El enga�o
Tal como ya
hemos visto, desde el mismo
comienzo del gobierno de
ocupaci�n, se inici� la primera
ola de arrestos. Las c�rceles,
vaciadas de reincidentes,
criminales, agentes
bolcheviques, subversivos,
esp�as e ilegales, r�pidamente
se llenaron de patriotas letones
que eran considerados �enemigos
del pueblo�.
Entre ellos, los
antiguos polic�as letones fueron
arrestados por intentar mantener
orden en las calles de la
ciudad. Adem�s, todos los dem�s
letones que usaran un uniforme
tambi�n eran arrestados, como
soldados, guardias fronterizos y
otros vigilantes, o aquellos que
hab�an estado en posici�n de
supervisar en las anteriores
oficinas de gobierno as� como
jueces que intentaron que
prevaleciera la ley. Finalmente,
se agregar�an aquellos que
abierta y orgullosamente
anunciaron su filiaci�n a la
naci�n letona. Ir�nicamente, al
mismo tiempo, los bolcheviques
proclamaron la igualdad y
hermandad de naciones.
�No habr�
represalias�, promet�a el
r�gimen marioneta. Y lo repiti�
una y otra vez, porque el poder
intentaba establecer una
autoridad segura y recuperar la
confianza perdida del pueblo.
Pero en realidad iban en busca
del cumplimiento de una meta
contraria: destruir a todos los
que consideraban �elementos
da�inos�, cuya clasificaci�n era
muy amplia. Estos �elementos�
eran todas las mentes que
deseaban independizarse de quien
les somet�a.
�Las tierras
agr�colas, el ganado y el
inventario quedar�n intactos�,
dijeron. Pero aunque se crearon
nuevos esl�ganes y a�n mayores
promesas, nadie les crey�. Ni un
granjero imagin� que la
agricultura letona estar�a a
salvo del destino de las granjas
colectivizadas de la Uni�n
Sovi�tica. Y ante lo inevitable,
se dieron por vencidos.
Las
granjas fueron subdivididas para
dar a los trabajadores agr�colas
terrenos cada vez menores, hasta
llegar a las 10 hect�reas de
tierra a cada uno, y un ganado
m�nimo para asegurar que los
nuevos granjeros no
prosperar�an. Ese fue el per�odo
de transici�n a granjas kolj�s
(colectivas). As�, 10.140
granjeros (con sus familias)
fueron robados en sus tierras y
animales.
Se cre� la
Alianza de la Juventud Comunista
Letona con la tarea de
bolchevizar a la juventud local.
Para alcanzar el �xito, ten�an
que afectar el esp�ritu de los
j�venes desde la ni�ez, a trav�s
de la afiliaci�n forzada a la
organizaci�n de Pioneros.
La ola de
contradicciones, mentiras y
explotaci�n tambi�n llegar�a a
las f�bricas y empleados
administrativos. Ahora ten�an
que trabajar con planes poco
pr�cticos, metas y objetivos que
nunca podr�an alcanzar. El
movimiento Stakhanov cre� una
fiebre artificial de aumentar
las cuotas de producci�n,
competencias entre f�bricas y
firmas �para mejorar la
eficiencia�. En realidad se
trataba de un m�todo para lograr
que los trabajadores se forzaran
el doble del tiempo en lugar de
ocho horas. Este movimiento
dren� y explot� totalmente la
energ�a de la gente.
Simult�neamente,
para destruir el esp�ritu del
pueblo, los bolcheviques minaron
el apoyo de la econom�a y vida
material de la naci�n. Los
depositantes perdieron los
ahorros de su vida en los bancos
y uniones crediticias. Y para
agregar da�o a la miseria, las
casas fueron repose�das, la
industria y el transporte
nacionalizados, las tierras de
granja tomadas para colectivos y
las herramientas de comercio,
equipamiento y muebles tambi�n
ser�an nacionalizados.
Ir�nicamente,
todo el programa fue llamado
�una lucha por un futuro mejor,
una lucha por los ideales de
Marx, Engels, Lenin y Stalin�.
Pero ese �futuro mejor� jam�s
lleg�. Al igual que en los otros
pa�ses b�lticos (y toda la Uni�n
Sovi�tica), las carencias de
suministros b�sicos eran muy
frecuentes. Tal como en Letonia,
a�n en la d�cada de 1980 la
gente apenas pod�a acceder a una
raci�n de 150 gramos de pan cada
d�a (lo mismo que daban en los
campos de prisioneros), 200
gramos de mantequilla al mes,
400 gramos de fideos y 600
gramos de caf� cada tres meses,
que les permit�a tomar una taza
por semana.