Los norcoreanos sufren casi
total supresi�n de sus derechos
de libertad de expresi�n,
asociaci�n e informaci�n. No hay
prensa libre en Corea del Norte.
Las nuevas historias en la radio
oficial y los programas
televisivos son fuertemente
censurados.
Los periodistas extranjeros
encuentran severas restricciones
de acceso dentro de Corea del
Norte. Son constantemente
acompa�ados por "nodrizas
oficiales" durante su visita y
no pueden entrevistar
directamente a los ciudadanos
comunes. Igual que en el caso de
los observadores de ONGs
extranjeras no pueden tener sus
traductores propios; s�lo se
permite la compa��a de los que
son impuestos oficialmente por
el gobierno y que determinan as�
la informaci�n que reciben.
La
prensa dom�stica raramente ha
informado algo espec�fico sobre
la hambruna y subsiguiente
crisis en Corea del Norte. El
gobierno ha distribuido todos
los equipos de radio y
televisi�n con que cuenta el
pueblo, o los ha registrado si
contaban con alguno. Proh�be
tambi�n alterarlos para poder
recibir programas de otras
naciones. Aquellos descubiertos
escuchando programas extranjeros
han sido detenidos y
sentenciados a largas penas de
c�rcel.
Los testimonios indican
claramente que los norcoreanos
que poseen radios o televisi�n
suelen ser monitoreados para
asegurarse de que no escuchan
programas surcoreanos o chinos,
o ven programas televisivos
extranjeros "ilegales".
De
acuerdo a un testimonio:
"Hab�an tres canales: el Chosun
Central TV; el canal de
educaci�n y Cultura y el
Mansudae Broadcasting. Para
tener una TV y radio, uno deb�a
registrarla con las autoridades.
Las autoridades ven�an y
chequeaban si uno ten�a el canal
correcto. Los guardias manten�an
un ojo sobre aquellos que
pose�an radios o TV o si
escuchaban programas de afuera.
Las personas que viv�an en mi
pueblo cerca de China o�an
noticias de viajeros; pero
aquellos que no viv�an cerca de
la frontera no ten�an idea del
mundo exterior. La TV, radio y
diarios no escriben acerca de
las ejecuciones p�blicas o sobre
el mundo exterior".
Otro
testimonio cont� que la
informaci�n era estrictamente
controlada en Pyongyang tambi�n:
"Si uno quer�a poseer una
radio, deb�a registrarla con el
SSA. La radio era sintonizada en
estaciones norcoreanas. Mi
padre, que ten�a una radio, fue
reportado a las autoridades por
sintonizar ocasionalmente y
escuchar programas surcoreanos y
chinos. Fue convocado por las
autoridades e interrogado por la
polic�a. El control sobre los
medios era tal que no hab�a
forma de saber lo que estaba
pasando en el mundo; yo ten�a la
impresi�n de que Se�l estaba
llena de mendigos en las calles".
Reporteros Sin Fronteras, por su
parte, denuncia en su p�gina web:
�En una pel�cula
propagand�stica, difundida en
uno de los pocos sitios de
Internet favorables al r�gimen
norcoreano, se presenta a Kim
Jong-il como el inspirador
directo de los periodistas. Se
le ve dando �rdenes a reporteros
y corrigiendo editoriales. El
comentario se inflama
describiendo al �jefe l�der�
como alguien que ha impulsado la
�revoluci�n de los medios de
comunicaci�n populares�.
�Durante toda la noche, si es
necesario, da su opini�n sobre
los art�culos y las fotograf�as.
Gu�a a los medios de
comunicaci�n en su misi�n, que
es la promoci�n de la ideolog�a
del �trepador� (esp�ritu de
independencia). As�, la radio
emite con entusiasmo lo que el
Partido de los Trabajadores
hace. �Con los medios de
comunicaci�n puestos bajo la
direcci�n de Kim Jong Il, el
pa�s sigue triunfando�, cuenta
la voz en off�.
Los medios norcoreanos son el
instrumento preferido para el
culto a la personalidad, que ha
hecho de Kim Jong-il, un �h�roe
del socialismo�. Paranoico y
enamorado del lujo, Kim Jong-il
prohibi� que los medios de
comunicaci�n norcoreanos
mencionaran la hambruna que mat�
a millones de personas en los
a�os 90. Todos los d�as, las
actividades del �jefe l�der�
aparec�an en la apertura de los
informativos televisados y en
primera p�gina de las
publicaciones. Un error
ortogr�fico en su nombre, o una
simple observaci�n negativa de
su recorrido, o su pol�tica,
pod�an llevar al infortunado
autor a uno de los campos de
reeducaci�n ideol�gica
instalados en el pa�s.
En 2007 Kim Jong-il conden� con
virulencia las �influencias
extranjeras� encaminadas a
�desestabilizar� el r�gimen.
Orden� a las fuerzas de
seguridad que impidieran la
entrada en el territorio de
cintas de v�deo, publicaciones,
tel�fonos y CD�s extranjeros�.