Algo hizo sospechar a los funcionarios de aduana de Corea del Sur. Una vez m�s, como en los 34 casos anteriores, se trataba de c�psulas de suplementos energ�ticos �naturales� de alto consumo entre los inmigrantes de chino-norcoreanos.

Los inculpados respondieron la consigna de rutina: �pensamos que eran s�lo pastillas naturales, pero desconocemos su contenido en detalle�.

Las �ltimas 35 confiscaciones no derivaron en detenciones. Las cantidades siempre son lo suficientemente �peque�as� como para manejarse al filo de la legalidad y hacer inefectivos los castigos.

�Qu� contienen las misteriosas 17.450 c�psulas retenidas en aduanas surcoreanas? Se trata de ni m�s ni menos que de polvo de beb�s muertos, abortados durante su gestaci�n o bien asesinados reci�n nacidos, cuyos peque�os cad�veres fueron destazados y puestos a secar en estufas para posteriormente molerlos y darlos a consumo de la poblaci�n.

La cuesti�n de fondo para no declarar el origen de los ni�os disecados y vendida su carne en polvo encapsulado es evitar el conflicto con el gigante rojo, asunto que garantiza la impunidad a la China comunista. Corea del Sur se limita tan s�lo a detener este tr�fico cuando lo descubre y a comentar la incautaci�n, pero se ve forzada a proteger diplom�ticamente la industria clandestina china.

Para la cultura norcoreana o china, el consumo de polvo de cad�veres infantiles aumenta el vigor o incluso es el remedio para algunas enfermedades o todas. El canibalismo enfocado a reci�n nacidos o beb�s en gestaci�n y abortados no forma parte de la cultura masiva asi�tica y el gobierno de Mao Tse-Tung combati� la medicina tradicional china de esta categor�a y a partir de cierto momento comenz� a forzar el aborto obligatorio de la poblaci�n. Tal discriminaci�n hacia los derechos reproductivos de las mujeres implica adem�s, por la miseria que vive la poblaci�n sometida a la dictadura comunista, el asesinato privilegiado de ni�as en gestaci�n, por su nulo aporte al sustento del grupo familiar.

Sin embargo, extraoficialmente existe una industria clandestina, paralela a la �cosecha de �rganos� pero con la carne de los beb�s, vendida para consumo privado bajo la tolerancia de las autoridades, que cierran los ojos a los despachos por valijas o correo internacional a consumidores en el extranjero.

Quien se sienta tentado a creer que los gobiernos desconocen estos hechos deber�a recordar que en China y Corea del Norte los mismos mantienen un f�rreo y estricto control sobre las vidas, actividades y producciones de sus poblaciones. �Ser�a posible en tales sistemas mantener laboratorios y toda una red de venta y distribuci�n a sus espaldas? Est� muy claro que no, aunque se niegue ante las inc�modas preguntas que les ha dirigido la opini�n p�blica internacional.