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AM�RICA | por Alerta 360 Internacional

 

Propaganda roja a la americana

Por Francisco Javier Aliaga Su�rez
�ltima modificaci�n: 15 de enero de 2010 | Descargar en formato PDF

 

�Am�rica va como va por culpa de Am�rica�. M�s que un juego de palabras, es un lugar com�n: Am�rica (norte, centro y sur) va como va (tan mal) por culpa de Am�rica (USA capitalista).

 

El principio no podr�a ser m�s simple ni m�s repetido. Basta hojear cualquier revista, peri�dico o libro, escuchar programas radiales, producciones televisivas o cinematogr�ficas, o bien repasar a comentaristas e intelectuales para ver este lugar com�n repetido y re-contado ad nauseam. Y enriquecerse hasta lo inconcebible con �l.

 

Repasemos, en tanto, ciertos clich�s narrados bajo el prejuicio. Y su verdad.

 

Centroam�rica � por su cercan�a con los Estados Unidos � suele ser el destino ideo-tur�stico de preferencia para la intelectualizad roja. Ofrece, en pocos kil�metros, un mosaico de espect�culos inmejorables: exotismo latino, pobreza inconcebible, corrupci�n escandalosa, crueldad salvaje, caudillismo, dictaduras, sangre, baile, ron y subdesarrollo.

 

Es dif�cil concebir un estereotipo mejor. A dos pasos y con dos ideas se puede interpretar, explicar y predecir a todo un continente. Y sostener una industria multimillonaria, popular y electoralmente sensible.

 

Veamos, por ejemplo, la culpa como arma antinorteamericana. Los casos de Arbenz (Guatemala) o Allende (Chile) nos dan buen material.

 

Arbenz, el gran mito dem�crata guatemalteco, no accedi� democr�ticamente. Ni las elecciones fueron limpias. Apoyado en el partido comunista bajo Khrushchev aplic� el programa sovi�tico en su esp�ritu y forma. Inici� la obligatoria reforma agraria, purg� posteriormente al Tribunal Supremo que la declar� inconstitucional y dirigi� la resoluci�n parlamentaria que elogiar�a al mism�simo Stalin recibiendo armamento sovi�tico como muestra de simpat�a. Convirtiendo su patria en la cabeza de puente para el imperialismo sovi�tico, ba�� de sangre el camino con la persecuci�n y muerte de quienes se opusieron.

 

Pero nada de esto cuenta para la re-creaci�n hist�rica. Para la producci�n cultural roja, Arbenz es un m�rtir derrocado por el apoyo norteamericano a la continuidad democr�tica guatemalteca, su �eficaz� reforma agraria fue lamentablemente frustrada y su gobierno de libertad y democracia result� intolerable para los ricos y poderosos.

 

El mito se repite en el mucho m�s publicitado Chile de Allende. Financiado por la Uni�n Sovi�tica y sus sat�lites a trav�s del director de la KGB Yuri Andr�pov, fue electo presidente tras dos intentos fallidos, esta vez con una minor�a electoral (36,3%) que precis� el apoyo de la izquierda moderada - e iniciadora de la reforma agraria - regentada por el partido kerenskista �Democracia cristiana� (27,8%) para acceder al poder a trav�s de una promesa de garant�as constitucionales que desmentir�a pocos d�as despu�s, afirmado en el poder.

 

A mil d�as de gobierno la persecuci�n cruenta a la oposici�n, las fuertes restricciones a la libertad de expresi�n, la confiscaci�n de propiedades, entre otras causas, condujeron a la ruina econ�mica y social del pa�s. Con m�s de un centenar de muertos en las calles la violencia estall� sostenida por la radicalizaci�n de las �checas� locales apoyadas por guerrilleros extranjeros arribados para apuntalar el proceso sovi�tico local. Comenz� la llamada �guerra civil�. La econom�a cay� a l�mites inconcebibles para la naci�n austral: hacia fines de 1973 la emisi�n de moneda sin respaldo lleg� al 413%, el crecimiento nacional fue de -5,57, la inflaci�n lleg� a 606% y los salarios cayeron un 38,6%.

 

El Tribunal Supremo, seguido por el Parlamento, declar� la inconstitucionalidad del gobierno. La C�mara de Diputados aprob� un acuerdo sobre el grave quebrantamiento del orden institucional y legal de la Rep�blica, acusando al r�gimen de haber incurrido en graves violaciones: aplicar medidas de control econ�mico y pol�tico para luego instaurar un sistema totalitario, violar garant�as constitucionales, dirigir una campa�a de difamaci�n contra la Corte Suprema, violar la libertad de expresi�n, reprimir con violencia a los opositores e intentar infiltrar pol�ticamente a las Fuerzas Armada En un �ltimo intento, el gobierno rojo inici� un proceso radical de reformas comenzando por una educaci�n marxista de corte sovi�tico. Fue la gota que rebas� el vaso. Se rumorea que el enorme descontento ciudadano devendr�a en un golpe. El gobierno declar� que �Si se intenta un golpe, Chile ser� un segundo Vietnam heroico�. El 11 de septiembre se pronunciaron las fuerzas armadas con el apoyo ciudadano contra el gobierno, checas y guerrilleros, con un saldo para el per�odo - estimado por las corrientes continuadoras de Allende - de 3 mil victimas.

 

Como mito, Radio Mosc�, Gabriel Garc�a Marques y Fidel Castro - entre otros - se encargaron de difundir una versi�n �rom�ntica� de un Allende asesinado por los militares, acallando la versi�n de los m�dicos cercanos, doctores Guij�n, Jir�n, Ruiz Pulido y Quiroga, otros testigos y la propia viuda que sostuvieron originalmente su suicidio. Para la leyenda Allende encabez� la era dorada de felicidad popular, donde su epopeya luminosa fue saboteada por Estados Unidos, los ricos y los poderosos y muri� v�ctima de sus crueles maquinaciones.

 

Un Allende, por cierto, convenientemente redibujado por la izquierda que se enriquece a su costa. Un Allende en realidad m�dico furiosamente racista, hom�fobo y antisemita, que siendo ministro socialista de Salud cre�a que las enfermedades mentales, el comportamiento criminal y el alcoholismo eran hereditarios. Su memoria universitaria, su proyecto de ley, sus declaraciones a la prensa y escritos plasman su pensamiento nacional socialista.

 

Un antijuda�smo que comparten, entre otros, camaradas como Tom�s Allende, padre de la escritora Isabel Allende, y el criminal nazi de guerra, Walter Rauff, protegido del gobierno socialista y acusado de ser autor de al menos cien mil asesinatos y haber inventado las c�maras de gas en camiones, e incluso denunciado infructuosamente por Simon Wiesenthal ante Allende. Curiosamente, los argumentos esgrimidos por Allende para negarse a la entrega del criminal nazi ser�an luego invertidos por sus continuadores para perseguir a Pinochet.

 

Adem�s, propuso el tratamiento obligatorio a las toxicoman�as, penalizar el contagio de enfermedades ven�reas y esterilizar a los enfermos mentales a trav�s de un Tribunal de Esterilizaci�n apoyado por la fuerza p�blica, inapelable e inaccesible a la familia del paciente. Copiada de la �Ley para precaver una descendencia con taras hereditarias� del nazismo, se copian en la tipificaci�n de delitos pero difieren dada la dureza del socialista chileno. Por ejemplo, obliga a esterilizar a los alcoh�licos cr�nicos a diferencia de la ley hitleriana, m�s compasiva con ellos. Recordemos c�mo en los primeros a�os pol�ticos de Allende los revolucionarios eran psic�patas peligrosos que hab�a que tratar como enfermos mentales. La eugenesia como ideal socialista, la xenofobia y la persecuci�n cruenta en nombre de la salud p�blica han sido una nota permanente en todas las experiencias rojas de la historia.

 

Si la realidad contrasta con el mito dorado de los h�roes rojos, no es menos fuerte el choque de conductas de ambos bloques. Si Estados Unidos apoy� m�s o menos activamente la mejora de condiciones de vida y las transiciones democr�ticas en Ecuador (1979), Per� (1980), Bolivia (1982), Honduras (1982), Argentina (1983), Brasil (1985), Uruguay (1985), Guatemala (1986), Surinam (1987), Panam� (1989), Chile (1990), Nicaragua (1990), Guayana (1992) y Paraguay (1993), las acciones a favor de la plena democracia en Cuba, Venezuela, Ecuador, Paraguay, Argentina o la actual Bolivia ser�n el gran argumento para deslegitimar al sistema norteamericano acus�ndole de conspirador contra la democracia.

 

Estados Unidos - aunque para el mito de las izquierdas convenga presentarle golpista y armado - s�lo intervino militarmente a favor de las democracias en los casos de Panam� y Granada, con los consabidos m�nimos casos de p�rdidas humanas.

 

No es �ste el caso de las intervenciones armadas sovi�ticas en el continente, con millares de muertes, cad�veres torturados y mutilados, millones de hu�rfanos y desplazados, naciones devastadas y estructuras religiosas infiltradas o masacradas si no prestaban cooperaci�n. Las operaciones militares sovi�ticas en la agitaci�n revolucionaria argentina, chilena, boliviana, peruana, ecuatoriana, colombiana, brasile�a, uruguaya o venezolana se unen a las guerras civiles en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras.

 

Sin embargo, la propaganda roja precisa alimentar su mito. Si Chile recompens� generosamente - compensaciones millonarias, privilegios laborales, sociales, educativos y previsionales - cualquier testimonio que incrimine al proceso militar en contra de la izquierda hasta engrosar voluminosamente sus archivos, El Salvador tuvo su par con la tristemente c�lebre �Socorro Jur�dico�, repudiada tanto por los organismos de derechos humanos como por la Iglesia cat�lica dada la manipulaci�n de datos y descarado partidismo , denunciada posteriormente como frente guerrillero, inventora, entre otras irregularidades, de una masacre del ej�rcito con 250 supuestas v�ctimas, falsificando los reportes del ej�rcito para hacer figurar como civiles las muertes de guerrilleros armados.

 

S�lo la intervenci�n norteamericana en El Salvador redujo las masacres a manos de los �escuadrones de la muerte� hasta hacerles desapareces. Escuadrones que, divididos entre dem�cratas y socialistas, no dudaron en planificar la muerte del embajador americano.

 

En tanto, la propaganda de las izquierdas presenta a El Salvador como paradigma de la crueldad norteamericana interviniendo en el continente, con voluminosos saldos de v�ctimas.

 

Sin alejarnos, su vecina Nicaragua sufri� una escalada sovi�tica mucho m�s cruel a�n. 3.000 desaparecidos en los primeros seis meses de gobierno rojo y 2.000 asesinatos pol�ticos, seg�n fuentes de la Comisi�n Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua, se reflejan en los 14.000 casos de torturas, violaciones, secuestros, mutilaciones y asesinatos reunidos temporalmente en sus registros. El declarado apoyo sovi�tico a los sandinistas desde 1979, con el arribo de tanques y artiller�a el a�o siguiente y un pacto con los rusos que har�a posible ampliar el ej�rcito a 120.000 tropas, formar�an la mayor fuerza sovi�tico-americana en la zona.

 

Lo anterior no impidi� que la intelectualidad pro-izquierdista incluso en el mismo Estados Unidos avalara el r�gimen sovi�tico-americano en Nicaragua. La farsa de las elecciones de 1984 para la Asamblea Nacional, Presidencia y Vicepresidencia presentaba a un electorado amedrentado - sin derecho a voto secreto, por lo tanto, fiscalizado por el Comit� Central sandinista - por un aparataje opresivo (formado bajo �rdenes de la inteligencia sovi�tica) que deb�a escoger las sugerencias del partido con candidatos subordinados a los nueve Comandantes sandinistas obviamente no electos.

 

En contraste y pese a la propaganda roja, las intervenciones americanas en Brasil, Honduras, Uruguay, Paraguay, M�xico, Bolivia y Honduras revelan unas pocas v�ctimas, en tanto Costa Rica, Belice, Panam�, Ecuador, Venezuela, Guayana y Surinam no ha registran ninguna.

 

Pero nada de lo argumentado servir� para destruir la maquinaria roja en tanto no sea levantada una acci�n equivalente desde los sectores pensantes y bien informados. Am�rica ir� como se ve venir, por culpa de una autodenominada �Am�rica real�, una que omite los cr�menes rojos y s�lo se�ala lo que convenientemente presta ayuda a su propaganda.
 

 

 

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 Tomo n� 12 de la obra "El Terror Rojo": Escalofriante experiencia en una de las m�s atroces dictaduras militares comunistas. Laos - la tierra del mill�n de elefantes � fue sometida por Pathet Lao, con la ayuda de la URSS y Vietnam, al terror salvaje y criminal. Barbarie, pobreza, represi�n y genocidio marcan hasta hoy al pa�s con menor libertad econ�mica del mundo...

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