Como
pr�cticamente todo el mundo sabe, Etiop�a ha sufrido algunas de las hambrunas
m�s extensivas de los �ltimas d�cadas. Una de ellas, ocurrida entre 1983 y 1985,
llegar�a a la consciencia de Occidente, que iba a responder con campa�as de
recaudaci�n de dinero para enviar ayuda alimenticia a los m�s necesitados del
sufrido pa�s.
�Qu� fue lo que ocurri� con todo lo reunido en esas ocasiones?
�Cu�l es la historia detr�s de esas famosas campa�as?
La BBC realiz� una documental muy impactante sobre la situaci�n
de hambre extrema que estaba atravesando el pueblo et�ope. Despu�s de que el
irland�s Bob Geldof viera esa documental escribi� junto a Midge Ure la canci�n
"Do they know it's Christmas?", la �nica canci�n de Band Aid. Fue interpretada
por estrellas como Sting, Bono y Boy George. El proyecto produjo otras
imitaciones en el mundo, como la conocida USA for Africa, con el single "We are
the World" en 1985, escrita por Michael Jackson y Lionel Richie y cantada
tambi�n por Stevie Wonder, Tinta Turner, Ray Charles y otros.
Lo cierto es que la crisis et�ope de la d�cada de 1980 retratada
en aquella penosa documental ten�a tres or�genes principales, como inform� David
Rieff al peri�dico alem�n "Der Tagesspiegel": Una raz�n fue la sequ�a de dos
a�os de duraci�n en la regi�n sub-sahariana. Las otras dos causas eran humanas:
las guerras expansionistas del gobierno contra Eritrea y las acciones del Frente
de Liberaci�n Popular Tigrayano, que llevaron a un alto n�mero de refugiados que
hu�an del terror desatado. Por otra parte, la colectivizaci�n reforzaba bajo el
gobierno socialista fue puesta a pr�ctica brutalmente por Mengisto Haile Mariam
(apoyado por los sovi�ticos) y el Comit� Central del Derg (junta
Marxista-Leninista). En 1984 se proclam� el comunismo como ideolog�a nacional y
de forma similar a otros pa�ses comunistas, las diferentes t�cticas de
nacionalizaci�n llevaron al hambre a grandes partes de la poblaci�n.
El Derg hab�a procedido a una socializaci�n forzada de la
econom�a. Apenas cuatro meses despu�s del destronamiento del Emperador, se
nacionaliz� la banca y los seguros. Luego prohibir�an la posesi�n de tierras y
limitar�an los bienes inmobiliarios a uno por familia. Cualquiera que tuviese
m�s, por herencia o adquisici�n, era expropiado autom�ticamente por el Estado.
Todo esto fue decretado en 1975, al mismo tiempo que se aplicaba la campa�a de
represi�n pol�tica y se desarrollaban las guerras del Ogaden y Eritrea.
Millones de campesinos pasaron a depender del Estado que hab�a
expropiado sus tierras. La nacionalizaci�n del Gult y el Rist, los dos entes
reguladores de tenencia de tierras tradicionales en Etiop�a, dejaron a los
campesinos a la merced de las decisiones gubernamentales. Se produjo un �xodo
masivo de hambrientos despose�dos. Tras los conflictos regionales se planific�
la implementaci�n de Granjas Colectivas al estilo sovi�tico. La meta era llevar
a 33 millones de campesinos (3/4 partes de la poblaci�n) a granjas colectivas.
Fue fundado el Partido de los Trabajadores de Etiop�a (PTE), que
se convertir�a en la organizaci�n rectora de la vida y la pol�tica del pa�s. La
poblaci�n deb�a obedecer ciegamente a los dictados del Partido.
El campesinado, acostumbrado a las sequ�as c�clicas que afectan
al pa�s, ten�a normalmente m�todos para contrarrestar regularmente sus efectos.
Sin embargo, la campa�a de traslados masivos forzados impidi� a los empobrecidos
y trasplantados agricultores hacer frente a este problema, con las grav�simas
consecuencias que luego se hicieron notar. Muchos hab�an tenido que abandonar
sus aldeas para buscar otro tipo de trabajos. Las granjas colectivas, por
supuesto, funcionaban mal. Se sum� a la mala gesti�n el trato esclavista de sus
trabajadores.
A la pobreza general debida a las nacionalizaciones de 1975, se
agregaba que quienes todav�a pose�an peque�as parcelas que apenas les permit�an
producir para vivir, ten�an la obligaci�n de pagar altos impuestos al gobierno.
Adem�s, el Estado era el �nico demandante de los excedentes agr�colas, por lo
que controlaba completamente los precios, fijados por un gabinete ministerial, y
que no correspond�an a los del mercado. As�, los campesinos pagaban m�s por las
semillas en el mercado negro de lo que recib�an del Estado por el producto
final. Y esto arruin� a la gran mayor�a.
El baj�simo valor de precio fijo del grano era un desincentivo
para la producci�n, y algunos campesinos ten�an que comprar grano en el mercado
abierto s�lo para cumplir la cuota obligada. Los habitantes de Wollo, que
estaban afectados por la sequ�a, ten�an adem�s que proveer un "impuesto de
alivio de la hambruna" hasta 1984.
El Derg adem�s us� el sistema de permisos de viaje para impedir
que los campesinos se dedicaran a actividades no agr�colas, como peque�o
comercio y mano de obra n�mada, para adquirir ingresos suplementarios. La venta
mayorista de grano fue declarada ilegal en la mayor parte del pa�s, resultando
en que el n�mero de vendedores de grano cayeran de los originales 30.000 a 4.942
en la d�cada posterior a la revoluci�n.
En estas condiciones, muchas familias debieron vender su escaso
patrimonio, que no superaba una choza, un par de corderos y una vaca
enflaquecida en la mayor�a de los casos.
La sequ�a s�lo vendr�a a empeorar el panorama. Primero Mengistu
neg� la situaci�n. Ya antes y a pesar de no tener relaci�n pol�tica, Estados
Unidos provey� cientos de millones de d�lares al gobierno et�ope para detener la
hambruna o el problema que era evidente que vendr�a a ra�z de la sequ�a que
azotaba al pa�s. Ese dinero fue usado mayormente para financiar un programa de
genocidio y para m�s compras de armas.
Pero despu�s de la negativa a lo que ocurr�a ante el mundo
Mengistu vio en ello una oportunidad �provechosa�. Cuando el hambre y la muerte
ya atenazaban a la poblaci�n en el oto�o de 1984, la noticia se supo en
Occidente. Por doquier se ve�an ni�os muertos de hambre y devorados por los
mosquitos, mujeres que intentaban en vano sacar algo de leche de sus pechos
secos para alimentar a sus beb�s moribundos, cad�veres amontonados, etc.
La
documental de la BBC que inspir� a Geldof hizo poca menci�n a c�mo Mengistu
explotaba la hambruna como arma pol�tica. Nada dijo de que su meta era despoblar
las zonas rebeldes reubicando forzadamente a cientos de miles de personas de
Etiop�a del norte a zonas del sur. A cambio, la documental de Michael Buerk s�lo
describ�a la situaci�n et�ope como una "hambruna b�blica".
Buerk sab�a lo que estaba haciendo. Como luego contar�a Daniel
Wolf en England�s Spectator, le hab�a dicho: "tienes que... tomar la decisi�n,
�ese lado de la historia es realmente importante? Y tambi�n, en el fondo de tu
mente, est�: si exagero el �ngulo negativo de esto, voy a ser responsable de...
la inhibici�n de la gente para que suelte su dinero".
�Por qu� dejar, al fin de cuentas, que los hechos compliquen una buena historia?
La reacci�n fue como el gobierno quer�a: el mundo respondi� ante
el drama africano con las mencionadas campa�as para recaudar fondos y as�
Occidente envi� dinero, alimentos y medicinas. �A qui�nes? Lamentablemente, a
los que eran directos responsables de aquellos sufrimientos.
La ayuda humanitaria por un valor de casi 800 millones de d�lares
recaudados en un a�o fue a parar en su mayor�a a las arcas del gobierno.
Adem�s, Mengistu forz� descaradamente a las naciones donantes a pagar por la
descarga en los muelles, transporte por carretera hacia el interior, y otros
servicios. Finalmente, la comida enviada para aliviar a las provincias golpeadas
por la hambruna fue usada en su mayor�a para alimentar soldados o vendida para
elevar la moneda fuerte.
De hecho, oblig� a que los trabajadores humanitarios convirtieran su dinero a la
moneda local a una tasa favorable a su junta, que triplic� as� sus reservas de
monada extranjera, permiti�ndole comprar m�s armas y materiales b�licos.
Las tropas de Mengistu tambi�n requisaron veh�culos de ayuda
humanitaria y se alimentaron con la comida que entraba al pa�s. Como not�
despu�s Wolf: "qued� claro que una proporci�n significativa de comida de alivio
en Tigray - el epicentro de la hambruna - fue consignada a la milicia. Los
milicianos eran conocidos localmente como "milicias de trigo". El dinero
permiti� a Mengistu, en definitiva, mantener sus esfuerzos b�licos por seis a�os
m�s. La guerra cost� m�s de 100.000 vidas et�opes.
A pesar de la mala voluntad del r�gimen, numerosas organizaciones
occidentales intentaron salvar vidas de civiles. Tras la organizaci�n de las
camapa�as de ayuda humanitaria el Band Aid Trust dio millones de d�lares a
diferentes ONGs, que tambi�n apoyaban la llamada "acci�n humanitaria"
gubernamental, aunque en realidad esas acciones eran actos militares
disfrazados.
El gobierno socialista desplaz� en ese momento a m�s de tres
millones de personas. Esa gente tuvo que soportar un traslado brutal. Se
desconoce el n�mero exacto de muertos durante su transporte. Los estimados van
de 50.000 a 100.000 v�ctimas. M�dicos Sin Fronteras (MSF), en cambio, se rehus�
a cooperar con Derg. Inform� despu�s que la deportaci�n era la mayor realizada
desde la desatada por el Khmer Rouge camboyano.
M�dicos Sin Fronteras, junto a otras organizaciones
internacionales, estaba muy consciente del enga�o y no colaboraron con la
campa�a. En respuesta, fueron declarados non gratos por el gobierno de Mengistu
y atacados por la prensa occidental. La administraci�n Reagan tambi�n afirm� que
la ayuda pedida por el gobierno et�ope era un ardid para captar fondos para su
propio beneficio, pero fue tachada de capitalista infame, reaccionaria y enemiga
de la humanidad por los partidarios de aquel sistema. A partir de entonces
muchos son los gobiernos africanos que, a imagen y semejanza del de Mengistu,
utilizan las desgracias de su pueblo en beneficio propio.
Cuando a inicios de 1984 se vieron evidencias del peligro de la
sequ�a, el r�gimen estaba concentrado en la preparaci�n de la celebraci�n de
septiembre del establecimiento del Partido de Trabajadores de Etiop�a y el
d�cimo aniversario de la Revoluci�n Socialista.
Trabajadores de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas dijeron
que el dictador volaba en aviones cargados de whisky para celebrar el
aniversario de su revoluci�n, mientras millones sufr�an hambre extrema.
En septiembre miles de campesinos hambrientos de las provincias
del norte que no murieron all� abandonaron sus hogares para dirigirse a pie por
el largo camino a trav�s del desierto y las monta�as hasta las puertas de Addis
Abeba, con la esperanza de encontrar alimento y asilo. La Comisi�n de Alivio y
Rehabilitaci�n - supuestamente implementada para ayudarlos - recibi� la orden de
detenerlos, y la polic�a fue enviada a hacer un cerco humano alrededor de la
capital para prevenir que esa gente entrara en la ciudad y estropeara el
espect�culo.
Adentro se realizaba el festejo de cuatro d�as donde se vio un
gran despliegue militar, m�sica marcial, carros de combate sovi�ticos y aviones
piloteados por cubanos surcando los cielos. Mientras tanto, afuera el pa�s mor�a
de hambre en medio del desierto abrasador.
Mengistu continu� implementando su visi�n socialista tras la
sequ�a, forzando a 12 millones de personas a vivir en aisladas aldeas
aut�rquicas, promoviendo la pobreza y aniquilando la adaptaci�n.
Dos a�os despu�s de la hambruna que cost� la vida a m�s de medio
mill�n de personas Mengistu se atrev�a aun a dirigirse al mundo en estos
t�rminos al hablar de sus traslados de poblaci�n: �El
campesino ha de cambiar su vida y su pensamiento y abrir un nuevo cap�tulo en el
establecimiento de una sociedad moderna en las zonas rurales y ayudar a la
edificaci�n del socialismo�.
Notas:
[1]
Haile Mariam Mengistu fue el
d�spota que derroc� (y
despu�s ejecut�) al
Emperador Haile Selassie
para gobernar Etiop�a en
1974.
[2]
"Cr�menes de hambre:
pol�tica y desastre de la
industria del alivio en
�frica". Derechos Africanos
e Instituto Africano
Internacional. Alex de Waal.
1997. p�gs. 110-112.
[3]
Ib�d.
[4]
Ib�d.
[5]
"�Somos los '80s!: Ayuda de
vida entonces y hoy".
Edward B. Driscoll, Jr. 17
de diciembre de 2004. The
weekly standard.
[6]
"El Legado Genocida Marxista
en Etiopia". Fernando D�az
Villanueva. La ilustraci�n
liberal.
[7]
"Tiempo para actuar contra
la Etiop�a de Mengistu".
Pascoe, William. 11 de marzo
de 1987.
[8]
"�Somos los '80s!: Ayuda de
vida entonces y hoy".
Edward B. Driscoll, Jr. 17de
diciembre de 2004. The
weekly standard.
[9]
"El hombre que quer�a
alimentar al mundo". V-Generations.
[10]
"Antiguo dictador et�ope
Mengistu Haile Mariam
Condenado en Tribunal de
Justicia et�ope". 13 de
diciembre de 2006. Alaska
Pride.
[11]
"Poder y hambre en Etiop�a".
Dawit Wolde Giorgis. Wall
Street Journal.
12 de enero de 1987.
[12]
"Muriendo de hambre por la
libertad: Culpe a la
hambruna por las
restricciones comerciales,
no por el cambio clim�tico o
falta de ayuda occidental".
Julian Morris. The Wall
Street Journal Europe. 15 de
octubre de 2009.
[13]
Informe del presidente
Mengistu Haile Mariam al
Comit� central del Partido
de los Trabajadores de
Etiop�a, 14 de abril de
1986.