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EL TERROR ROJO

 

 

INVESTIGACIONES | Alerta 360 Internacional

 

Letonia: cruenta ocupaci�n
Por Cynthia Caden
�ltima modificaci�n: 24 de agosto de 2011 | Descargar completo en formato PDF

 

Tabla de contenidos
1. Introducci�n
2. Historia
3. El enga�o
4. Colectivizaciones
5. Las extensas deportaciones
6. Represi�n
7. Destrucci�n cultural y rusificaci�n
8. Persecuci�n religiosa

9. La contaminaci�n
10. Conclusi�n
11. Bibliograf�a relacionada

 
  1  2  3  4  5  6  7  8  9  10  11 

 

Represi�n

 

Cuando se estableci� el poder comunista se hizo necesario tener colaboradores y guardias leales. Ya estaba operativo el Servicio del Instituto de Asistencia Policial "P.D.". Con pocas excepciones, estaba conformado por lo peor de la sociedad: ladrones y tramposos[1]. Esta instituci�n se convertir�a despu�s en la Milicia Popular. A muchos criminales empedernidos se les confi� la organizaci�n y supervisi�n de estas instituciones.

 

La organizaci�n de la Guardia de Trabajadores y la Milicia Popular, estaba en manos de un hombre con largo registro criminal llamado Izak Bucinskis.

 

Los deberes de la polic�a fueron asumidos por la reci�n fundada Milicia Popular, aunque su primera tarea indudablemente no era luchar contra el crimen. Ese concepto perdi� su significado cuando los criminales fueron librados de prisi�n, y se les entreg� la direcci�n del establecimiento de seguridad. Los milicianos dominaron la punter�a, por si deb�an enfrentar a sus propios compatriotas. Con dificultades para leer y escribir, controlaban documentos de identidad en busca de enemigos del nuevo r�gimen[2].

 

Los trabajadores recibieron armas y fundaron los Guardias de Trabajadores. Entre ellos hab�a mujeres, con el entendimiento que no cejar�an en la ejecuci�n de sus funciones.

 

Para disipar sospechas, muchos trabajadores se unieron a la Guardia, incluso cuando no ten�an conexi�n con los bolcheviques. Para justificar la existencia de la guardia armada, los bolcheviques inventaron historias de horror sobre sabotaje. Los guardias cuidaban las f�bricas contra fantasmas imaginarios[3].

 

Desde un principio se crearon tribunales para castigar a "traidores del pueblo". Los traidores inclu�an no s�lo a oponentes activos de la sovietizaci�n, sino tambi�n a todos aquellos que no hab�an estado a la altura de los deberes pol�ticos y econ�micos.

 

Las represiones se manifestaron como directas (arrestos, deportaciones al lejano oriente de la Uni�n Sovi�tica, asesinatos) e indirectas (despidos, represalias de naturaleza econ�mica y hostigamiento).

 

Las represiones sovi�ticas eran ejecutadas por el Comisariato Popular de Asuntos Internos (NKVD) y el Comisariato del Pueblo para Seguridad del Estado (NKGB), que fue creado a inicios de 1941. Estas instituciones represivas todav�a son llamadas por el nombre de su primer Cheka, fundada en diciembre de 1917 y conocida en Occidente por su m�s reciente abreviaci�n, KGB (Comit� de Seguridad del Estado).

 

La Cheka serv�a para "neutralizar" a aquellos considerados "elementos antisovi�ticos". Hac�a uso de una amplia red de informantes. Para legalizar la persecuci�n, nuevas leyes les dieron incluso poder retroactivo.

 

El Comisario del Pueblo de Letonia RSS, Ministro de Seguridad del Estado, Semion Shustin, y el Comisario del Pueblo para Asuntos Internos, Alfons Noviks, ten�an poder ilimitado y arbitrario para hacer cumplir decisiones del Partido Comunista. La firma de uno de ellos era suficiente para una sentencia de muerte[4].

 

Los arrestos comenzaron el 5 de agosto de 1940. De acuerdo al Art�culo 58 del C�digo Criminal de 1926 de Rusia Sovi�tica, cualquiera pod�a ser acusado de "actividades antisovi�ticas", cr�menes "contrarrevolucionarios" o de ser "desleal al r�gimen sovi�tico".

 

El NKVD ten�a en su comando una red extensa de agentes cuyos informes fueron trabajados por especialistas. Todas las prisiones estaban bajo el control de la polic�a secreta, que ten�a a su disposici�n unidades militares especiales. Incluso la milicia, la Guardia Obrera, los miembros y candidatos del Partido Bolchevique, miembros de la Juventud Comunista y el resto de las organizaciones de partido auxiliares ten�an que obedecer las �rdenes e instrucciones del NKVD.

 

Un edificio en la zona central de Riga, por ejemplo, se convirti� en el cuartel general del NKVD. En noviembre de 1940 en la planta baja y s�tanos de este edificio fueron remodelados para convertirlos en una prisi�n especial para interrogatorio, y provistos con celdas de 80x80 cm. llamadas "perreras" (en ruso "sobachniki"), donde los prisioneros no pod�an estar de pie ni acostarse. Despu�s de todo tipo de torturas el reo era metido en estas celdas para "recuperarse" hasta que fuera sometido nuevamente a interrogatorio, que sol�a comenzar tarde en el atardecer y durar toda la noche con el prop�sito de forzar la confusi�n del prisionero.

 

Para obtener confesiones falsas de gente inocente, los interrogatorios y torturas pod�an durar semanas. Las sentencias comunes eran muerte o largos t�rminos de prisi�n bajo condiciones inhumanas, en especial en el Gulag.

 

Los archivos de la KGB contienen informaci�n de 7.292 personas que s�lo durante la ocupaci�n de 1940-41[5] fueron arrestados y sentenciados (antes de la gran deportaci�n de junio de 1941) por �luchar contra el movimiento revolucionario y la clase trabajadora�[6]. De ellos 980 personas fueron ejecutadas y enterradas en ocho fosas comunes. El resto fue enviado a campos siberianos. M�s tarde lleg� la primera gran deportaci�n de junio de 1941 de la cual hemos hablado:

 

�El impacto del pueblo let�n fue terrible. Tras el 14 de junio la gente ten�a miedo de permanecer en casa. Muchos pasaban la noche con conocidos en lugares distantes o hu�an a los bosques. La emoci�n prevaleciente era la desesperaci�n. Una parte macabra era que las autoridades fing�an que nada hab�a pasado. Los diarios no conten�an nada de las deportaciones, nadie ten�a ninguna informaci�n de aquellos que hab�an desaparecido, no hab�a a d�nde ir para conseguir ayuda o informaci�n. El mundo estaba en silencio�[7].

 

Es l�gico que despu�s de estas terribles experiencias, antes de la segunda ocupaci�n sovi�tica en el oto�o de 1944, unos 217.000 refugiados huyeran aterrorizados hacia Occidente, esto es, el 12% de la poblaci�n. Muchos perdieron sus vidas en el Mar B�ltico, y otros fueron bombardeados, junto con sus carretas tiradas por caballos.

 

Un n�mero considerable fue capturado y obligado a regresar para esperar castigo por su "deslealtad"[8]. Entre 120.000 y 150.000 refugiados letones fueron los que consiguieron asentarse en Occidente[9]. Casi todos huyeron hacia Alemania. Miles murieron durante su huida. Suecia recibi� cerca de 5.000 de estos refugiados.

 

Entre asesinatos, deportaciones y hu�das, Letonia perder�a en poco tiempo a toda su elite, l�deres cultos, pr�speros, educados, pol�ticamente activos y espirituales. Solamente entre los refugiados a Occidente hab�an 627 miembros del plantel universitario, 564 m�dicos, 766 ingenieros, 336 cl�rigos y 52 escritores. Un erudito let�n ha estimado que el 70% de los escritores, artistas, m�sicos y actores de su pa�s ya hab�an huido hacia Europa Occidental en 1945[10].

 

Esperaban regresar pronto a su hogar; cre�an que Occidente insistir�a en la restauraci�n de la independencia de los Pa�ses B�lticos. Muy pocos pudieron volver, aunque estuvieron bajo fuerte presi�n para hacerlo.

 

La ocupaci�n y sovietizaci�n ocurrida en ese tiempo da�aron a la sociedad de muchas formas. Aquellos que huyeron a Occidente se convirtieron en no-personas, de quienes no se pod�a o�r nada en la Letonia sovi�tica, al menos nada ver�dico. Era peligroso recibir correspondencia de ellos. Y por su parte, aquellos que fueron enviados a Siberia eran "traidores a su pa�s", as� que era dif�cil mantener contacto con ellos tambi�n[11].

 

Durante la reocupaci�n sovi�tica de 1944-45, otras 18.438 personas fueron prontamente arrestadas[12].

 

En total, alrededor de 139.700 personas fueron deportadas de Letonia durante el gobierno de Stalin. Durante toda la era comunista 51.973 letones fueron arrestados y de acuerdo a la poco fiable informaci�n oficial s�lo 1.986 de ellos fueron ejecutados. Esta cifra no concuerda ni con el inicio de las atrocidades descubiertas en todas las investigaciones serias realizadas al respecto.

 

El n�mero total de v�ctimas conocidas del genocidio comunista en Letonia - arrestados, ejecutados y deportados - ser�a de 191.673 personas. El n�mero real, sin embargo, probablemente fue superior porque no todos los arrestos, ejecuciones y deportaciones fueron registrados y archivados. Adem�s, muchos letones fueron asesinados en Rusia, pero nadie sabe el n�mero exacto. Y a esto se agrega que durante la �Gran Purga�, alrededor de 70.000 fueron golpeados por la ola de terror de 1937-39 y m�s de 25.000 de ellos fueron asesinados[13].

 

S�lo entre 1945 y 1953, 119.000 personas fueron reprimidas en la rep�blica. Entre ellas, 26.500 fueron arrestadas por las instituciones del anterior Ministerio de Seguridad del Estado. 2.321 fueron ejecutados como bandidos. Las instituciones de la milicia y el Departamento del Procurador afectaron grave y directamente a 46.350 personas s�lo en ese lapso.

 

Notas:

[1] Lo mismo que hab�a ocurrido en otros pa�ses, como Espa�a.

[2] "Letonia: A�o de horror". Paula Kovalevskis, Oskars Noritis y Mikelis Goppers, Editores, Riga. Zelta Abele Publisher. 1942.

[3] Algo similar a la psicosis creada en Albania contra enemigos inexistentes.

[4] "Ocupaci�n de Letonia. Tres ocupaciones: 1940-1991. Tomas sovi�ticas y nazis y sus consecuencias". Fundaci�n del Museo de Ocupaci�n. Riga. 2004.

[5] La Cruz Roja pudo reunir estad�sticas incompletas sobre 7.20 letones arrestados y sentenciados en ese per�odo.

[6] "Tratando con cr�menes de guerra y genocidio cometidos en territorio let�n". Ministerio de Asuntos Extranjeros de la Rep�blica de Letonia. 12 de junio de 2001.

[7] "Letonia y la historia del pueblo let�n". Agnis Balodis (historiador let�n). Lettiska Nationella Fonden, Estocolmo. 1990. p�g. 359.

[8] "Letonia: el per�odo sovi�tico". Walter R. Iwaskiw, ed. Letonia: Estudio de un pa�s". Washington: GPO para la Biblioteca del Congreso. 1995.

[9] Informaci�n de Mirdza Kate Baltais y Valters Nollendofs. Parte de esos letones eran antiguos trabajadore forzados y pressos KZ. Alexander Berkis escribe que hubo al menos 134.000 refugiados pol�ticos letones en 1947, una gran mayor�a de ellos en Alemania Occidental, "y este es un estimado m�nimo". Berkis 2001. En Yalta, febrero de 1945, americanos, brit�nicos y rusos firmaron un acuerdo secreto sobre prisioneros de guerra liberados y civiles. "Ciudadanos sovi�ticos" (seg�n la interpretaci�n de Mosc�, los b�lticos tambien estaban incluidos) ser�an mantenidos en campos separados hasta que pudieran regresar a oficiales sovi�ticos, que eran admitidos libremente en los campos, donde la propaganda hostil estaba prohibida. Los ciudadanos sovi�ticos eran "sujetos a repatriacion sin importar sus deseos personales". B�lticos y ucranianos no fueron forzados a regresar m�s, pero en los campos de refugiados de Alemania Occidental, los letones fueron influenciados y presionados a regresar. La mayor�a sin embargo se rehus� y prefiri� esperar en condiciones inciertas y dif�ciles por a�os a tener trabajo en alg�n pa�s occidental. ("Historia y cultura letona". Mela, Marjo & Vaba, Lembit (ed.). Helsinki: Rozentals-seura. 2005. p�g. 98)

[10] "DPs. Europe�s Displaced Persons". Wyman, Mark. Ithaca: Cornell University Press. 1998. p�g. 162.

[11] "El caso de Letonia: campa�as de desinformaci�n contra una peque�a naci�n". Jukka Rislakki. Ed. Rodopi. Amsterdam-Nueva York. 2008.

[12] "Tratando con cr�menes de guerra y genocidio cometidos en territorio let�n". Ministerio de Asuntos Extranjeros de la Rep�blica de Letonia. 12 de junio de 2001.

[13] Las cifras fueron expresadas en marzo de 1999 por Kaspars Ozolins en la embajada letona en Estocolmo.
 

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