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EL TERROR ROJO

 

 

INVESTIGACIONES | Alerta 360 Internacional

 

Nicaragua: una herida abierta
Por Cynthia Caden
�ltima modificaci�n: 21 de octubre de 2010 | Descargar completo en formato PDF

 

Tabla de contenidos
1. Introducci�n
2. Situaci�n internacional
3. Militarizaci�n
4. Desde el principio
5. Ejecuciones tempranas
6. Formas de acoso
7. Otro valioso testimonio
8. Derechos humanos y guerra de desinformaci�n
9. Investigaci�n de atrocidades
10. Bibliograf�a relacionada

 
  1  2  3  4  5  6  7  8  9  10 

 

Investigaci�n de atrocidades

 

�lvaro Jos� Baldiz�n Aviles fue jefe del Departamento de Investigaci�n del Directorado para Asuntos Internos del Ministerio Nicarag�ense del Interior. El Departamento de Estado norteamericano lo ha descrito como el "desertor m�s valioso de Nicaragua", un "tesoro de informaci�n detallada" sobre la forma en que el gobierno comunista de Nicaragua trabajaba, y "el experto mundial en este informe sobre derechos humanos". El 1 de julio de 1985 vade� el R�o Coco hacia Honduras y pidi� asilo pol�tico a los americanos.

 

Tras sus investigaciones, Baldiz�n ha resumido al r�gimen Sandinista como "sangriento y corrupto"[1]. �l quiso desertar por largo tiempo, pero tuvo que esperar hasta que una investigaci�n lo llev� cerca de la frontera, permiti�ndole salir. Un a�o antes hab�a tratado de irse de su trabajo de investigaciones de atrocidades y le hab�an dicho que su conocimiento era tan sensible que no era posible. Si se iba, tendr�a que ir a un campo de detenci�n militar, le dijeron. Hacia el final tem�a por su vida, pensando que era posible que lo asesinaran para asegurar su silencio.

 

Baldiz�n creci� como adolescente bajo la dictadura de Anastasio Somoza. Dej� la escuela diurna a los 16 a�os y trabaj� como conductor para una compa��a de ca�os pl�sticos en Managua, mientras continuaba sus estudios en la escuela nocturna. Manejaba una furgoneta Volkswagen blanca y llevaba ca�os pl�sticos a toda Nicaragua. Entre los ca�os escond�a armas y municiones como mensajero de las fuerzas sandinistas.

 

Lleg� la revoluci�n y a la asunci�n del poder de los Sandinistas, Baldiz�n se uni� a la nueva fuerza de la polic�a. Dijo: "Me un� a la polic�a Sandinista con una visi�n rom�ntica. Esperaba participar en la creaci�n de un tipo diferente de polic�a, uno que estar�a caracterizado por principios humanitarios".

 

Ascendi� r�pidamente al puesto de Jefe de Polic�a en una peque�a estaci�n policial, nro. 15, en la Ciudad Sandino, en las afueras de Managua. En septiembre de 1980 fue escogido para ir a la Uni�n Sovi�tica para un entrenamiento policial de un a�o, que tuvo en Volgogrado. A su regreso le dieron r�pidas promociones y en abril de 1982 el extremadamente sensible trabajo de Investigador Especial en el Ministerio del Interior.

 

El gobierno nicarag�ense cre� una comisi�n especial de investigaciones dentro del Ministerio del Interior como parte de un esquema para manejar las cr�ticas de su registro de derechos humanos. Estas ven�an principalmente a trav�s de la Comisi�n Interamericana sobre Derechos Humanos, que estaba pidiendo explicaciones al gobierno Sandinista por cientos de personas desaparecidas y las muertes de oponentes pol�ticos.

 

Baldiz�n recibi� el trabajo de investigar todas las quejas de atrocidades y la autoridad por el ministro del interior, Tom�s Borge, para ver los registros de todos los funcionarios y tomar informaci�n de testigos y participantes. Ten�a una copia de una carta "A quien corresponda" con el sello del Ministerio y la firma del ministro, en la cual �l "ordena a autoridades civiles y militares presentar toda la colaboraci�n necesaria que el Camarada Subteniente Baldiz�n solicite". Eso significaba que era un subordinado directo del ministro.

 

Su trabajo era investigar objetivamente las atrocidades e informar de todos los hechos a Borge. Otra unidad del departamento, llamada Comisi�n T�cnica, escribir�a un informe p�blico muy distinto si era necesario blanquear algo.

 

Asesinatos 1979-81

 

Algunos de los primeros casos que la oficina de Baldiz�n tuvo que investigar ten�an que ver con asesinatos que se report� que hab�an ocurrido poco despu�s de que los Sandinistas tomaran el poder en julio de 1979.

 

Entre julio de 1979 y marzo de 1980, m�s de 80 oponentes del nuevo r�gimen Sandinista fueron capturados y asesinados en la zona Granada de Nicaragua bajo la autoridad personal del Comandante FSLN Reinerio Ordo�ez Padilla. Cuando los familiares de las personas desaparecidas se quejaron ante la oficina del fiscal militar en Managua, Ordo�ez fue arrestado y llevado a Managua.

 

Nunca se le llev� a juicio, a pesar de la extensa evidencia en su contra, y fue liberado 15 d�as despu�s por orden del Capit�n Montealegre. Aqu�l era el fiscal militar en ese entonces, y sigui� instrucciones del Directorado Nacional del FSLN. El partido excus� las acciones de Ordo�ez diciendo que estaba sufriendo psicosis debido a su destacado desempe�o durante las victorias en Masaya y Jinotepe durante la revoluci�n.

 

Los inspectores en la oficina de Baldiz�n revisaron la ficha del fiscal en este caso en 1983 y encontraron que conten�a m�s de 150 p�ginas de evidencia s�lida contra Ordo�ez. Es m�s, Ordo�ez con frecuencia hablaba sobre sus acciones en Granada y dec�a que �l personalmente mat� gente con su rifle autom�tico[2].

 

La Comisi�n Permanente independiente para Derechos Humanos tambi�n investig� este caso y su informe verifica lo que Baldiz�n ha reportado.

 

Plan contra asilados

 

En 1981, el DGSE, bajo �rdenes de Borge, prepar� un plan para asesinar a un grupo de nicarag�enses que hab�an pedido asilo en la embajada guatemalteca. Los asilados eran antiguo personal de la Guardia Nacional nicarag�ense y del gobierno, que hab�an vivido en la embajada desde la toma Sandinista en julio de 1979, y a quienes el gobierno hab�a rehusado entregar papeles de salvoconducto para que pudieran dejar el pa�s.

 

El DGSE puso un asilado falso en la Embajada guatemalteca que dijo que amigos suyos que lo visitaron en la embajada en realidad eran contra-revolucionarios que preparaban un plan de escape para �l. El falso asilado invit� a otros asilados a un�rsele y algunos aceptaron.

 

El DGSE infiltrado y los asilados que hab�a enga�ado dejaron la embajada trepando una muralla. Fueron a un rancho en la falda de las monta�as cercanas a Managua donde fueron capturados y asesinados por miembros del Departamento F-1 bajo la orden del Teniente Ra�l Castro Gonz�les, jefe del departamento[3]. Castro hab�a planificado la operaci�n en conjunto con oficiales del Departamento F-2 que monitoreaban los establecimientos diplom�ticos y el personal.

 

Falsa clemencia

 

A mediados de 1981, ocho prisioneros en la Penitenciar�a Zona Franca desarmaron a tres guardias de prisi�n e iniciaron un levantamiento en uno de los edificios de la prisi�n. Despu�s de un intercambio de disparos entre los guardias y los prisioneros por varias horas, Borge dijo a los prisioneros que entregaran sus armas y se rindieran prometi�ndoles que sus vidas no estar�an en peligro. Tan pronto como los prisioneros regresaron a sus celdas, Borge orden� la ejecuci�n de los ocho que comenzaron el amotinamiento. El Teniente Ra�l Castro Gonz�les del DGSE llev� a los ocho hombres detr�s de uno de los bloques de prisi�n y los ametrall� mientras Borge y Humberto Ortega Saavedra, el Ministro de Defensa, observaban.

 

M�s tarde, el Ministerio del Interior public� un comunicado oficial en que reportaban que los prisioneros hab�an muerto en la lucha durante el levantamiento

 

El incidente descrito ilustra una pr�ctica com�n de los Sandinistas en que arrestaban a una cantidad de personas y luego, tras la interrogaci�n - con frecuente uso de tortura - separaban a aquellos de los detenidos que ten�an m�s potencial de liderazgo y los mataban. Los restantes, sin saber nada del destino del grupo asesinado, eran enviados a prisi�n. Si los Sandinistas despu�s recib�an muchas preguntas del IACHR sobre las personas que hab�an desaparecido, el gobierno ubicaba a aquellos que segu�an en prisi�n para mostrar que todav�a estaban vivos. Los funcionarios de gobierno negaban que los capturados hubieran muerto, o alegaban que hab�an muerto en combate o se hab�an unido a los Contras.

 

Reglas concernientes a medidas especiales

 

Inmediatamente despu�s de la toma de 1979 y hasta fines de 1981, los asesinatos de oponentes pol�ticos del r�gimen Sandinista hab�an sido realizados caprichosamente. A fines de 1981, el Ministro del Interior Tom�s Borge firm� una orden secreta que estandarizaba la aplicaci�n de "medidas especiales", es decir, la ejecuci�n ilegal de enemigos pol�ticos del r�gimen Sandinista.

 

Hay solo una copia de este documento, que est� clasificado como "Secreto de Estado" y titulado: "La estandarizaci�n de la aplicaci�n de Medidas Especiales contra elementos del enemigo potencial y criminal potencial a trav�s del territorio nacional".

 

En los primeros d�as de la Revoluci�n muchos servidores del Estado encontraron aceptable que hubiese muertes �incidentales�, pero con el paso del tiempo se crearon una serie de reglas llamadas "Reglas concernientes a medidas especiales".

 

La realidad es que "medidas especiales" - explic� Baldiz�n - era el t�rmino oficial usado en Nicaragua para describir la tortura y los asesinatos, sin cargos o juicio, de personas juzgadas como oponentes de la revoluci�n. El Ministerio del Interior sosten�a que las Reglas indicaban que las "medidas especiales" deb�an ser autoridades por orden directa del Ministro Tomas Borge y su primer Viceministro, Lu�s Carri�n Cruz.

 

El asesinato de oponentes pol�ticos primero deb�a proponerse al Ministro o su sustituto por al menos una de 11 personas: el Jefe de Polic�a, el Jefe de Seguridad del Estado y nueve Jefes regionales de la Polic�a Secreta.

 

"Hay asesinatos autorizados y asesinatos no autorizados bajo "Medidas especiales", dijo Baldiz�n. En el caso de asesinatos no autorizados, los perpetradores "s�lo reciben una carta" e invariablemente quedan sin castigo. Las medidas especiales aplican a oponentes pol�ticos u oponentes potenciales y no est�n vinculadas a las muertes de rebeldes Contras actualmente involucrados en combate con el ej�rcito Sandinista"[4].

 

Nadie llevaba una cuenta exacta de los asesinatos pol�ticos cometidos bajo �medidas especiales�. El estimado de Baldiz�n basado en su propia experiencia era de 2.000. Y agreg� que �el Ministro del Interior Borge autoriz� tantos asesinatos pol�ticos que no podr�a recordarlos y tiene que preguntar si los ha aprobado. Los asesinatos no autorizados fueron tambi�n frecuentes�. Baldiz�n dijo entonces que lo mejor que podr�a hacer era describir algunos ejemplos de asesinatos pol�ticos que investig� personalmente.

 

Signos de protesta notados por el Ministerio del Interior

 

Ram�n Eberto Torrentes Molina, de 20 a�os, estudiante universitario en el pueblo de Chinandego, se hizo conocido para el Ministerio Sandinista del Interior como un creador de esl�ganes de protesta en las paredes. Pintaba graffitis como "Eden vuelve" (que se refer�a a Ed�n Pastora, el l�der Contra), y otros carteles pidiendo libertad para prisioneros pol�ticos.

 

El Jefe de la Segunda Regi�n del Ministerio, el Comandante David Blanco Nu�ez, propuso que Torrentes fuese sometido a "medidas especiales", y fue aprobado por el Viceministro Lu�s Carri�n.

 

La polic�a secreta Sandinista arrest� a Torrentes en diciembre de 1982, lo quem� con cigarrillos, lo dej� sin comida ni agua en una celda diminuta por tres d�as, luego lo llev� a una carretera campestre y lo asesin�. La versi�n oficial dijo que Torrentes fue disparado mientras trataba de escaparse de la detenci�n. Baldiz�n declar� que cuando mir� la ficha oficial sobre Torrentes en el Departamento, alguien hab�a escrito encima: "Caso cerrado, se han tomado Medidas especiales".

 

�l us� sus poderes de investigaci�n para buscar y hablar con los dos funcionarios que mataron a Torrentes. Eran un polic�a secreto llamado Vanegas (los otros nombres los olvid�) y un funcionario de contrainteligencia, Jos� Mar�a Benavides. Baldiz�n grab� lo que dijeron cuando le contaron que ataron las manos de Torrentes tras su espalda y le dijeron que se alejara caminando.

 

Vanegas lo derrib� con un rifle Galil y Benavides lo remat� con tres tiros de una Colt .45. El asesinato hab�a sido adecuadamente propuesto y aprobado por el Viceministro del Interior Carri�n, y era uno de los casos que Carri�n olvid� que hab�a aprobado, aunque despu�s lo recordar�a cuando le dijeron los detalles.

 

Muertes investigadas de dos comerciantes

 

Baldiz�n tambi�n investig� las muertes de una pareja de comerciantes, Guillermo Lorio, de 45 a�os y su esposa Jamilette Sequira, de 37, en un pueblo de San Miguelito en julio de 1983. Eran ciudadanos leales en la mayor�a de los aspectos. Participaron, por ejemplo, en los programas "Vigilancia del vecindario" del gobierno comunista pero llamaron la atenci�n de la polic�a secreta porque hablaron entre amigos contra la militarizaci�n del pa�s. Tambi�n eran miembros de la organizaci�n misional de la Iglesia cat�lica llamada "La Palabra".

 

El jefe de la Cuarta Regi�n Militar, Sa�l �lvarez, dijo a Baldiz�n que la pareja hab�a sido arrestada alrededor de medianoche del 19 de julio de 1983. El arresto caus� conmoci�n porque los ni�os de los Lorio fueron despertados y gritaron y lloraron mientras sus padres eran arrastrados afuera.

 

Juan Luz, un hombre que simplemente pasaba por all�, intervino para tratar de detener el arresto y fue disparado a muerte. Los Lorio fueron llevados a cinco kil�metros de distancia, pateados y apu�alados con bayonetas. La esposa fue violada con bayonetas a la 1 AM de la ma�ana del 20 de julio de 1983, junto a la carretera a Los Pantanos cerca de Chantales, relat� Baldiz�n.

 

Fue dejada por muerta esa noche, pero los dos asesinos - un oficial de Seguridad del Estado, Logo Marenco y un teniente de las Tropas Especiales, V�ctor Romero - regresaron a la ma�ana siguiente para encontrar que la mujer estaba gravemente herida pero segu�a viva y estaba de rodillas rezando. En ese momento la remataron. Los dos cuerpos fueron enterrados all� al lado del camino.

 

Baldiz�n cont�: "Yo estaba a cargo de esta investigaci�n. El 30 de julio tuve que cavar personalmente y sacar los cuerpos. Tuvo uno de los efectos m�s profundos en m� cuando escuch� la historia completa"[5].

 

Los asesinos fueron sometidos a un juicio secreto pero los perdonaron, dijo Baldiz�n, y no se tom� ninguna acci�n contra el comandante de la Regi�n Militar que orden� las muertes, aunque nunca fue "autorizado" como requer�an las Reglas concernientes a medidas especiales.

 

Respecto a la muerte de Miskitos

 

En el verano de 1982, Baldiz�n estuvo a cargo de una investigaci�n de 150 muertes de Miskitos en Matagalpa, Jinotega y Nueva Segovia. "Esto produjo los efectos m�s fuertes en m�", dijo. Describi� como el Subcomandante Javier L�pez de la Sexta Regi�n Militar hab�a sido responsable por muchos de esos asesinatos masivos.

 

"El patr�n para ellos era escoger a los m�s fuertes de los indios para matarlos. Dec�an que eran "sospechosos de ayudar a los Contras" o los llamaban "enemigos potenciales de la revoluci�n". Los tomaban en grupos, siempre grupos de 10, 12 o 13 y les disparaban"[6].

 

�l document� el caso con declaraciones juradas de soldados y otros testigos e hizo un informe para el Ministerio de 100 p�ginas. Entonces acudi� a una reuni�n en el Ministerio donde los funcionarios fueron alentados a pensar en historias que explicaran las desapariciones diciendo que los sacrificados se hab�an unido a los Contras, o huido a Honduras, etc. Baldiz�n dijo que encontr� al r�gimen cada vez m�s "repulsivo".

 

V�nculos al tr�fico de drogas

 

La oficina de Baldiz�n recibi� un informe a mediados de 1984 relacionando al Ministro del Interior Borge con tr�fico de coca�na. Durante una fiesta en su casa, Jorge Avequeira, un chileno que viv�a en Nicaragua, escuch� de David Miranda, otro chileno y Teniente Segundo en la polic�a nicarag�ense, que Tom�s Borge estaba involucrado en contrabando de coca�na desde Colombia a Estados Unidos v�a Nicaragua.

 

La oficina de Borge dio instrucciones a Baldiz�n para que investigara esto con un compromiso de Secreto de Estado. Baldiz�n pens� que era un error, porque no pod�a creer que el gobierno estuviese involucrado en narcotr�fico, y pregunt� a la jefa de su oficina, Capitana Charlotte Baltodano Egener, si no deber�a investigar una calumnia contra el Ministro. Baltodano dijo que la oficina no habr�a recibido el informe porque el hecho de que Borge hab�a involucrado al gobierno en narcotr�fico s�lo era conocido en el Ministerio por Borge, su asistente, los Jefes de Polic�a y Seguridad del Estado y ella. Fuera del Ministerio s�lo era sabido por miembros del Directorado Nacional FSLN.

 

Baltodano inform� el intercambio que tuvo con Baldiz�n a Borge que entonces orden� a Baldiz�n dar una explicaci�n oficial de por qu� el Ministerio estaba involucrado en narcotr�fico.

 

Baltodano dijo a Baldiz�n que Borge hab�a hecho contacto con traficantes de coca�na colombianos a trav�s del Capit�n Paul Atha, el director de "Inversiones H y M", una dependencia del MINT controlada por Borge, que manejaba actividades de negocios en Nicaragua y el extranjero para obtener d�lares americanos.

 

Baltodano le dijo que el gobierno suministraba los tr�ficos de coca�na con aviones Aero Commander y Navajo y acceso al aeropuerto Montelimar como estaci�n de combustible entre Colombia y los Estados Unidos. Dijo tambi�n que el Ministerio se hab�a involucrado en tr�fico de drogas para obtener dinero que les permitiera montar operaciones clandestinas por Inteligencia y el Departamento de Seguridad del Estado fuera de Nicaragua.

 

La oficina despu�s recibi� una orden de la oficina del Ministro contrarrestando la instrucci�n de investigar la fuga de informaci�n, y unos pocos d�as m�s tarde el Capit�n Franco Montealegre, el asistente personal de Borge, dijo a Baldiz�n que si recib�a alguna nueva informaci�n sobre tr�fico de coca�na en el futuro, deb�a entregarla al Ministro sin investigaci�n.

 

En 1982, se expidi� una directiva del MINT que dec�a que toda la coca�na, metales preciosos y d�lares americanos recuperados durante operaciones MINT deb�an ser enviados a la oficina de Tom�s Borge. Los procedimientos para la venta de estos elementos ser�an usados para ayudar a financiar actividades internacionales del MINT. Baldiz�n dijo que como resultado de esta orden, no hubo ning�n juicio por posesi�n de coca�na porque tampoco subsisti� ninguna evidencia.

 

Uso de criminales

 

Tras la victoria de las fuerzas Sandinistas en julio de 1979, el FSLN estableci� la Polic�a Sandinista e incorpor� en sus rangos a numerosos antiguos criminales porque hab�an luchado con los Sandinistas contra el gobierno de Anastasio Somoza.

 

Muchos recibieron puestos en el Departamento de Investigaciones Criminales (DIC) porque se asumi� que conoc�an el campo criminal mejor que nadie m�s. Como resultado, posiciones clave en el Departamento fueron ocupadas por personas que antes estaban involucradas en los mismos cr�menes que ahora ten�an que investigar.

 

La presencia de esos elementos criminales en la polic�a tuvieron los siguientes efectos:

 

- Parte de la marihuana y otras drogas confiscadas por esos criminales era revendida para enriquecerlos y en parte consumida por ellos.

 

- Algunas de las drogas confiscadas por la polic�a eran enviadas al Directorado General de Seguridad del Estado (DGSE) donde eran consumidas por algunos de los jefes o usadas en actividades operacionales, incluyendo cargarlas a personas inocentes que el DGSE pretend�a comprometer. La coca�na confiscada era enviada directamente a la oficina de Borge que la usaba para prop�sitos comerciales.

 

- Las redes de informantes de la polic�a secreta ten�an una funci�n dual: informaban a la polic�a sobre individuos que usaban o vend�an drogas y tambi�n revend�an drogas confiscadas por la polic�a. As�, ten�an una influencia significativa en el mercado de drogas local, en algunos casos controlando y manej�ndolas como un monopolio.

 

- La mayor�a de los jefes de unidades de la polic�a hab�an amueblado sus casas con objetos robados, en contraste con los jefes de otras oficinas del Ministerio del Interior, que amueblaron sus casas con art�culos confiscados por el gobierno Sandinista.

 

El Departamento F-6 (T�cnicas especializadas) de Seguridad del Estado (DGSE) ten�a como misi�n el suministro de apoyo t�cnico para actividades operacionales ejecutadas por otros departamentos del directorado. Buena parte de esa actividad consist�a en vigilancia de movimientos y actividades de personas sospechosas de oposici�n al r�gimen Sandinista.

 

Para realizar esta misi�n, el Departamento F-6 hac�a uso extensivo de un grupo de criminales comunes reclutados debido a sus habilidades t�cnicas especiales. Esto inclu�a robo armado, hurto, violaci�n de cajas fuertes, robo de autom�viles y la neutralizaci�n de perros de vigilancia. Muchos de los criminales fueron reclutados mientras estaban en prisi�n.

 

El grupo de criminales dentro del Departamento F-6 era usado principalmente para:

 

- Robar autos, especialmente taxis, para usarlos en operaciones DGSE tales como detenci�n clandestina y forzada de sospechosos. Tras el uso operacional, esos veh�culos sol�an ser pintados de un color diferente e incorporados en la flota del directorado o en ocasiones eran reutilizados por piezas y partes.

 

- Incursiones clandestinas nocturnas a casas de oponentes del r�gimen Sandinista para cargar "evidencia" de actividad anti-gubernamental como armas, drogas, explosivos, etc., o para obtener documentos, valores, etc.

 

- Ingresos clandestinos a casas de oponentes del r�gimen para instalar micr�fonos y/o c�maras fotogr�ficas o filmadoras.

 

Se permit�a a estos criminales operar tambi�n por su cuenta en su campo escogido con protecci�n del DGSE y, si eran arrestados por la polic�a, eran r�pidamente liberados por �rdenes del Jefe del DGSE Lenin Cerna.

 

Desde la segunda mitad de 1982, el Capit�n Ra�l Cord�n Mirince, cabeza del Sistema Nacional Penitenciario (SNP) del Ministerio del Interior, patrocin� y presidi� una corrupci�n generalizada y abusos de los derechos humanos en todos los niveles del SNP. Las investigaciones de esta situaci�n fueron conducidas por la oficina de Baldiz�n. As� se descubri� que:

 

- Cord�n guardaba para s� mismo considerables fondos ganados por trabajo agr�cola o producci�n manual de prisioneros.

 

- Se hab�a apropiado para s� mismo y sus colaboradores de casi todas las donaciones de instituciones internacionales que �l recib�a en el nombre del SNP. Entre estas estaban los regalos del OXFAM de M�xico que dio miles de d�lares en varias ocasiones. Tambi�n arrendaba grandes cantidades de prisioneros a granjeros privados o al Instituto Nacional de Reforma Agraria para cosechar caf�, algod�n y ca�a de az�car y se quedaba con el ingreso de los pagos por el uso de esos prisioneros.

 

- Se apropi� para uso propio o reventa de cigarrillos y pasta dental que se encontraban en paquetes individuales enviados a los prisioneros por la Cruz Roja. Obtuvo favores sexuales de esposas del antiguo personal de la Guardia Nacional que estaban encarcelados en el sistema SNP, ofreciendo a cambio la visita a los prisioneros o su transferencia a una instalaci�n menos estricta.

 

- Permiti� a los jefes de prisi�n maltratar y torturar prisioneros. En la prisi�n Zona Franca en Managua, algunos prisioneros eran puestos en un recinto met�lico peque�o y luego expuestos al sol, resultando en una severa deshidrataci�n de los ocupantes.

 

- Permit�a a sus subordinados construir casas usando materiales del Estado y trabajo penitenciario.

 

- Permiti� a sus subordinados obtener favores sexuales de esposas de prisioneros usando chantaje o extorsi�n.

 

El informe final de las actividades de Cord�n nunca se entreg� al Ministro y permaneci� en la oficina de Baldiz�n porque fue anulado por altos funcionarios del ministerio relacionados con Cord�n.

 

M�s abusos[7]

 

- A fines de 1983, una fuerza de guerrilla "contra-revolucionaria" embosc� a una patrulla de las fuerzas especiales MINT en Jalapa, en el departamento norte�o de Nueva Segovia, matando a cuatro de sus miembros. Borge orden� a las fuerzas especiales MINT tomar fuertes medidas de represalia contra los campesinos de la zona. Doce personas fueron asesinadas como resultado de esas acciones, incluyendo a un ministro evang�lico llamado Alvarenga, en Las Uvas, Jalapa.

 

Las fuerzas MINT arrestaron aproximadamente a 50 campesinos y los llevaron a los cuarteles del Directorado General de Seguridad del Estado (DGSE) en Esteli. Diez de los prisioneros fueron separados del resto y m�s tarde llevados a la base de las fuerzas especiales en la pen�nsula Chiltepe cerca de Managua, donde fueron ejecutados por orden de Borge y secretamente enterrados. El resto de los prisioneros fueron liberados m�s tarde en Esteli y Jalapa donde Borge dijo al p�blico que los 10 desaparecidos (que hab�an sido ejecutados) hab�an muerto en combate.

 

- En febrero de 1983, Paster Cruz Herrera, un granjero nicarag�ense, fue arrestado por las fuerzas DGSE cerca del pueblo del Pantasma, Jinotega. Fue mantenido por tres d�as en Jinotega por orden del Teniente Primero Mario Noguera, el comandante de contrainteligencia del DGSE all�, y luego fue transferido a la prisi�n del Departamento de Operaciones DGSE para la regi�n IX en Las Tejas, Matagalpa, y puesto a disposici�n del Teniente Primero Vallecillo, el comandante de la prisi�n.

 

Tras ser interrogado y torturado, Cruz fue regresado a una celda ocupada por otros dos granjeros de la regi�n Pantasma que lo conoc�an. Aquellos dos m�s tarde fueron liberados, pero Cruz fue ejecutado junto con otros tres prisioneros en abril de 1983. La ejecuci�n fue ordenada por el Subcomandante Javier L�pez Lowerli, el Delegado MINT en la Regi�n IV, y tuvo la aprobaci�n del Viceministro Lu�s Carri�n.

 

L�pez busc� aprobaci�n porque no ten�a un caso legal contra Cruz y quer�a aplicar "medidas especiales". En noviembre de 1983 Baldiz�n investig� el caso debido a la solicitud de informaci�n de varios grupos de derechos humanos. El resultado de su investigaci�n fue presentado al Ministro del Interior en diciembre de 1983, pero no se tomaron acciones posteriores.

 

- Durante 1983 fuerzas EPS y DGSE llevaron a cabo una campa�a para contrarrestar los efectos de las actividades guerrilleras anti-gubernamentales en los departamentos Jinotega y Matagalpa. M�s de 300 granjeros sospechosos de haber colaborados con los contra-revolucionarios fueron ejecutados por personal DGSE en las zonas Cua, Pantasma, Waslala y R�o Blanco.

 

Muchos miembros de las familias de los granjeros que fueron asesinados reportaron que sus familiares hab�an "desaparecido" a la Comisi�n Permanente  de Derechos Humanos no gubernamental (CPDH) y a la Comisi�n Inter-Americana de Derechos Humanos (IACHR) de la Organizaci�n de Estados Americanos que publicaron listas de los nombres de la gente que hab�a desaparecido en la regi�n.

 

Residentes de los dos Departamentos continuaron quej�ndose y manifestando su descontento al gobierno. Esto, combinado con presi�n del CPDH y de IACHR, hizo que Borge ordenara una investigaci�n de la oficina de Baldiz�n. Los investigadores informaron en junio de 1984 que m�s de 300 granjeros hab�an sido ejecutados y que en el 80% de los casos la ejecuci�n fue propuesta por el Sub-Comandante Javier L�pez Lowerli, el Delegado MINT en la Regi�n IV, que pidi� y recibi� permiso para aplicar "medidas especiales" del Viceministro Lu�s Carri�n.

 

Los investigadores tambi�n encontraron que el Comandante Guerrillero Alonso Porras, el Jefe Pol�tico del FSLN en la Regi�n, el Comandante EPS en Matagalpa Javier Carri�n, y Wilfredo Barreto, el delegado de gobierno en la regi�n IV, tambi�n estuvieron involucrados en las ejecuciones.

 

Borge orden� la creaci�n de una oficina de fiscal especial para la Regi�n IV que tomara acciones legales para satisfacer las quejas. La oficina, sin embargo, s�lo puso cargos contra el Teniente Segundo EPS Rodr�guez y tres funcionarios DGSE. Los tres jefes regionales principalmente responsables por las ejecuciones (Porras, L�pez y Barreto) fueron simplemente transferidos a otras regiones.

 

Los cuatro funcionarios que recibieron cargos fueron liberados poco despu�s, y Rodr�guez, aunque hab�a recibido una sentencia de c�rcel, fue enviado a estudiar a Bulgaria. El gobierno nicarag�ense continu� tomando acciones para mantener control sobre la regi�n y forz� a cientos de familias rurales a abandonar sus hogares, ganado y tierras cultivadas en las monta�as de Jinotega para irse a zonas de reasentamiento designadas.

 

Aunque la gente en la zona afectada sab�a sobre los asesinatos, esto no se hizo p�blico en el resto de Nicaragua porque el gobierno censur� toda publicaci�n que reportase la matanza.

 

- Al final de 1984, residentes de algunas comunidades monta�esas de los Departamentos Jinotega y Matagalpa reportaron la existencia de cementerios clandestinos a la oficina especial del fiscal. Los investigadores enviados a la zona encontraron esos cementerios en La Sompopera, municipalidad de El Cua; en el vecindario de Pantasma, y en un lugar llamado Cascajera en la municipalidad de Rancho Grande. Los investigadores concluyeron que esos cementerios fueron usados para enterrar v�ctimas de "medidas especiales".

 

- Durante el testimonio de 9 de octubre de 1985 a la Casa Subcomit� sobre Derechos Humanos, se pregunt� a Baldiz�n sobre abusos de derechos humanos que se hab�a informado que cometieron la oposici�n armada nicarag�ense, o los Contras. �l dijo que de lo que hab�a visto durante su trabajo los contras no ten�an una pol�tica de cometer abusos mientras que los Sandinistas s�.

 

Dijo que cuando ocurrieron los abusos de los Contras parec�an ser motivados por venganza. Agreg� que en algunas instancias los civiles que acompa�aban convoys militares fueron atrapados en una emboscada y se reportaron como abusos. �l estim� entonces que por cada abuso de Contras hab�a 10 cometidos por el gobierno.

 

Lo cierto es que el FSLN, con toda su carga de cr�menes especialmente en los 11 a�os de su represivo gobierno comunista (1979-1990), sigue funcionando hoy como un partido �respetable� en el pa�s que tanto da��. Y Daniel Ortega, el actual presidente del castigado pa�s, revolucionario comprometido primero y luego presidente tambi�n de Nicaragua entre 1985 y 1990[8] y por tanto participante y conocedor - como m�nimo - de muchas de las atrocidades ocurridas bajo su mandato, nunca ha sido juzgado ni remotamente castigado por estas razones.

 

Notas:

[1] Declaraciones de Baldiz�n en "Desertor describe r�gimen sangriento, corrupto". Peter Samuel. 12 de octubre de 1985.

[2] �Dentro del r�gimen sandinista: la perspectiva de un Investigador Especial�. U.S. Government Printing Office. Washington D.C. 20402.

[3] Ib�d.

[4] Declaraciones de Baldiz�n en "Desertor describe r�gimen sangriento, corrupto". Peter Samuel. 12 de octubre de 1985.

[5] Ib�d.

[6] Ib�d.

[7] Casos en �Dentro del r�gimen sandinista: la perspectiva de un Investigador Especial�. U.S. Government Printing Office. Washington D.C. 20402.

[8] Ya detenido en el temprano 1967 por asalto a un banco y actividades dentro del FSLN contra el gobierno de Somoza.
 

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