr�menes comunistas. Es perfectamente factible detallar las cifras y las razones por las cuales se ha llegado a las mismas en cada caso particular, a�n con sus varianzas que ser�n declaradas pertinentemente si as� se requiere.

 

No podemos caer, sea cual sea la cifra exacta de cada categor�a criminal � que s� sabemos por los estudios lo elevada que fue con total seguridad � en la mentalidad genocida que encuentra aceptable una cuota de millones a los cuales considera el precio para conseguir sus objetivos. Y esto no debe olvidarse.

 

Para refrescar su memoria, leamos lo que dec�a Lenin: �Ni un s�lo problema de lucha de clases jam�s ha sido resuelto en la historia excepto por la violencia... La lucha de clases no asumi� esta forma accidentalmente. Es la forma en que las clases explotadas toman todos los medios de poder en sus propias manos para destruir completamente a sus enemigos de clase" [4].

 

No es de extra�ar, por tanto, que consecuentemente una Orden Bolchevique durante su gobierno dijera: "Trabajadores, ha llegado el tiempo en que deben destruir a la burgues�a, o ella los destruir� a ustedes. Prep�rense para una embestida contra el enemigo de la revoluci�n. Los pueblos deben ser limpiados de su putrefacci�n burguesa... todos aquellos que son peligrosos a la causa de la revoluci�n deben ser exterminados... De ahora en adelante el himno de la clase trabajadora ser� un himno de odio y venganza"[5].

 

Sin dedicarnos ahora a detallar cifras como se har� en una investigaci�n especial al respecto, leamos el reconocimiento del comunista Maksim Gorky acerca del punto espec�fico del hambre: "Asumo que la mayor parte de los 35 millones afectados por la hambruna morir�n� [6].

 

Y para quien se vea tentado de creer que esta clase de situaciones fueron causas externas al comunismo, leamos lo siguiente:

 

Lenin: "Destruyendo la econom�a campesina y llevando a los campesinos del campo a la ciudad, la hambruna crea un proletariado. Adem�s la hambruna puede y debe ser un factor progresivo no s�lo econ�micamente. Forzar� a los campesinos a reflexionar en las bases del sistema capitalista, destruir� la fe en el zar y el zarismo y consecuentemente en su debido momento har� m�s f�cil la victoria de la revoluci�n... Psicol�gicamente todo esto habla de alimentar a los hambrientos y as� refleja esencialmente el sentimentalismo dulz�n habitual de nuestra intelectualidad"[7].

 

Mugabe (Zimbabwe): "El poder absoluto es cuando un hombre se muere de hambre y t� eres el �nico capaz de darle comida"[8].

 

Khatayevich (Ucrania): "Una lucha despiadada est� ocurriendo entre el campesinado y nuestro r�gimen. Es una lucha a muerte. Este a�o fue la prueba de nuestra fuerza y su resistencia. Tom� una hambruna mostrarles qui�n es el jefe aqu�. Ha costado millones de vidas, pero el sistema de granjas colectivas est� aqu� para quedarse"[9].

 

�Es necesario m�s para reconocer la deliberaci�n y gravedad de lo sucedido? Podemos profundizarlo�

 

Cap�tulo 8

Libertad � la manera de la izquierda

 

 

Todo aquel que estuvo preso bajo un r�gimen comunista probablemente era inocente de cualquier crimen. Los comunistas solo encerraban a poetas inofensivos y profetas pol�ticos que ten�an un hermoso mensaje para compartir con el mundo.

 

 

Los reg�menes dictatoriales se caracterizan, entre otras cosas, por la destrucci�n de la disidencia. Lo hacen a trav�s de diversos m�todos, dependiendo del nivel de violencia y poder que tenga tal sistema. Pero la consigna es clara: no se tolera la m�s m�nima divergencia con el r�gimen.

 

Cuando adem�s se agrega el factor de la lucha de clases, nos encontramos con un gobierno capaz de perseguir estratos sociales completos, considerados enemigos del pueblo �nicamente por pertenecer a esa categor�a.

Citando una vez m�s a un probado comunista � y sea cual sea la tendencia de los lectores deben reconocerlo como fundador de la Revoluci�n Roja � mencionamos ahora a Trotsky, quien reconocer�a tan tempranamente como era 1918, casi apenas asumido el poder en Rusia y cuando a�n no era vencido en la lucha de poder que sobrevendr�a tras la muerte de Lenin: "La primera �poca de la lucha contra el sabotaje (los intelectuales) consist�a en destruir sin misericordia las organizaciones de los saboteadores. Eso fue necesario, y por tanto correcto"[10].

 

�C�mo se mide qui�n merece tal destrucci�n? Bajo el comunismo es muy sencillo: todo el que no concuerde y se someta 100% al ideario del Partido es un saboteador, y por tanto �es correcto destruirlo sin misericordia�, parafraseando lo anterior.

 

Un caso particularmente impactante fue el que ocurri� en Camboya, donde  la violencia ya generalizada del gobierno comunista se extendi� directamente a todo aquel que hablase un idioma extranjero, que supiera leer o escribir, o que tuviese las manos suaves que consideraron propias de un intelectual, ya que no realizaban trabajos pesados que las volviesen callosas. En tal caso no se encerraba a los �culpables� sino que se los asesinaba sofoc�ndolos con bolsas pl�sticas: soluci�n sencilla y econ�mica que aplicaban incluso ni�os comunistas.

 

Sin embargo, este horror no se limita a aquel barb�rico episodio, sino que se repiti� sistem�ticamente para doblegar a la poblaci�n y forzarla a pensar de una sola manera. Cualquier pa�s en que se instaurara el comunismo incluir�a invariablemente la destrucci�n de la intelectualidad local en general, y en particular a aquellos contrarios al nuevo r�gimen. Esto ocurri� una y otra vez, en pa�ses como Rusia, Afganist�n, Alemania, Bielorrusia, Bulgaria, China, Estonia, Cuba, Etiop�a, Georgia, Hungr�a, Letonia, Kazajst�n, Laos, Polonia, Lituania, Mongolia, y la lista sigue y sigue.

 

Simplemente, el intelectual tiene dos �defectos imperdonables�: pertenecer a una clase privilegiada en tanto no hace trabajos pesados con uso de su cuerpo, y tener la preparaci�n necesaria para denunciar los abusos que ocurren enfrente suyo. Podemos citar una innumerable cantidad de casos particulares de cada pa�s mencionado si la contraparte que intenta defender este punto ridiculizando la inocencia de las v�ctimas as� lo solicita.

 

Cap�tulo 9

Reducir hasta el absurdo

 

 

Todo lo que Stalin hizo o dej� de hacer ten�a una motivaci�n siniestra oculta. TODO.

 

 

Es probable que como cualquier ser humano Joseph Stalin tuviera alguna buena intenci�n. Sin duda, nadie es capaz de encarnar el mal absoluto. Hitler, por ejemplo, mejor� siquiera temporalmente el problema del desempleo en su pa�s y con conciencia ambientalista protegi� a los animales con algunas leyes. Esto, sin embargo, no lo convierte en un ejemplo a seguir y el mundo lo reconoce hoy como un genocida ante todo. Por lo tanto, est� claro que debe aplicarse el mismo rigor a cualquiera que haya causado los estragos que los genocidas mencionados produjeron a los pueblos bajo su poder, independientemente de sus �virtudes�, si las tienen.

 

Fueran cuales fuesen tales buenas cualidades, no debemos olvidar las propias palabras de Stalin, dichas en el funeral de su primera esposa durante su juventud: �Esta criatura abland� mi coraz�n de piedra. Ella muri� y con ella murieron mis �ltimos sentimientos c�lidos por la humanidad" [11].

 

Cap�tulo 10

La pobre Primera Gran V�ctima

 

 

Manteniendo el esp�ritu de la regla n�9, recuerde que Stalin era un ser omnipotente, tal vez la encarnaci�n del dios hind� Vishnu, que ten�a plena consciencia de todo lo que ocurr�a en la Uni�n Sovi�tica y un control total sobre todo lo acontecido entre 1924 y 1953. Todo lo que ocurri� en esta �poca era a voluntad de Stalin. �ste conoc�a los detalles exactos de todos los sucesos criminales de su tiempo y debido a su crueldad sin l�mites, mand� fusilar millares de personas inocentes sin humanidad alguna, independientemente de donde estaban o de sus posiciones en vida. Siendo omnipotente, no era dependiente de informaciones pasadas para �l por decenas de millares de subordinados.

 

 

Stalin era la mente detr�s de lo que ocurr�a, pero estaba lejos de estar solo. Como resulta evidente en una tierra de semejantes proporciones como las que alcanz� la Uni�n Sovi�tica, hacen falta muchas manos, voluntades y responsabilidades para llegar a lo que sucedi�. Y por lo dem�s no es preciso ni �til culpar del Terror a un solo hombre considerando que los asesinatos sistem�ticos comenzaron poco despu�s de que Lenin tom� el poder en 1917 y nunca se detuvo hasta la muerte de Stalin, con unos cuantos episodios posteriores graves tambi�n.

 

Se trataba de un verdadero sistema social basado en el derramamiento de sangre, que se "justificaba" con el sufrimiento ahora para tener � supuestamente � la felicidad despu�s. Pero es cierto que el Terror no fue s�lo una consecuencia de la monstruosidad de Stalin, aunque s� se expandi� y aceler� por su arrollador car�cter malicioso. "El mayor placer", dir�a a Kamenev antes de acabar tambi�n con �l, "es marcar al enemigo de uno, prepararlo todo, vengarse uno mismo a fondo y despu�s irse a dormir"[12].

 

Est� claro que el terror no habr�a sido igual sin Stalin, aunque hubo miles de oficiales que ordenaron o perpetraron los asesinatos. E incluso muchos de ellos sin duda asesinaron con entusiasmo, dedicaci�n y casi podr�a decirse que alegremente a muchos m�s de los que les hab�an pedido. Como tambi�n es verdad que ninguno de ellos jam�s fue juzgado por esos cr�menes, mientras otras personas eran condenadas por causas mucho �menores� si no eran ya directamente inocentes.

 

Era sorprendente la apertura de Stalin con este c�rculo del que hablamos en cuanto a la meta de "acabar" con todos los Enemigos. �l comparaba su Terror a la masacre de los boyardos por parte de Iv�n el Terrible. ��Quien recordara toda esta chusma en diez o veinte a�os de tiempo? Nadie. �Quien recuerda ahora a los boyardos de los que se ocup� Iv�n el Terrible? Nadie... El pueblo tiene que saber que se estaba deshaciendo de todos sus enemigos. Al final, todos ellos tuvieron lo que merec�an"[13]. Y m�s tarde a�adir�a a Mikoyan: "Iv�n mat� demasiados pocos boyardos. Deber�a haberlos matado a todos, para crear un estado fuerte".

 

El Partido, con Stalin a la cabeza, determinaba una cuota de v�ctimas para conseguir el objetivo de mantener aterrorizada a la poblaci�n de cada zona. Esto se ve en los numerosos documentos (actualmente desclasificados) que atestiguan las �rdenes emitidas hacia el NKVD con este fin. Por tanto, era voluntad del gobierno que esto sucediera, y no escapaba a su control � capaz de perseguir y encarcelar a una persona por manchar involuntariamente una fotograf�a de Stalin en el diario � la mortandad que se estaba suscitando.

 

De esta manera, mientras las regiones llenaban sus cuotas sin nombres, Stalin tambi�n se dedicaba a acabar con miles de los que conoc�a bien. En ese tiempo el "camarada" Yezhov visit� a Stalin a diario, y dentro de apenas un a�o y medio, 5 miembros de 15 del Politbur�, 98 miembros de 139 del Comit� Central y 1.108 delegados de los 1966 del Decimos�ptimo Congreso hab�an sido arrestados. Yezhov en ese entonces expidi� 383 listas de nombres � que fueron conocidas como '�lbumes' porque conten�an fotograf�as y breves biograf�as de las victimas sugeridas � y propon�a: "Solicito sanci�n para condenarlos a todos bajo la Primera Categor�a", es decir: muerte.

 

La mayor parte de aquellas listas de muerte estaban firmadas por Stalin, Molotov, Kaganovich y Voroshilov, y hubo por supuesto otras que tambi�n estaban firmadas por Zhdanov y Mikoyan. Algunos d�as, por ejemplo el 12 de noviembre de 1938, Stalin y Molotov firmaron 3.167 ejecuciones. Molotov admitir�a despu�s: "Yo firm� la mayor�a de las listas de arresto. Debat�amos y tom�bamos una decisi�n. La prisa gobernaba el d�a. �Pod�amos atender todos los detalles?... A veces se agarraba gente inocente. Obviamente uno o dos cada d�a eran atrapados por error, pero el resto era correcto"[14]. �Era �correcto�? M�s all� del horror de la afirmaci�n, tal �correcci�n� en un juicio determinado tan apuradamente como se reconoce es un punto que en verdad habr�a que estudiar a fondo.

 

Y de esta misma forma los reci�n mencionado ordenaron directamente las muertes de 39.000 personas a trav�s de estas listas. Al final Stalin mismo confesar�a: "Estoy acabado, no conf�o en nadie, ni siquiera en m� mismo"[15].

 

Pero sigamos viendo ejemplos de la violencia desatada durante el Terror. El 5 de julio de 1937 el Politbur� ordenar�a al NKVD "confinar en campos por 5 a 8 a�os a todas las esposas de traidores condenados", y tomar bajo la �protecci�n� del Estado a los ni�os menores de 15 a�os: inmediatamente 18.000 esposas y 25.000 ni�os fueron llevados a tales destinos. Pero a�n esto no fue suficiente y el 15 de agosto, Yezhov decret� que los ni�os entre uno y tres a�os deb�an ser confinados en orfanatos pero los ni�os "socialmente peligrosos" entre cuatro y quince (�!) pod�an ser encarcelados "dependiendo del grado de peligro". De esta manera, casi un mill�n de esos ni�os fueron criados as� y la mayor�a no pudo volver a ver a sus madres por veinte a�os[16].

 

No cabe duda de que Stalin el motor de esa maquinaria de muerte. "Cuanto m�s afilados los dientes, mejor", escribi� el 7 de mayo de 1937 en respuesta a uno de sus asesinos que se quej� de que no hab�a "perdido sus dientes" pero se hallaba aturdido con lo que estaba ocurriendo. Y esta es solo una de las muchas notas que aparecieron en los archivos finalmente abiertos y que muestran no solo las �rdenes burocr�ticas de Stalin sino su involucramiento personal para alentar incluso a oficiales de menor rango para que acabaran a sus camaradas. Los dientes, al parecer, nunca estaban suficientemente afilados.

 

Para llevar a cabo los cr�menes con el permiso oficial, cuando se sal�a de la norma de las cuotas se enviaban solicitudes o confirmaciones de "tarea cumplida" a la oficina de Stalin, que de esta forma era bombardeada a diario con notas de ejecuci�n de las regiones, aparte de las matanzas masivas especiales: una t�pica notificaci�n del 21 de octubre de 1937, por ejemplo, lista 11 ejecutados en Saratov, 8 en Lenigrado y despu�s otros 12, luego 6 en Minsk y m�s tarde otros 5... un total de 82. Hay cientos de listas semejantes, dirigidas a Stalin y Molotov.

 

El culto a la personalidad de Stalin era tan penetrante en el pa�s que "La palabra de Stalin era la ley", como dijo despu�s Khrushchev. "El no pod�a equivocarse. Stalin pod�a verlo todo claramente". Mikoyan pens� que ese mismo culto era la raz�n por la cual nadie pod�a desafiarlo. Pero las pol�ticas de terror sin duda no eran s�lo su voluntad. �l puede haber inspirado mucho de aquello, pero era el Partido el que constantemente le urg�a a purgar m�s enemigos.

 

Pronto las regiones mataban a muchos, muy r�pido. Khrushchev, entonces l�der de Mosc�, orden� por su parte el asesinato de 55.741 oficiales, cumpliendo as� sobradamente la cuota del Politbur� de 50.000. El 10 de julio de 1937 le escribi� a Stalin para pedirle fusilar 2.000 ex-kulaks para completar la cuota. El archivo del NKVD muestra muchos documentos proponiendo arrestos. Para la primavera de 1938, hab�a supervisado el arresto de 35 de los 38 provinciales y secretarios de ciudad, lo cual da una idea de esta fiebre. Desde que fue ubicado en Mosc�, llevar�a listas de muerte directamente a Stalin y Molotov. "�No pueden haber tantos!", exclam� Stalin en ese momento. "De hecho hay m�s", replico Khrushchev, seg�n cuenta Molotov. "No puede imaginar cu�ntos hay". Con este entusiasmo, la ciudad de Stalinabad (Askabad) recibi� la cuota de 6.277 para ser fusilados, pero terminaron ejecutando 13.259.

 

Los jefes regionales seleccionaban a las v�ctimas, encontrando irresistible � de paso � destruir a sus oponentes y preservar a sus amigos. Zhdanov era un entusiasta creyente de que los Trotskistas hab�an infiltrado Leningrado, y supervisar�a el arresto de 68.000 personas en esa ciudad. Para Beria la cuota inicial fue de 268.950 arrestos y 75.950 ejecuciones. Esta cantidad luego aumentar�a m�s a�n. 10% del Partido Georgiano, particularmente bien conocido por Stalin, ser�a asesinado. Una vez m�s, esto son s�lo algunos ejemplos.

 

Para terminar por ahora este punto, hay que considerar que en un lugar donde la gente viv�a bajo total represi�n, donde cualquier argumento serv�a para ser arrestado y asesinado (incluyendo cumplir con cuotas como hemos dicho) y a�n si se formaba parte del Partido, hab�an ciertas libertades para cumplir las �rdenes pero no se pod�a hacer lo que cada cual quisiera sali�ndose de la normativa vigente. Exist�a s� la iniciativa personal de las dirigencias locales, pero guiada y avalada por el gobierno. Stalin no necesitaba determinarlo absolutamente todo, pero junto al Partido cre� un aparato de poder y miedo que lo hac�a en su lugar.

 

Leer Siguientes 10

 

Notas:

[1] �V�ctimas del Estalinismo: �Cu�ntas?� Alec Nove. En J. Arch Getty y Roberta T. Manning, eds., �Terror Estalinista�. Cambridge University Press, 1993. /  Los Angeles Times, 27 de octubre de 1991 (Alemania del Este) / �La ca�da de Berl�n, 1945� Anthony Beevor. Penguin, 2003. p�g. 410 (violaciones) / Estudio realizado por Gerhard Reichling determin� que fueron alrededor de 1,9 millones de mujeres violadas entre 1944 y 1945 por el Ej�rcito Rojo.

[2] C�mara de los Comunes. 8 de julio de 1920.

[3] Si se desea, se puede leer �Trotsky: la verdad oculta�, en AI360.

[4] �Informe sobre las actividades del Consejo de Comisarios Populares�. Obras completas, Vol. 26, p�gs. 459-61.

[5] "La Cheka: Polic�a Pol�tica de Lenin". George Leggett. Clarendon Press. 1981. p�gs. 113-4.

[6] Escritor ruso-sovi�tico, fundador del realismo socialista y activista pol�tico. Cita en "Utop�a en el Poder: una historia de la URSS desde 1917 hasta el presente". Michel Heller and Aleksandr Nekrich. Hutchinson. 1986. p�g. 121.

[7] "El papel de las percepciones de liderazgo y de intenci�n en la hambruna sovi�tica de 1931-1934". Michael Ellman. Europe-Asia Studies. Septiembre de 2005. p�g. 823.

[8] The Times. Reino Unido. 9 de julio de 2004.

[9] "Yo escojo libertad". Victor A. Kravchenko. Transaction Publishers. 1989. p�g. 130.

[10] "Trabajo, disciplina y orden salvar�n a la sociedad sovi�tica socialista". Discurso de Trotsky al Partido Comunista Ruso en la conferencia de Mosc� del 28 de marzo de 1918.

[11] Dicho a los 28 a�os, el 25 de noviembre de 1907, 17 a�os antes de adquirir el poder total. Citado en "Joven Stalin", por Sim�n Sebag Montefiore, 2007, p�g. 193.

[12] �Stalin, La Corte del Zar Rojo". Sim�n Sebag Montefiore. Phoenix Paperbak. 2003.

[13] Lo dijo en la fiesta del Primero de Mayo de Voroshilov, como report� Budyonny.

[14] �Stalin, La Corte del Zar Rojo". Sim�n Sebag Montefiore. Phoenix Paperbak. 2003.

[15] Observaci�n a Nikita Khrushchev y Anastas Mikoyan. Citado en "Khrushchev: notas de una tierra prohibida". Revista Time. 30 de noviembre de 1970".

[16] �Stalin, La Corte del Zar Rojo". Sim�n Sebag Montefiore. Phoenix Paperbak. 2003.
 

Art�culos Relacionados

Regresar a Portada

 

 

ALERTALIBROS

 Tomo n� 12 de la obra "El Terror Rojo": Escalofriante experiencia en una de las m�s atroces dictaduras militares comunistas. Laos - la tierra del mill�n de elefantes � fue sometida por Pathet Lao, con la ayuda de la URSS y Vietnam, al terror salvaje y criminal. Barbarie, pobreza, represi�n y genocidio marcan hasta hoy al pa�s con menor libertad econ�mica del mundo...

Leer online Descargar

 

ALERTAIMAGEN

 Bielorrusia

Residentes de Minsk, "ajusticiados" con horca de parte de los comunistas por haber ayudado de alguna forma, aunque fuese insignificante, a los prisioneros de guerra. 1941.

 

  ALERTA 360 INTERNACIONAL

 

ALERTA 360 INTERNACIONAL�

Buenos Aires - Santiago - Sao Paulo - Madrid - Nueva York

 

 

Necesidades urgentes

 

 

Publicaciones

 

El Terror Rojo. M�s 60 tomos,

miles de p�ginas, fuentes y

gr�ficos. An�lisis y cifras.

 

Cifras de V�ctimas

 

�ndice Mundial de Victimizaci�n.

Cuadros tem�ticos

a nivel global o nacional.

 

Suscripci�n

 

Reciba c�modamente en su correo libros y novedades.

Semanal | Gratis

 

     

 

Alerta 360 Internacional� es una organizaci�n ciudadana de car�cter independiente

y sin �nimo de lucro. Depende de la cooperaci�n del p�blico

para su subsistencia aut�noma de grandes intereses.

Su objetivo es informar y promover debates positivos

en torno a los grandes focos de crisis.

 

� 2009 by Alerta 360 Internacional�. Todos los derechos reservados.