Se trata nada m�s y nada menos,
a�n con sus variantes, del
�ltimo pa�s estalinista del
mundo. La muerte de Kim Jong-il
ha dejado al mando a su tercer
hijo, Kim Jong-un, a quien tanto
Rusia como China � y en especial
esta �ltima - se han apresurado
a confirmar su apoyo, junto a
las demostraciones de cercana
condolencia de los presidentes
de Ir�n y Venezuela.
"Kim Jong-un es un gran l�der de
la Rep�blica Popular Democr�tica
de Corea, as� como un buen amigo
del pueblo chino, que ha
contribuido mucho en el
desarrollo del socialismo",
dijo el portavoz del Ministerio
de Asuntos Exteriores chino Liu
Weimin.
Amnist�a Internacional, a dos
d�as de la muerte del anterior
l�der, ha dicho que la misma es
una oportunidad de mejorar
"el historial catastr�fico en
derechos humanos" de Corea
del Norte, si bien teme que su
sucesor muy probablemente
intensifique la represi�n,
basando esta posibilidad en que
en el �ltimo a�o las autoridades
del r�gimen comunista han
ejecutado o enviado a campos de
internamiento "posiblemente a
cientos" de personas vistas
como una amenaza para la
sucesi�n de Kim Jong-un quien,
por cierto, ha sido formado por
las pol�ticas de su padre desde
la infancia.
Con el mismo fin intimidatorio
se ha lanzado un misil a pocas
horas del deceso, con la obvia
intenci�n de demostrar que no se
ha perdido poder ni es menos
temible el pa�s por este forzoso
cambio de mando.
Sam Zafiri, responsable del �rea
Asia Pac�fico de la mencionada
organizaci�n humanitaria ha
dicho al respecto: "Nuestra
informaci�n del �ltimo a�o
indica que Kim Jong-un y sus
partidarios tratar�n de
consolidar el nuevo mandato
intensificando la represi�n y
aplastando cualquier posibilidad
de disentir".
De hecho, ya se perfila el culto
personalista de los antecesores
en el comentario del presentador
del funeral en la televisi�n
nacional: �Todos los miembros
del partido, personal del
Ej�rcito y p�blico deben seguir
fielmente el liderazgo del
camarada Kim Jong-un y proteger
y reforzar a�n m�s el frente
unificado del partido, el
ej�rcito y el p�blico�.
�Significar� esto el sugerente
adelanto de una mayor represi�n
a�n que la ya intolerablemente
sufrida por el pueblo norcoreano
hasta ahora?
Corea del Norte ha visto la
destrucci�n directa de la vida
de m�s de 5 millones de
personas, si nos ce�imos a los
estimados m�s conservadores y
sin considerar los �ltimos
acontecimientos.
Entre ejecuciones, hambrunas
provocadas o no aliviadas,
brutales encarcelamientos y
huidas fomentadas por la miseria
y el hambre, el pa�s tuvo al
menos esa cantidad de v�ctimas
directas. Y en ese c�lculo no se
contabilizan las cantidades muy
superiores de desnutridos, de
reprimidos y extorsionados a
trav�s de sus empleos y medios
de supervivencia, y a la
totalidad de la poblaci�n
sometida a un escrutinio y
represi�n constante de uno de
los mayores estados
policialescos y aislados del
mundo.