Corea del Norte ha estado
operando campos de prisioneros
desde 1947.
Aunque el r�gimen de Kim Jong Il
ha negado su existencia, y los
observadores extranjeros no
tienen acceso a ellos,
suficientes personas han
escapado de Corea del Norte en
a�os recientes para proveer de
testimonios sustanciales acerca
de las condiciones dentro del
pa�s, e incluso en los campos de
prisioneros. Unos cuantos han
contado sus historias a los
comit�s del Congreso de los
Estados Unidos, algunos han
publicado libros y docenas han
dado entrevistas. Finalmente,
investigadores de trayectoria
han reunido esa informaci�n y
adquirido nueva utilizando
tecnolog�a satelital, entre
otros medios.
Se sabe, entonces, que la
situaci�n ya cr�tica de los
disidentes pol�ticos empeor� en
Corea del Norte cuando Kim Jong
Il comenz� a temer que el
colapso comunista de 1989 en
Europa se extendiera a su
gobierno. Junto al aumento de su
inseguridad, aument� el n�mero
de prisioneros pol�ticos en las
c�rceles norcoreanas.
Adem�s de secuestrar a los
individuos acusados, el
Departamento de Seguridad del
Estado tambi�n detiene hasta
tres generaciones de miembros de
la familia del acusado,
incluyendo la madre, hermanos,
hijos y nietos. Se cree que esta
pr�ctica comenz� con la
proclamaci�n de 1972 de Kim Il
Sung: "facciosos o enemigos
de clase, quienes sean, su
semilla debe ser eliminada por
tres generaciones".
Al igual que el prisionero
pol�tico acusado, los miembros
de la familia no tienen
garantizado un juicio, motivo
por el cual algunos han llamado
secuestro al acto de privaci�n
de libertad ejercido por el
gobierno. Lo que suele suceder
es que los recogen y transportan
a prisiones pol�ticas sin
recibir ninguna informaci�n como
cu�ndo - si alguna vez - ser�n
liberados.
En el pasado, la Rep�blica
Popular Democr�tica de Corea ha
estado tambi�n involucrada en
secuestro de ciudadanos
extranjeros. En 2002, Kim Jong
Il reconoci� al Primer Ministro
japon�s Koizumi la relaci�n de
"instituciones especiales" de su
Rep�blica en el secuestro de
ciudadanos japoneses entre 1977
y 1983, y dijo que aquellos
responsables hab�an sido
castigados. Mientras cinco
v�ctimas sobrevivientes y sus
familias han podido huir de
Corea del Norte y retornar a
Jap�n en octubre de 2002, 12
casos m�s permanecieron sin
resolver y continuar�an siendo
un problema mayor en las
relaciones entre Corea del Norte
y Jap�n.
En octubre de 2005, Corea del
Norte reconoci� por primera vez
haber secuestrado ciudadanos de
Corea del Sur en d�cadas
anteriores, diciendo que varios
de los secuestrados todav�a
estaban vivos. En junio de 2006
permitieron a Kim Young Nam, un
surcoreano secuestrado por el
norte en 1978, participar en una
reuni�n familiar.
Como
est� claro, el gobierno detiene
y encarcela personas a voluntad.
Han habido personas
"desaparecidas", sacadas de sus
casas y enviadas directamente a
campos de prisioneros. El
Ministerio de Seguridad P�blica
decide qui�n ser� castigado y el
Ministerio de Seguridad del
Estado decide cu�l ser� la pena.
En ocasiones el acusado tiene
representaci�n, pero el papel
principal del abogado es
persuadir al acusado de que
confiese.
El impresionante reporte
titulado "El Gulag escondido:
exponiendo los campos prisi�n de
Corea del Norte" re�ne los
testimonios de 30 norcoreanos
que han experimentado la vida en
prisi�n, algunos como
prisioneros y otros como
guardias. Fue compilado por un
veterano investigador de
derechos humanos, David Hawk,
quien trabaj� documentando
eventos dram�ticos como el
genocidio camboyano en la d�cada
de 1970 y la matanza de Rwanda
en la d�cada de 1990.
Este
informe arroja luz sobre dos
frases coreanas que definen los
dos principales niveles del
sistema de campos de prisioneros
y merecen ser aprendidos en
Occidente, como una vez tuvimos
que absorber el t�rmino gulag
para comprender el sistema
sovi�tico. La primera expresi�n
es kwan-li-so, cuya traducci�n
es "colonias de trabajo para
prisioneros pol�ticos", en
las cuales los ofensores
pol�ticos son sentenciados de
por vida incluso sin juicio, sin
recurso, a veces con tres
generaciones de sus familiares
como ya dijimos, y a veces sin
que siquiera sepan por qu� est�n
all�. Hay seis o siete de esas
kwan-li-so, enclaves de enorme
extensi�n de los cuales casi
nadie regresa nunca,
y en los cuales - explica el Sr.
Hawk, "la caracter�stica m�s
prominente de la vida d�a a d�a
en el campo-c�rcel de trabajo es
la combinaci�n de raciones de
alimentos por debajo de la
subsistencia y un trabajo muy
duro".
La otra frase es kyo-hwa-so, que
significa "campos-prisi�n de
trabajo de largo plazo", en
los cuales son sentenciados
tanto ofensores pol�ticos como
criminales comunes por t�rminos
espec�ficos de tiempo y hay
cierta pretensi�n de
"reeducaci�n a trav�s del
trabajo". Pero en esos
campos, cuenta este informe,
"la p�rdida de la vida ocurre en
tan alto n�mero que muchos de
los kyo-hwa-so son percibidos
por los prisioneros como campos
de muerte en los que esperan
morir antes de completar su
sentencia". M�s all� de eso,
hay centros de detenci�n
especial - especialmente brutal
- para norcoreanos forzadamente
repatriados despu�s de intentar
huir hacia China, y devueltos
para sufrir las consecuencias de
su �traici�n�.
Peor que todo lo mencionado -
como dice en el informe - es la
lista de historias que detallan
el asesinato rutinario de beb�s
nacidos de prisioneras, como lo
contaron ocho testigos por
separado. Un com�n denominador
es que cuando las mujeres
embarazadas son forzadamente
repatriadas despu�s de huir
hacia China, es pol�tica
asesinar a sus reci�n nacidos,
porque pueden haber sido hijos
de hombres chinos. Una historia
incluso describe detalles
macabros de beb�s golpeados en
el suelo hasta morir, con sus
madres obligadas a mirarlo.
En
otra entrevista, una
ex-prisionera, abuela de 66 a�os
identificada como "detenida
n�mero 24" para proteger a sus
familiares que tal vez a�n est�n
vivos en Corea del Norte,
describe haber sido asignada
para ayudar en el parto de beb�s
que eran luego arrojados de
inmediato en cajas pl�sticas
para que muriesen all�.
Por otra parte, como ya dijimos
antes los prisioneros reciben
s�lo el nivel de comida que
impide su muerte por hambre a la
vez que son forzados a realizar
trabajos agotadoramente largos y
fuertes. Es esta combinaci�n la
que convierte en general a los
campos de trabajo en verdaderos
campos de muerte.
La pr�ctica de producir hambre
entre los prisioneros es un
mecanismo para "mantener
control sobre los reclusos".
Por ejemplo, los prisioneros
reciben una cuota estricta y con
frecuencia irreal de trabajo
diario. Si fallan en cumplir esa
cuota, ven a�n m�s reducidas sus
raciones de comida. Esto obliga
a los prisioneros a trabajar
tanto como puedan para evitar
las reducciones de comida. Como
las raciones son igualmente
insuficientes, las enfermedades
y muerte causada por
desnutrici�n son muy comunes en
los campos.
Un
ex carcelero inform� que en
Campo Prisi�n Nro. 22 (que ten�a
alrededor de 50.000
prisioneros), 1.500 a 2.000
mor�an s�lo de desnutrici�n y
enfermedades relacionadas cada
a�o.
Ese mismo guardia declar� que la
mayor�a de los que mor�an eran
ni�os, que eran retenidos all� a
pesar de su juventud,
indefensi�n y total inocencia.
Para
asegurarse de que los
prisioneros se mantengan a un
nivel cercano a la muerte por
hambre, los intentos de obtener
comida no autorizada, incluso
malas hierbas, son castigados
con golpes y ejecuci�n.
La
pr�ctica del hambre de
prisioneros constituye por s�
misma una exterminaci�n porque
es "la imposici�n intencional
de condiciones de vida, entre
otras cosas, la privaci�n de
acceso a comida... calculada
para destruir una parte de la
poblaci�n".
No
siendo suficiente con ello,
obligan a los reclusos,
incluyendo una vez m�s y por
desgracia a los ni�os, a
realizar trabajos demandantes y
peligrosos en los campos de
prisioneros. Las condiciones de
trabajo carcelarias llevan a un
20 a 25% de la fuerza laboral a
muerte por exceso de trabajo
cada a�o.
Los trabajos incluyen: miner�a,
cortes de madera, producci�n
agr�cola y costura. Adem�s de
las muertes, muchos prisioneros
terminan amputados o
discapacitados por accidentes
debidos, en general, a que las
condiciones en que les ponen no
tienen ning�n tipo de
protecci�n.
El
trabajo forzado constituye
"esclavitud" porque el gobierno
de Corea del Norte est�
"ejerciendo los poderes unidos
al derecho de propiedad sobre
una persona", forzando a los
prisioneros a trabajar bajo
condiciones peligrosas,
reducidos a un estado de
servilismo.
Adem�s del trabajo forzado y el
hambre, el gobierno norcoreano
usa sistem�ticamente la tortura
para interrogar prisioneros como
castigo en las prisiones
pol�ticas. Los presos pol�ticos
son torturados primero cuando
son detenidos, en un esfuerzo
por hacerlos "confesar"
al mejor estilo estalinista y
chino. Una vez puestos en el
campo, con frecuencia vuelven a
ser torturados como castigo.
Muchos informaron que los
guardias golpean tan
terriblemente que han visto
salirse los ojos de la v�ctima,
o quedar expuestos sus huesos.
Tambi�n son puestos en
confinamiento solitario en
recintos muy peque�os. Una de
sus variantes es la "caja del
sudor", una celda tan peque�a
que una persona no puede pararse
bien ni recostarse dentro. Un
prisionero encerrado all� no
tiene permitido moverse y casi
no recibe comida, sobreviviendo
con la ingesti�n de los insectos
que entran en la caja.
Los prisioneros con frecuencia
se congelan y sus cuerpos quedan
cubiertos de llagas.
Soon Ok Lee, prisionera de la
c�rcel Kaechon en Corea del
Norte por siete a�os, public�
sus memorias y testific� sobre
su experiencia ante el Congreso
de Estados Unidos. Su historia
da un ejemplo claro de la vida
que llevan los as� recluidos. La
informaci�n aqu� vertida es de
"Una sobreviviente: 7 a�os de
tortura en un campo de
prisioneros en Corea del Norte".
All� cuenta que fue encarcelada
por siete a�os en el campo de
lavado cerebral pol�tico Kaechon
en la provincia Pyungbuk.
Permaneci� all� desde 1987 hasta
enero de 1993. Al ingresar ten�a
39 a�os. Hab�a trabajado hasta
entonces en una oficina de
suministros, y era gerente
general. Fue recluida porque la
econom�a norcoreana estaba en
recesi�n y el suministro de
materiales no estaba en buenas
condiciones. Leamos un extracto
de sus propias palabras:
"En la Prisi�n Kaechon hab�a m�s
de 6.000 prisioneros. Todos
ellos eran prisioneros pol�ticos
y eran tratados como bestias. Y
los guardias de la prisi�n
dec�an a los prisioneros,
�Ustedes no son seres humanos.
Deben pensar que son bestias; de
otra forma no sobrevivir�n�.
No todos los reclusos estaban
ideol�gicamente en contra del
gobierno - simplemente eran
miserables por la falta de
comida, y cuando pronunciaron
una palabra de queja, se
consider� que representaban un
problema ideol�gico.
Entre los casi 7.000 prisioneros
hab�a alrededor de 2.000 esposas
cuyos hijos estaban en casa, y
despu�s de un mes de mi vida en
la c�rcel vi que las ejecutaban
p�blicamente.
Vi a una joven esposa que ten�a
ni�os de 5 y 7 a�os. La vi
forzada a venir a la c�rcel, y
ella gritaba: �tengo hijos pero
yo he sido encarcelada, y mi
esposo fue encarcelado, y ahora
los ni�os morir�n de hambre en
casa�. Y vi c�mo la ejecutaron,
en frente de los 6.000
prisioneros. Hab�a seis verdugos
con tres balas cada uno.
Disparar�an 18 tiros al coraz�n.
Nosotros no �ramos prisioneros
de guerra y no �ramos enemigos,
pero ejecutaron a una madre de
ni�os de esa manera.
En la prisi�n hab�a muchos
cristianos. Y desde la Guerra
Coreana - en Corea la llaman
Guerra del 25 de junio - el
enemigo n�mero uno es Dios. Kim
Il Sung odiaba a Dios por sobre
todo.
Entre 1956 y 1963 muchos
cristianos fueron encarcelados,
y el resto de sus familias
fueron encarceladas en otras
c�rceles para familias.
En la Prisi�n Kaechon, yo cre�a
en Dios y fui pateada por los
guardias, y ten�a que trabajar
en la f�brica de herrajes. Ese
tipo de trabajo se hace bajo una
alta temperatura, y mi columna
vertebral comenz� a encogerse. Y
mi altura pas� a ser de 120-130
cent�metros. Era tratada como un
animal. Mi espalda se curv� como
una pelota de f�tbol, la
distancia entre mi coraz�n y
est�mago se estrech�, y mis
hombros estaban pegados a los
huesos. Parec�a como un animal
extra�o.
Me sent�a como si tuviese dos
cabezas, porque el hueso de mis
hombros sobresal�a demasiado.
Sent� que me hab�a convertido en
un extraterrestre, no en un ser
humano de este mundo. Era
tratada como una bestia, como
una esclava.
Fui golpeada con una correa de
cuero de 10 cent�metros de ancho
y 1,5 metros de largo. Y fue
pateada con botas. Y me convert�
en un extra�o animal.
Experiment� esa atrocidad
durante mi vida de prisionera.
Por siete a�os s�lo tuve 100
gramos de ma�z para cada comida.
No ten�a otra comida. Ni
siquiera una vez. Una torta de
ma�z de 100 gramos. Y me daban
una peque�a taza de agua salada.
Si alguien no cumpl�a su deber
diario, entonces la porci�n
ser�a de la mitad: 50 gramos.
Era simplemente una prisionera
bajo la dictadura. Bajo esa
dictadura no podemos decir nada
y no podemos sonre�r, no podemos
mostrar l�grimas ni caminar
libremente, y �ramos forzados a
ir al ba�o s�lo tres veces al
d�a. No puedo creer que
sobreviviera ante ese control,
incluso controlando mis
funciones f�sicas y bajo la
presi�n de rifles y cuchillos.
Qued� realmente impactada cuando
Kim Il Sung estaba vivo y trat�
de fabricar armas bioqu�micas.
La prueba no era en animales
sino en seres humanos, �porque
nuestro enemigo no es un animal,
sino un ser humano�. Esas eran
las instrucciones de Kim Jong Il,
y ellos las probaban en
prisioneros en lugar de
animales. Vi muchas pobres
v�ctimas. Cientos de personas se
convirtieron en v�ctimas de
pruebas bioqu�micas.
En
esa c�rcel hab�a 6.000
prisioneros, y hay un total de
200.000 prisioneros pol�ticos
en Corea del Norte. En el tiempo
de mi encarcelamiento vi m�s de
2.000 esposas y mujeres
embarazadas. Y hay una ley de
que los prisioneros pol�ticos no
contin�en su descendencia, por
tres generaciones. Para
detenerlas, entonces, fueron
forzadas a abortar a sus ni�os.
Pusieron agua salada en el
vientre de las mujeres con una
larga jeringa, para matar al
beb�, incluso si la mujer estaba
de ocho o nueve meses de
embarazo. Y entonces, en
ocasiones nace un ni�o vivo, y
entonces si eso ocurre los
guardias patean al beb� hasta
matarlo. Vi a un beb� que
lloraba con dolor. Nunca lo
olvidar�.
Una vez tomaron a 50 personas de
nuestro grupo, las pusieron en
un auditorio y les dieron un
pedazo de repollo coreano
hervido, y tan pronto como se lo
comieron, sali� sangre de sus
bocas y anos. Y murieron. Vi que
en 20 o 30 minutos murieron de
esa forma en ese lugar. Viendo
esa escena enloquec�. �Era
realidad o una pesadilla?
Durante 1990, �91 y �92 trataron
m�s estrictamente a los
cristianos. Fueron enviados a un
lugar de trabajo separado. En
ese tiempo, 30 prisioneros
fueron pateados por las botas de
los guardias. Luego les tiraron
agua hirviendo encima. No hay
otro infierno como el de Corea
del Norte.
Experimentamos malnutrici�n, y
cuando alcanz�bamos el tercer
grado de desnutrici�n - la peor
condici�n - cuando tom�bamos
agua o com�amos pan, sal�a por
el ano inmediatamente.
En la c�rcel hab�a ratas. All�
se hac�an bienes de cuero, as�
que hay muchas ratas. Cuando
pod�amos atrapar una rata,
pens�bamos que era un d�a
afortunado. Si nos encontraban
atrap�ndolas, �ramos puestos en
celdas de confinamiento
solitario. No pod�amos cocinar
la rata, as� que la com�amos
cruda. Cuando come un pedazo de
pan y agua salada y pasa un a�o
as�, el ser humano pierde el
sentido del gusto. Pod�amos
comernos las ratas sin sentir el
sabor.
Cuando estuve all�, hab�a 24
campos de prisi�n. Despu�s de
eso se redujo el n�mero a la
mitad. Sin embargo, hay 200.000
prisioneros y en otro tipo de
prisiones otros 200.000. Un
total de 400.000 prisioneros.
Todos los norcoreanos saben que
hay c�rceles, e incluso ni�os de
tres a�os saben que hay c�rceles
y cuando lloran se les dice:
"ser�s enviado a un campo de
prisi�n", y dejan de llorar. La
gente es muy cuidadosa de
expresar su opini�n, incluso una
palabra, porque no saben cu�ndo
ser� capturada y encarcelada si
dice algo incorrecto�.
Por
su parte, Shin Dong-hyuk
dice que fue torturado y vio a
su madre ahorcada y su hermano
disparado a muerte. A pesar de
que escap� al Sur, ha encontrado
gran dificultad para aprender a
vivir simplemente una vida
normal all�.
Su testimonio comienza con la
historia de su nacimiento en el
campo Nro. 14, de padres cuya
uni�n fue arreglada por guardias
de prisi�n. Como premio por su
excelente trabajo como mec�nico,
su padre recibi� a la mujer que
ser�a su madre. Shin vivi� con
ella hasta que tuvo 12 a�os,
cuando lo sacaron para enviarlo
a trabajar con otros ni�os.
Shin describi� el com�n y casi
rutinario salvajismo del campo:
la violaci�n de su sobrina por
guardias de prisi�n y los golpes
hasta morir de una ni�a que fue
encontrada con cinco granos de
trigo no autorizado en su
bolsillo. �l mismo una vez
encontr� tres granos de ma�z en
un mont�n de esti�rcol de vaca,
los recogi�, limpi� con la manga
y se los comi�. "As� de
miserable como puede parecer,
ese fue un d�a de suerte",
dijo.
Kwon Hyok, un ex agente de
inteligencia norcoreana, termin�
persuadi�ndose de desertar hacia
el sur y finalmente relatar�a
los horrores que vio en el campo
en el cual trabajaba.
Explic� que "en Corea del
Norte los prisioneros pol�ticos
son aquellos que dicen o hacen
algo contra el presidente muerto
Kim Il Sung, o su hijo Kim Jong
Il. Pero tambi�n est� incluida
una amplia red de parientes".
La tortura, dijo, era una
rutina. "Los prisioneros eran
como cerdos o perros. Pod�as
matarlos sin preocuparte de si
viv�an o mor�an". Luego
describi� la tortura del agua,
la de colgarlos, la caja de
encierro y c�mo �l mismo orden�
ejecuciones p�blicas en el
campo, no s�lo para los que
trataban de escapar sino tambi�n
para toda su familia y las
familias de sus vecinos,
llegando a ejecutar a 31
miembros de cinco familias por
el �crimen� de uno de ellos.
Cont� tambi�n que hab�a
presenciado experimentos
qu�micos sobre prisioneros
pol�ticos en cuartos construidos
especialmente en el campo.
Varios gases diferentes,
incluyendo a uno que llam�
Vinyla, relacionado con la fibra
artificial Vinalon. Describi�
las instalaciones- cuartos de
vidrio dentro de otra sala mayor
- sellados y con una ventanilla
de ventilaci�n por donde entraba
el gas. Por encima hab�a una
galer�a de observaci�n donde los
cient�ficos contemplaban la
agon�a de sus v�ctimas.
"La escena m�s inolvidable que
recuerdo fue cuando vi a toda
una familia morir. Fueron
metidos en el cuarto y los vi
sofocarse a todos hasta la
muerte. La �ltima persona en
morir fue el hijo m�s peque�o
que estaba llorando por sus
padres hasta que muri�".
Luego explic� que las v�ctimas
m�s j�venes de estos
experimentos eran ni�os y los
mayores estaban en su sexta
d�cada de vida. Eran escogidos
por otros y llevados al cuarto
para ser desnudados y recibir el
"tratamiento". Antes de su
ingreso se chequeaba que no
estuvieran enfermos.
Al
ser preguntado, "�qu� sent�a
usted al ver morir ni�os?",
su respuesta fue:
"No
sent�a simpat�a en absoluto
porque me hab�an ense�ado a
pensar que ellos eran todos
enemigos de nuestro pa�s y que
todos los problemas de nuestro
pa�s eran su culpa. As� que yo
sent�a que merec�an morir".