El pu�o de protesta que vemos utilizar a dirigentes y en iconograf�a
pol�tica actual tiene su ra�z en las profundas tradiciones de la imaginer�a
revolucionaria francesa de 1848. Se convirti� desde entonces en la
representaci�n de la base ideol�gica de carteles y logos de partidos
pol�ticos y sindicatos de izquierda. Levantado entre la multitud, el pu�o cerrado
representa unidad, fuerza, desaf�o, enojo, protesta y determinaci�n.
S�mbolo persistente de resistencia, el pu�o cerrado (o
levantado) ha sido utilizado por distintos grupos pol�ticos que
compart�an s� una misma inclinaci�n (lucha de clases, oprimido versus
opresor) desde hace muchos a�os, incluyendo las revoluciones francesa y
sovi�tica, el Partido Comunista, el Partido Panteras Negras para la
Autodefensa, etc. Sin embargo, todo esto sigui� una convenci�n
iconogr�fica. El pu�o era siempre parte de algo: sostener una
herramienta u otro s�mbolo, parte de un brazo o figura humana, o
mostr�ndose en acci�n (golpeando, luchando, sosteniendo un arma o un
estandarte, etc.).
El pu�o, en sus distintas versiones, fue adoptado por el movimiento -
promocion�ndose a s� mismo como la �nica v�a capacitada para ayudar a la gente, siendo su
realidad �ltima otra muy diferente -, apareciendo en numerosos posters y
panfletos para estudiantes, derechos femeninos, defensa racial, ecolog�a
profunda y otras actividades pol�ticas alrededor del mundo. De este modo
a causas en principio distintas se las unificaba, por tanto, con la
misma bandera ideol�gica de la izquierda radical.
Hoy mucha gente cae en el enga�o de creer que el comunismo ha muerto
despu�s del colapso de la Uni�n Sovi�tica. Sin tomar ni siquiera en
cuenta a los pa�ses que todav�a aplican el marxismo como base de sus
gobiernos (Laos, China, Cuba, T�bet, Vietnam, Corea del Norte), y
a muchos otros que siguen pol�ticas claramente en la misma l�nea (reforma agraria, estatizaci�n de propiedad privada, unipartidismo,
autogesti�n, control sobre la libertad de expresi�n, etc.) menos todav�a pueden notar
en su cortedad de visi�n los movimientos que ocurren ante ellos sin
utilizar la terminolog�a con que antiguamente se les designaba, y de la
cual prefieren despegarse por su triste memoria. Por tanto, contemplan
impert�rritos c�mo se despliegan ante s� las mismas pol�ticas de
sabotaje al Estado (muchas veces democr�tico) mediante rebeliones populares que han
utilizado desde el inicio mismo de su existencia.
La lucha de clases no ha muerto. De hecho, se encuentra m�s viva que
nunca. Y encontrando causas de queja - en algunos casos mucho m�s
justificables que en otros - por las cuales unificar a la gente en su
enojo hacia un sistema disfuncional como el que actualmente permea al
mundo entero, se lanzan a las calles con esl�ganes, s�mbolos, gestos y
discursos que aplican ciertas variantes pero recuerdan sin duda a los
que se pod�an escuchar hace cincuenta, setenta y cien a�os en las cunas
revolucionarias que han dado en buena medida forma al desbaratado mundo
de hoy.
Uno de los s�mbolos en amplia difusi�n que mencionamos es, justamente,
el pu�o en alto: representaci�n de la izquierda extrema desde sus mismos
or�genes, y cada vez m�s aplicado - poco casualmente - en la actualidad.
Hasta convertirse en el �cono de la indignaci�n popular alrededor del
globo.
Despu�s de la d�cada de 1970 y con la crisis del comunismo global ante
las barbaries recientemente cometidas, declin� el uso gr�fico del pu�o,
pero su persistencia como �cono de los movimientos de protesta contra el
sistema se hizo notar en la reaparici�n ocasional desde entonces, y ya
se ha hecho francamente evidente en las recientes movilizaciones que
sacudieron al mundo entero en el �ltimo par de a�os, y en particular en
este 2011. Se deja ver en lugares tan distantes entre s� como Serbia, Cuba,
Malasia, Egipto, Grecia, T�nez, Chile, Espa�a, Siria, Estados Unidos, Palestina
y tantos otros que resulta impresionante la ceguera imperante en
la opini�n p�blica general, incapaz de ver una relaci�n entre todos
estos "brotes" para nada aislados de los cuales somos testigos cada vez
con mayor frecuencia.
�Es acaso posible que espont�neamente este omnipresente s�mbolo surja
una y otra vez a trav�s de causas, lugares, razas y tiempos
supuestamente tan diferentes sin una ideolog�a de fondo que as� lo
orqueste? El origen del descontento en ciertos casos puede ser leg�timo.
El problema est� en el tipo de soluci�n que se busca a los problemas. Y
el comunismo siempre ha querido presentarse como esa respuesta, cuando
sabemos que cada vez que se implementa termina resultando un tormento
mayor que el que la poblaci�n deseaba erradicar.
Muchos analistas sociopol�ticos en este �ltimo siglo no han dudado en
comparar el pu�o en alto con el brazo levantado propio del saludo Nazi,
como dos maneras de forzar simb�licamente la amalgama ideol�gica en
sistemas totalitarios violentos como lo son el comunismo y el
nacionalsocialismo. Su uso generalizado en la poblaci�n es una forma de
pertenencia a un grupo que produce y aplica ideas probadamente da�inas
para los pueblos en los que alcanza el poder, y que pronto es acaparado
por completo, dejando fuera cualquier oposici�n, opci�n pol�tica
diferente o libertad de ning�n tipo. Como declarar�a abiertamente un
discurso educativo ruso para trabajadores de la era sovi�tica: "En
nuestro pa�s hay total libertad para luchar por el comunismo. En nuestro
pa�s no hay libertad y no puede haber ninguna libertad para luchar
contra el comunismo".
�A qu� llama esta tan utilizada simbolog�a entonces sino a un vuelco
hacia el socialismo extremo, al cual sus dirigentes cada vez menos
disimuladamente empujan a su creciente y cada vez m�s adoctrinado
p�blico? Esta verdadera intenci�n se ha verificado una y otra vez en la
historia de la cual sin duda ya deber�amos aprender.
Veamos en s�lo algunas im�genes un peque�o recorrido de la historia de
este �cono, y su actual implementaci�n. Esperemos que despu�s de verlas
nadie se siga sintiendo tentado a creer que el comunismo ha muerto hace
veinte a�os. La realidad es que est� m�s vivo y fuerte que nunca, y a
juzgar por los �ltimos acontecimientos, conserva y alienta con todo
vigor sus fuertes ansias de poder...
(Click
en las im�genes para ver versi�n grande y completa. Abajo descripci�n de
cada una)
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