Colectivizaciones
El 22 de junio
de 1940 los parlamentos de los
tres Pa�ses B�lticos pasaron las
resoluciones iniciales sobre la
nacionalizaci�n de tierra,
seguidas por un proyecto de ley
de reforma agraria una semana
despu�s. Inicialmente, un m�ximo
de 30 hect�reas de tierra pod�an
ser usadas por una familia. Este
espacio ser�a reducido una vez
m�s, durante la segunda
ocupaci�n sovi�tica, a 15-20
hect�reas, y finalmente a 10.
Cualquiera que
tuviese m�s terreno ser�a
catalogado como enemigo del
Estado. Bas�ndose en la
propiedad de tierra en 1935, el
40% de los granjeros letones y
sus familias fueron puestos en
esta categor�a y destinados a
deportaci�n. Dado que la
econom�a era predominantemente
agr�cola tras la independencia,
esto signific� la eliminaci�n de
la mayor�a de la clase campesina
letona.
El Partido
Comunista, sin embargo, sostuvo
repetidamente que la
colectivizaci�n no ocurrir�a a
la fuerza, sino mas bien
voluntariamente y por el
ejemplo. Como ya hemos visto,
una cosa era el mensaje oficial,
y otra los hechos. Esto se
repet�a una y otra vez en cada
pa�s bajo su poder.
Para obligar a
la colectivizaci�n de forma
indirecta se impusieron altos
impuestos a los productores y se
dio apoyo gubernamental a las
nuevas granjas. Pero despu�s de
1945 el Partido dej� esta
pol�tica porque a pesar de la
coerci�n econ�mica no estaba
obteniendo los resultados
esperados. Los letones estaban
acostumbrados a las propiedades
individuales (viensetas). Para
muchos agricultores, las
parcelas que hab�an obtenido por
las reformas del per�odo de
entreguerras fueron las primeras
que sus familias hab�an pose�do
alguna vez. Adem�s, llegaban
terribles noticias al campo de
la dureza de la vida de las
granjas colectivas en otras
zonas de la Uni�n Sovi�tica, y
nadie quer�a caer en la misma
desgracia.
La
presi�n proveniente de Mosc� a
favor de la colectivizaci�n
continu� y las autoridades de la
Rep�blica Socialista Sovi�tica
de Letonia procuraron esforzarse
m�s en reducir el n�mero de
agricultores con propiedades
individuales (etiquetados como
kulaks
o budzi) por medio de impuestos
a�n m�s altos y la requisa de
productos agr�colas para uso
estatal.
El primer kolj�s
fue establecido reci�n en
noviembre de 1946 y, para 1948,
solo 617 kolj�si hab�an sido
creados, integrando a 13.814
granjas, que era apenas el 12,6%
del total. El proceso todav�a
era visto como muy lento para lo
que se pretend�a y en marzo de
1949 se identificaron a las
familias e individuos que
deportar�an de varios puntos a
lo largo de la Uni�n Sovi�tica
con el fin de forzar ya
abiertamente el resultado
deseado por los comunistas.
Tras estas
deportaciones, efectivamente el
ritmo de la colectivizaci�n se
aceler�, a la vez que una
avalancha de agricultores
temerosos se precipit� hacia los
kolj�si. En dos semanas, 1.740
nuevos kolj�si fueron
establecidos y, para fines de
1950, solo el 4,5% de las
granjas letonas siguieron
estando fuera de las unidades
colectivizadas; alrededor de
226.900 granjas pertenec�an a
colectivos, de las cuales
exist�an aproximadamente 14.700.
La vida rural
cambi�: los movimientos diarios
de los agricultores fueron
dictados por planes, decisiones
y cuotas formuladas en otra
parte y entregadas a trav�s de
una jerarqu�a intermediaria
no-agr�cola.
Los nuevos
kolj�si, sobre todo los m�s
peque�os, estaban mal equipados
y eran pobres. Al principio
pagaban a los agricultores una
vez por a�o en especies y, luego
en efectivo, pero los salarios
eran muy bajos y a veces los
agricultores no eran pagados en
absoluto o incluso terminaban
debiendo dinero a los kolj�si.
Los
agricultores todav�a ten�an
peque�as porciones de tierra (no
mayores de media hect�rea)
alrededor de sus casas, donde
cultivaban alimentos para ellos
mismos. Junto con la
colectivizaci�n, el gobierno
intent� desarraigar la costumbre
de vivir en granjas
individuales, trasladando a la
gente hacia los pueblos; sin
embargo, este proceso fracas�
debido a la carencia de dinero,
porque los sovi�ticos hab�an
planificado trasladar tambi�n
las casas.