�Cuando no se teme a
la muerte,
se la hace penetrar en las filas enemigas�
Napole�n
Bonaparte
Hacia la
dictadura roja global
La
ca�da del muro de Berl�n marc� el nacimiento de una era desde la cual se
pretende convencer al p�blico sobre el fin del comunismo y el acceso
inevitable a la libertad mundial. Vociferado tanto desde las m�ltiples
izquierdas como de las aparentes derechas, el consenso forzado sobre su
realidad difiere tan s�lo en las causas y factores que habr�an llevado
al fin de la Guerra Fr�a. Sin la Uni�n Sovi�tica, los Estados Unidos de
Norteam�rica quedaron sin enemigos y la lucha anti-totalitaria perdi� su
sentido. En esa l�gica sin Hitler, Stalin o Mao, no tenemos de qu�
preocuparnos.
Este
discurso �nico ha obtenido �xito gracias a la cooperaci�n de los grandes
medios de comunicaci�n, intelectuales de renombre, teor�as
universitarias y la popularidad de muchos formadores de opini�n. Podr�an
ser acusados de criminales o c�mplices si muchos no fuesen m�s que una
parte de los llamados �idiotas �tiles� por Lenin, aquellos colaboradores
ingenuos que sirven a la revoluci�n roja hasta el d�a en que deban ser
descartados porque el avance del crimen les reduzca a una posici�n
inservible y hasta conservadora por demod�.
La
realidad dura analizada desde los acontecimientos reales, sus causas y
proyecciones demuestra que, por el contrario, tras la el cambio de piel
del comunismo sovi�tico, la izquierda ha alcanzado el mayor poder a
nivel mundial en su historia. Y como nunca antes el tradicional enemigo,
los Estados Unidos, es derrotado en todos los campos posibles.
El deseo
de los bolcheviques se ha cumplido sobrepasando sus m�s siniestros
sue�os: se ha levantado una cultura global anticapitalista,
antiamericana en simbolog�a representante de los valores m�s
occidentales, se ha triunfado masivamente con una cultura recelosa del
lucro, la propiedad privada, el empresariado y la libre iniciativa;
virulentamente contraria a la familia, con sus conceptos de natalidad,
los roles paternos, o la identidad masculina o femenina, se movilizan
multitudes por causas socialistas, an�rquicas y antipatri�ticas, en
tanto se persigue y castiga cualquier insurrecci�n contra esta cultura
roja. Hoy en d�a los conservadores son los verdaderos anti-sistema y las
derechas pasaron a ser las revolucionarias y rebeldes.
Pobreza, verg�enza y esclavitud
Orquestando el
bolchevismo internacional, la izquierda promueve la destrucci�n de las
naciones bajo su tr�ada ideol�gica cl�sica, con los mismos resultados
que ha obtenido donde sea que se impuso y bajo cualquier forma en que se
experiment�: pobreza, miseria y esclavitud.
Pobreza
por �rdenes del Estado rojo, asesinando por hambre a sus enemigos y
sometiendo al pueblo a restricciones inauditas, sumergido en carencias,
cuotas de producci�n, importaci�n o consumo, confiscaciones,
desabastecimientos y favoritismo para sus c�mplices.
Verg�enza
fruto de humillaciones, prisi�n o proscripci�n, persecuciones que llegan
en casos frecuentes a linchamientos o masacres, aislamiento de la
comunidad internacional, control de las comunicaciones, vida privada o
prensa, cese de compromisos y pago de deudas y tantas otras formas de
exhibir su barbarie y m�todos dictatoriales a�n bajo t�tulos
democr�ticos o populares.
Esclavitud
impuesta por un totalitarismo omnipresente, que condena a la poblaci�n a
sobrevivir bajo la tutela del Estado, vigilada en su vida p�blica y
privada,
rogando el
permiso del gobierno para satisfacer necesidades o desarrollar su vida,
sirviendo al aparato gubernamental y para-gubernamental con trabajos
indignos y mal pagados, dependiendo de los repartos de poder,
informaci�n, derechos o deberes, dinero o leyes del dictador de turno.
No hay experiencia
de izquierda que, aplicando consecuentemente su ideolog�a, pueda
ostentar una naci�n rica y pr�spera, con abundancia de bienes y
servicios, que se enorgullezca (exceptuando sus mentiras al respecto) de
su nivel de vida y acceso a las distintas formas de cultura y progreso,
o que se glor�e de su transparencia y lucha contra la corrupci�n, de
grandes libertades art�sticas, culturales, de expresi�n, opini�n,
asociaci�n, religi�n, desplazamiento, libre iniciativa o de asociaci�n.
Por el contrario, su pat�tica huella se asemeja, con m�s o menos
pintura, a una tenebrosa y m�s o menos sutil c�rcel a cielo abierto.
Imponiendo un
discurso �nico y excluyente, las izquierdas han sido los mayores
sistemas de represi�n a intelectuales y artistas. Asesinaron a m�s de
100 millones de personas, y cargan en sus espaldas con cientos de
millones m�s de v�ctimas de torturas, represi�n, espionaje y restricci�n
de movimiento o de expresi�n.
As� han impedido el
desarrollo de sus naciones, conden�ndolas al subdesarrollo y deplorable
calidad de vida, asaltados sus pueblos con impuestos agobiantes,
cubriendo el papel de educadores absolutos para asegurar unas
generaciones modeladas a su imagen y semejanza seg�n lo que la
izquierda dice que es la verdad y la historia, controlando los medios de
comunicaci�n para imponer su versi�n de la realidad y perseguir a sus
enemigos o disidentes, apropi�ndose de los recursos y vidas para asignar
cuotas a sus favorecidos y negar todo a los que cayeron en desgracia o
fueron perseguidos, quemando toneladas de libros y obras culturales,
destruyendo los patrimonios hist�ricos o intelectuales, haciendo uso
impune del crimen, del terrorismo y de la delincuencia para acceder al
poder y sostenerlo, montando sistemas racistas y clasistas donde los
excluidos no han tenido derecho ni a vida, ni a territorio, ni a
identidad, exili�ndolos cuando no les condenaban a la extradici�n
(interna o exterior), o al trabajo esclavo.
En definitiva, han
hecho todo cuanto les fue posible para sembrar el odio y la
desconfianza, sometiendo al pueblo a sus dictaduras abiertas o
disfrazadas de democracias, cerrando sus fronteras y medios de
informaci�n para hacerse due�os del �relato oficial� de la realidad
local e internacional, la historia, la econom�a, cultura y futuro.
El mismo
crimen, distintos criminales
La metodolog�a roja
sigue tan vigente como a principios del siglo XX. Su instinto de odio y
rebajamiento se mantiene vigoroso. Tan s�lo cambian los escenarios y los
protagonistas. Ante los hechos, ya incapacitados de ofrecer �para�sos
proletarios� para los cuales era preciso cerrar fronteras y levantar
muros e impedir as� que �los habitantes del mundo (libre) se arrojaran
en masa a disfrutar sus bondades socialistas�, mudaron sus discursos.
Hoy los nuevos
proletarios que hay que llevar al poder y los nuevos explotadores a
quienes hay que odiar y aplastar son pa�ses pobres contra pa�ses ricos,
minor�as discriminadas contra mayor�as intolerantes, �desinformados�
contra �informados�, razas contra razas, hemisferios contra hemisferios,
marginados del sistema contra estructuras excluyentes, separatistas
contra naciones o anticonsumistas contra consumistas, anticapitalistas
contra el libre mercado, naturaleza contra contaminadores, y as�
sucesivamente.
El idealismo no ha
muerto, pese a que se proclame lo contrario. De esto saben bien los
soci�logos y psic�logos de izquierda. Bajo esl�ganes populistas y
emocionales, elevan problemas muchas veces tan reales como parciales,
para encender a la poblaci�n incit�ndola a protestas, rebeliones y
marchas dirigidas por ellos, pero camufladas para dar la impresi�n de
ser espont�neas y populares, dando de este modo a los participantes una
falsa sensaci�n de protagonismo en los �cambios para el bien com�n�. Si
tan s�lo conociesen la historia, muy pronto comprender�an que, una vez
alcanzado el poder, ser�n los mismos rojos quienes tomar�n las riendas y
ser�n ellos los que, en nombre de todos, impondr�n sus reglas de odio,
venganza, exclusi�n, marginaci�n y pobreza.
Como un coro griego,
los intelectuales, lideres formadores de opini�n y los grandes medios
de comunicaci�n, reproducen los mismos esl�ganes con mayor elaboraci�n o
sentimiento. Ser�n sus reflexiones sobre las grandes bolsas de pobreza,
los graves problemas sociales atribuibles �nicamente al capitalismo, la
repudiable condici�n de marginados de un sistema que debe ser abolido�
sin mencionar el sistema por el cual, seg�n ellos, deber�a remediarse
todo. Se teme a la verdad clara y expuesta tanto como a la consecuencia
de sus arengas.
Conflictos
emergentes
Esta trama ha
levantado y levantar� nuevas protestas y alzamientos. Las masacres
africanas tomar�n temporal protagonismo en la prensa pero rara vez
pasar�n a medidas internacionales para apaciguarlas. En tanto, las
movilizaciones ciudadanas aumentar�n en las grandes capitales. En el
mundo libre se preparar�n ataques al modo de vida occidental, clamando
mayor estatismo y castigo a la riqueza. En las zonas dominadas por el
socialismo se exigir� mayor participaci�n de la poblaci�n en la toma de
medidas que deber�an apuntar a menguar la verticalidad del poder para
hacerlo participativo, pero no un cambio que apunte hacia un modelo de
libertades y modo de vida �a la occidental�. Las zonas musulmanas
protestar�n contra la corrupci�n clamando por gobiernos fanatizados y
consintiendo una falsa apertura para identificar y luego reprimir a los
sectores liberales o moderados mientras se condena el auxilio del mundo
libre a los oprimidos bajo esos sistemas. Ser�n tiempos de disminuci�n
de la influencia norteamericana, contra la cual se levantar� toda suerte
de oposiciones y rechazos, y de un aumento del poder pr�ctico de Rusia,
China y las grandes potencias musulmanas, con ideolog�a de extrema
izquierda, y por tanto obviamente anticapitalistas.
El Islam debe su
poder�o, su sostenimiento en el poder, su expansi�n, derechos en el
mundo libre, cooperaci�n econ�mica y simpat�as a la izquierda. Se
presenta al conglomerado de naciones que supera los mil millones de
personas, como v�ctimas del capitalismo y de Estados Unidos. Mil
millones de seres obligados por su religi�n a ser cada uno en s� mismo
un ej�rcito combativo contra todo lo que no sea musulm�n. Es el
verdadero sentido religioso de la Yihad. Un combate que comienza en la
misma persona luchando contra todo lo que lo contamine y contra todo lo
exterior que no se someta a los dict�menes del Cor�n.
Bajo la protecci�n
de la izquierda internacional los musulmanes invaden los pa�ses libres y
adquieren derechos que resguardan su ideolog�a. A trav�s de mandatos de
aumento demogr�fico para alimentar las tropas civiles en los pa�ses
libres, principalmente en Europa y Estados Unidos, el Islam crece
protegido y defendido por legislaciones hechas a medida. Forman
verdaderos Estados dentro de los Estados, con sus propias leyes,
regiones y hasta polic�a.
Yihad: el enemigo en
casa
El Islam se presenta
a s� mismo como �la religi�n de la paz�. Una paz que s�lo es posible con
su propio dominio absoluto.
Nacionalistas y
socialistas, capturan las simpat�as de los nacionalsocialistas afines en
el mundo libre. Socialistas en su fundamentalismo miserabilista y
estatista, se convierten en una variante m�s de la izquierda
internacional. Impunes por el apoyo dentro de las naciones libres,
proclaman un antisemitismo que eleva a Hitler a un grado de h�roe
hist�rico. Anticapitalistas y anti-norteamericanos, reanudan la lucha
hist�rica que la Uni�n Sovi�tica no pudo sostener bajo esa forma.
Bastar� observar las reacciones de tales colectivos fuertemente
ideologizados ante estas declaraciones para reforzar la raz�n de lo que
aqu� se expone.
Los intelectuales de
izquierda, tan dispuestos a protestar contra la herencia religiosa judeo-cristiana
�antifeminista�, nada dicen, nada hacen contra la barbarie, abusos,
mutilaciones y esclavitud a la que someten a las mujeres y ni�as en los
Estados mahometanos.
Ellos, que rasgaban
sus vestiduras ante lo que llamaban �explotaci�n laboral� nada dicen
contra la esclavitud real y pr�ctica bajo el Islam y sus l�grimas se
secan y sus gritos de protesta por la corrupci�n en Occidente enmudecen
ante los reg�menes socialistas e isl�micos que hacen de la
prevaricaci�n, abuso y corrupci�n la esencia natural de sus gobiernos.
Quienes lloraban por Vietnam exigiendo que los Estados Unidos retirase
su apoyo a una naci�n invadida por las tropas sovi�ticas y corr�an a
marchar por el pacifismo y el antimilitarismo, callan ante naciones
militarizadas que utilizan a ni�os-soldados y gobiernan revestidos de
uniformes militares y hacen del terrorismo salvaje un medio de avance y
dominaci�n. Ellos, en fin, que derramaron r�os de tinta y de l�grimas
contra los �Estados represores� en Occidente (que combat�an la amenaza
comunista) aplauden las �medidas de autoprotecci�n anticapitalista�
dentro de los Estados musulmanes con polic�as que har�an palidecer de
envidia a las SS, la Stasi, la KGB o la Gestapo, con c�rceles donde la
tortura alcanza niveles infrahumanos y las violaciones y desapariciones
son parte del paisaje infernal de cada d�a. Ellos mismos, que marchaban
y llenaban planillas de peri�dicos y libros a favor de la libertad
religiosa y de expresi�n, callan ante el genocidio de las minor�as
religiosas. Ellos, que condenaban a Hitler en la postguerra, ahora
observan indolentes a sus nuevos admiradores y el genocidio de las
minor�as �tnicas. E incluso exigen la desaparici�n de naciones aisladas
en medio de la marea musulmana. Son ellos mismos, que se movilizan en
protestas ecol�gicas, los que nada dicen de la devastadora destrucci�n
del medioambiente bajo el socialismo y el Islam. Ellos, los so�adores de
�pacifismo� y �antirracismo� promueven la tolerancia y simpat�a con la
cultura m�s virulentamente racista y violentamente intolerante de toda
la historia. Ellos, que marchan y protestan contra la pobreza y hasta se
autodenominan defensores de los pobres, se besan, abrazan y cooperan con
reg�menes exorbitantemente ricos, due�os de petr�leo y energ�ticos en
proporciones inconcebibles
pero que mantienen a su poblaci�n bajo niveles de pobreza indignantes y
un subdesarrollo pasmoso, forzados incluso a vender sus �rganos (Ir�n es
s�lo un ejemplo) o a entregar a sus hijos a la esclavitud o la
prostituci�n para subsistir un par de meses m�s. Ellos, que elevaban
discursos a favor de la tolerancia y libertad de expresi�n (para ellos)
nada dicen sobre las amenazas que vociferan contra occidente con lluvias
de sangre y decapitaciones masivas, ni sobre la feroz represi�n a toda
forma de expresi�n libre bajo el Islam, donde no se impide tan s�lo la
prensa libre sino hasta las m�nimas expresiones humanas, como festejar
un matrimonio o acudir a un funeral, ni protestar en un pa�s libre, pues
les pesa la cruda realidad de los asesinatos religiosos a distancia.
Gracias a todos
ellos, el Islam crece dentro de sus fronteras y fuera de ellas, en
nuestras propias naciones. Y crece con garant�as legales y sociales que
ni los propios naturales y ciudadanos gozan con tanto vigor y defensa.
Pero ellos no son
pasivos. Basta una protesta, una oposici�n ante este avance, una
denuncia de sus cr�menes o una advertencia sobre el peligro y amenaza
que significan para que se active toda la formidable estructura
hist�rica, sus centros, ONGs, prensa y militantes, para que con fuerza y
energ�a condenen y persigan todo lo que no simpatice con su ideolog�a
criminal o que no favorezca el avance del Islam. Si esto no fuese
suficiente, el Islam cuenta con sus fatwas de condena a muerte para los
que le denuncien o combatan.
El infierno
que se aproxima
El presente Reporte
Global Yihad 2013 revela la confirmaci�n de la m�s negra de las
proyecciones: la Yihad ha recrudecido con fuerza en n�mero y violencia.
Si tras el atentado al World Trade Center en 2001 el a�o con m�s
cr�menes y actos terroristas fue el 2008, el a�o 2012 alcanz� el mismo
nivel de horror.
Pero en el 2013 la
Yihad aument� su escala de terror en casi un 70%. Junto con Irak,
aparecen naciones-terroristas como Pakist�n o Afganist�n en los listados
de cr�menes. Otras como Ir�n permanecen inconmovibles en su promoci�n
del terror, o represi�n interna. Siria o el L�bano, titulares por
temporadas en la prensa, permanecen entregadas a espirales de dolor en
manos de facciones isl�micas que luchan entre s� por hacerse del poder
absoluto. Nigeria, como en otros casos de imposici�n del Islam por la
fuerza, disminuyen sus posiciones en el listado de cr�menes por haber
masacrado o expulsado a las poblaciones originales cristianas o de otras
denominaciones no isl�micas.
Irak, tan defendido
por las izquierdas en la persona de su criminal dictador
nacionalsocialista, permanece en su triste primer puesto de terror
yihadista. Ya no es posible culpabilizar a Occidente por su campa�a de
liberaci�n de la poblaci�n del tirano. Los cr�menes son entre divisiones
internas del Islam. La gravedad de su primer puesto aparece como un
oscuro precedente para los tiempos que vienen: �en s�lo un a�o aument�
de 8.000 a 20.000 v�ctimas de la Yihad!
Amparada por la
izquierda, protegida por el socialismo internacional y sus gobiernos
simpatizantes, poderosa en su avance militante y militarizado,
fortalecida por el efecto psicol�gico del terror en la poblaci�n libre,
el Islam orgulloso de su deprecio a la muerte (bajo su conocido
precepto: "Nosotros amamos la muerte m�s de lo que ustedes aman la
vida") ha crecido y crecer� en medio de los conflictos
emergentes que incendian al mundo en la actualidad y en el futuro
pr�ximo.
Ante esto la
historia condenar� a sus c�mplices y el presente exige una reacci�n a
Occidente y a los ciudadanos libres. Tan s�lo una cosa no es posible
para quienes a�n gozamos de libertad: permanecer indiferentes o callar
ante el enemigo que amenaza y se aproxima.
Descargar aqu� Informe Global Yihad 2013 (completo)